Los residuos plásticos han incrementado en los últimos años, a pesar de que varias empresas han hecho campañas para erradicarlo. Este incremento lo anticiparon varios expertos, tanto que hasta el periódico The Guardian dijo que en unos años tendríamos un mundo inabarcable de plástico desechado.
En un artículo publicado en ese diario, se explicó que en el mundo se compra cada minuto un millón de botellas, una cifra complicada de gestionar.
Por si fuera poco, The Guardian también mostró el despilfarro del plástico y compararon las botellas utilizadas en 2016. Dijeron que si éstas se colocaban en fila, se extenderían a “más de la mitad del camino al sol”. Es por eso que varios activistas están alarmados y comparan la situación como con el cambio climático.
Uno de los graduados de la Escuela Cantonal de Arte de Lausane de Suiza, Dimitri Nassisi, creó un sistema para ayudar a disminuir la desaforada compra de agua embotellada.
Dimitri Nassisi, egresado de la Escuela Cantonal de Arte de Lausane de Suiza, creó un sistema para ayudar a disminuir la desaforada compra de agua embotellada.
¿Cómo terminar con el despilfarro de plástico en el mundo?
Para Nassisi, se necesita reutilizar recipientes, así como cambiar costumbres. Por ello, propone un modelo de fuente para obtener agua potable. Y es que según él, la mayoría son pequeñas construcciones escasas, inactivas, deterioradas, feas y poco fiables.
En su proyecto, Nassisi explica que esto debe ser un mal común pues “en Suiza puedes encontrar algunas fuentes para beber, pero no creo que haya suficientes. El problema que vi a menudo es que eran discretas y la gente no sabía dónde encontrarlas”.
Aunado a ello, algunos han llegado a la conclusión de que las fuentes de agua potable en los parques no les conviene.
Por ello Nassisi quiere cambiar esta circunstancia con su proyecto llamado Drinking Hydrant. Con él, quiere multiplica los bebederos y también quiere que sean agradables para las personas que quieren consumir de él.
“Proporcionar más agua en las ciudades sería una manera de incitar a las personas a una manera más inteligente de consumo”.
Nassisi hace poco encontró una oportunidad de desarrollar su proyecto en una infraestructura ya establecida: las bocas de incendio.
“Están relacionadas con tuberías de agua limpia, toda la infraestructura tiene un tratamiento interno para garantizar la potabilidad y, además, podemos encontrar una boca de incendios en cada esquina”.
Ello requeriría instalar fuentes nuevas, puesto que la nueva estructura provee una salida para las mangueras de emergencias y, arriba, un sistema doble: un botón que pulsado hacia la derecha permite rellenar una botella y, hacia la izquierda, beber directamente.
El agua que sobre cae en un recipiente para que también los perros puedan aprovechar de esta instalación.
El individualismo ha sido tan potencializado que se puede ver en la compra masiva de agua embotellada. Según The Guardian, ahora uno se hace cargo de su propio medio de hidratación, “uno abre la mochila, desenrosca el tapón y se sirve a sí mismo”.
Sin embargo, Nassisi quiere volver a los tiempos donde el agua se obtenía al agacharse y sacar el líquido del pozo.
Por ello recuerda que a los pozos comunitarios se acudía por costumbre y porque la necesidad obligaba: no había agua en las casas y aquella era gratis.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. Ahora uno puede adquirir botellas en cualquier establecimiento, y aunque alguien prefiriera no comprar, es más difícil encontrar un bar o un quiosco que una fuente que funcione.
Con el diseño que Nassisi tiene, él ofrece una imagen de salubridad. Él espera que en un futuro se puedan ir cambiando las costumbres de consumo que son tan fáciles de ejercer.
