Bill Austin es un millonario que en cincuenta años ha construido una fortuna de aproximadamente mil 600 millones de dólares con Starkey Hearing Technologies, una empresa dedicada a fabricar aparatos auditivos en Estados Unidos.
Austin siempre destacó por trabajar casi sin parar y por vender productos innovadores como los aparatos personalizados para el oído. Tuvo clientes potenciales, entre ellos cinco presidentes, dos papas y la Madre Teresa de Calcuta.
Sin embargo, la visión del multimillonario fue más allá: su meta era ayudar a los más pobres del mundo a escuchar, por ello en aproximadamente doce años, ha viajado 25 días al mes con su organización sin fines de lucro y ha entregado aparatos a los pobres. El objetivo fue claro y es que 466 millones de personas en el mundo y un tercio de adultos mayores de 65 años, sufren pérdida auditiva.
Al ayudar, Bill se transformó. Pasó de ser un fabricante ambulante de dispositivos médicos a un ser un tipo multimillonario, cosmopolita y filántropo.
Al querer un mayor crecimiento Austin entró las operaciones de la empresa a uno de sus amigos que fue colaborador de la compañía que fue condenada por múltiples cargos de fraude y luego a un hijastro a quien han acusado de conducta sexual inapropiada.
Con ello, la empresa se ha venido abajo. No ha tenido éxito desde 2017 y está perdiendo mercado, el cual representa una quinta parte del mercado de aparatos auditivos de Estados Unidos.
466 millones de personas en el mundo y un tercio de adultos mayores de 65 años, sufren pérdida auditiva
De acuerdo con datos de Forbes, el multimillonario construyó una fortuna con dispositivos médicos y luego se embarcó en una cruzada para ayudar a escuchar a los pobres. Pero mientras él se reunía con estrellas de cine y personalidades del rock, su compañía descendía a un pozo negro de fraude, malversación y traición.
Según Paul Vaaler, profesor de derecho de la Universidad de Minnesota. “Ésta es una historia de fraude y malversación, pero también es una historia sobre un mal gobierno corporativo”.
Y es que desde que se separó de su tercera esposa, el multimillonario cayó en estrés y estuvo bajo presión.
Además de que sus competidores Widex y Oticon habían vencido al resto de la industria al introducir aparatos auditivos digitales en el mercado.
En 1992 alcanzaron su punto más alto al vender 200 millones de dólares, sin embargo, la separación dio lugar a una demanda que falló a favor de ella, otorgándole 62 millones de dólares. Por ello comenzó a buscar obtener un préstamo.
Según datos de Forbes, para 2006, Austin viajaba casi todo el tiempo por el trabajo de la fundación, aunque permaneció como CEO. La confianza de Austin en Jerry Ruzicka, su nuevo presidente, creció hasta el punto en que lo convirtió en fideicomisario de tres de sus fideicomisos personales.
El estado de Ruzicka se consolidó aún más con un lucrativo contrato de trabajo de diez años que expiraría en enero de 2016. Junto con su compensación anual de más de medio millón de dólares, más una bonificación por desempeño, Austin prometió pagar a Ruzicka el 10% del valor de mercado de Starkey en el evento de muerte o discapacidad de Austin, o si fusionaba o vendía Starkey.
Sin embargo, según cuenta Austin, él nunca revisó estados financieros, ni presupuestos ni auditorías.
“Si lo hiciera, si alguien alguna vez me entregara uno, no lo leería porque no sabría hacerlo”.
Así que tiempo después se dio cuenta que las cosas no eran como debían ser. Él oyó que Jerry Ruzicka estaba planeando comenzar con una nueva compañía en la industria en cuanto terminara su contrato. . Entonces Austin le pidió a Rob Duchscher, el director de Sistemas de Starkey, acceso a las cuentas de correo electrónico de Ruzicka y varios otros ejecutivos. Austin testificó que la búsqueda lo llevó a descubrir contratos de trabajo para ciertos empleados de Starkey que dijeron que Starkey les pagaría incluso si se fueran a trabajar para Ruzicka. “Parecía que estaba pagando por la nueva compañía al mismo tiempo que Starkey estaba siendo saboteada”. Austin despidió a Ruzicka ese día.
Con ello, ha perdido el equilibrio y ha caído del 24% al 16% en 2017, según un analista de Bernstein Research.
Según un analista de Bernstein Research. Según las encuestas de UBS realizadas a más de 2,600 audiólogos entre octubre de 2016 y diciembre de 2017, los aparatos Starkey fueron los más devueltos por los clientes.
Actualmente Austin posee un estimado del 93% de la empresa Starkey, el 7% restante es propiedad de los empleados a través de un plan de propiedad de acciones del empleado.
Starkey ha contratado a nuevos ejecutivos, incluido un jefe de operaciones de GE Healthcare y un jefe de tecnología de Intel. Planean lanzar una nueva línea de aparatos auditivos este verano que usarán sensores integrados para rastrear actividades físicas, al igual que los aparatos de Fitbit.