Cientos de personas paseamos a nuestros perros por distintas calles de la colonia, dos, tres, cuatro veces al día. No es difícil darse cuenta de lo útil que resultaría saber la ubicación de los depósitos públicos de basura más cercanos para ayudar a cumplir sin pretexto lo que indica el artículo 15 de la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México en referencia a tirar las heces de las mascotas.
Es por eso que ingresé una solicitud de información a la demarcación correspondiente pidiendo precisamente esa información. Días después recibí la respuesta: la autoridad declaró no saber cuántos eran ni dónde estaban los contendores de basura en la zona.
Además de una fallida rendición de cuentas, en este caso por parte de una Delegación en la Ciudad de México, la respuesta puso de manifiesto que la promoción de la cultura de preservación del medio ambiente, la atención de las necesidades de la comunidad y el respeto a la propia gobernanza no están del todo presentes en las líneas de acción y seguimiento de la institución, al menos cuando se habla de soluciones para la disposición de estos desechos. ¿Tiene que ver esto con la Responsabilidad Social (RS)? Totalmente.
La RS es un modelo de gestión anclado en macro temas que dan cuenta de su importancia al estar contenidos en ordenamientos internacionales como lo son el Pacto Mundial de las Naciones Unidad, la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.
Quisiera mostrar en próximas colaboraciones el grado de apropiación que tiene el paradigma de RS entre las autoridades mexicanas y lo beneficioso que podría ser su consideración para el sector público.
Los gobiernos pueden hacer mucho por la RS, sin embargo, en la mayoría de los países su tarea se ha reducido a la dimensión de acción consistente en elaborar y promulgar marcos normativos que promuevan acciones relacionadas con los distintos temas que abarca la RS. El gobierno mexicano, en consonancia con los compromisos suscritos en tratados internacionales como los mencionados, así lo ha hecho y en algunos casos los documentos resultan incluso vanguardistas a en el ámbito internacional.
No obstante, las instituciones públicas y sus dirigentes no parecen asumir que también tienen una segunda dimensión de acción a través de la cual pueden, activa y voluntariamente, contribuir con ejercicios plenos de gobernanza a mejorar las condiciones de los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente.
Imaginemos la fuerza de voluntariados generados a partir de los alrededor de 5 millones de personas que trabajan en los tres niveles de gobierno; cuántos servicios se podrían mejorar con la adopción de mejores políticas de gobernanza; el impacto en términos de medio ambiente de corresponsabilizar a las instituciones del mantenimiento de jardineras y áreas verdes en las cercanías de sus instalaciones; lo que cambiaría en la mente de la burocracia si percibieran que su trabajo es valorado y sus jefes consideran sistemáticamente sus ideas.
Así que en este espacio hablaré del potencial existente para mejorar su labor y su relación con los distintos grupos de interés (stakeholders) si el gobierno mexicano se decidiera a adoptar modelos de gestión y reporte basados en la RS. Asimismo, abordaré las acciones que en relación con la RS, de manera consciente o no, se llevan a cabo hoy en día en distintas instituciones públicas. De igual manera, expondré casos de éxito en otros países en que la RS ha sido adoptada en la esfera gubernamental.
Hay mucho por reflexionar y otro tanto por descubrir, pero sobre todo, espero que haya terreno para aprender, reconocer e impulsar y, quién sabe, quizá en unos años sabremos dónde está el bote de basura más cercano y ahí podremos tirar también las ideas que no ayudaban al bienestar de todos.
Le apasionan tres temas: el servicio público, la responsabilidad social y la comunicación, por lo que estudia constantemente su posible intersección.
Ha realizado producción, investigación, planeación estratégica y contribuido a la generación de diversos documentos de autorregulación durante los últimos 20 años en organismos públicos como el Instituto Mexicano de la Radio, el Canal del Congreso, el Instituto Federal de Telecomunicaciones y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.
Actualmente, también forma parte del Consejo Ciudadano de UAM Radio y asesora a empresas en materia de responsabilidad social.
Es maestro en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac y licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Intercontinental.
Linkedin: /alejandro-joseph-esteinou/
Estamos seguros que la transferencia de Responsabilidad Social (RS) es un gran motor que impulsa a la mejora económica y social en su desempeño, a nuestra enorme diversidad cultural, donde la integración de tecnología juegando un papel muy importante en todos nuestros entornos, uniendo la metodología científica, que genera normas y condiciones favorables, para lograra una función eficiente y congruente, logrando el balance entre la sociedad, la ecología y la economía, dando fortaleza a la sustentabilidad.