La diversidad en el ámbito laboral es el conjunto de acciones y principios que permiten a las empresas contratar e incluir a personas con condiciones distintas como colaboradores.
Se trata de un tema prioritario tanto para las empresas como para los gobiernos de todo el mundo. De acuerdo con Esther González, profesora y directora del Master de RRHH de EAE Business School, en un artículo de opinión para Forbes, la diversidad no se trata de la última moda en management ni una afirmación hueca.
Datos del informe de McKinsey llamado, “Delivering through diversity in the workplace” de 2017, afirma que las empresas con una mayor diversidad de género tienen una diferencia del beneficio económico del 21% y una creación de valor superior al 27%.
De la misma forma, la rentabilidad sube hasta un 33% en las empresas con mayor diversidad étnica, con un 43% de creación de valor. Sin embargo, la diversidad, sobre todo la de género, sigue siendo la asignatura pendiente.
Según la International Labor Organisation, la brecha laboral entre géneros se extiende al salario en absolutamente todos los niveles de ocupación y sectores (ILO Global Wage Report 2016/2017).
1 sería la medida de equidad perfecta entre hombres y mujeres en el trabajo. Norteamérica y Oceanía tiene un 0.75, Europa Occidental un 0.71. América Latina y El Caribe tiene un 0.64. Dentro de esta clasificación, la disparidad entre los países Latinoamericanos varía notablemente.
La diversidad no se trata de la última moda en management ni una afirmación hueca. Es un tema prioritario para las empresas y para los gobiernos.
Colombia, Perú o Ecuador superan la media latinoamericana en igualdad de género, México se sitúa entre los últimos puestos de la región, ocupando el puesto número 81 mundial en el Índice Global de Brecha de Género.
En el estudio publicado por EAE Business School llamado «Diversidad en la empresa y representación de minorías» se analizaron diversos datos en donde se refleja cómo en América Latina y El Caribe tan solo el 2% de los puestos en comités directivos estaban ocupados por mujeres.
De acuerdo con la autora, «a pesar de que la mayoría de mujeres tiene formación suficiente para acceder a estos puestos, el reparto desigual de las tareas del hogar en Latinoamérica hace que para la mujer sea mucho más complicado acceder a puestos de responsabilidad».
Sin embargo, no es el único obstáculo que hay para las mujeres que quieren tener un puesto directivo. Casi un 36% de las mujeres en Latinoamérica, frente al 27% de los hombres, afirmaron sentirse cuestionadas en su área de conocimiento y se vieron obligadas a demostrar más evidencias sobre sus competencias profesionales.
Se trata de una disparidad que se repite en varios países y es la causa de la baja representación de mujeres en puestos directivos.
El hecho de que haya muy pocas mujeres en la dirección de una empresa, podría ser la causa de la disparidad en la percepción de la profesionalidad de las trabajadoras.
En Google, por ejemplo, únicamente tiene 31% de mujeres en su plantilla, de las cuales un 25% desempeña funciones de liderazgo.
«Pero aunque gobiernos y empresas presentan constantemente planes para garantizar la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en la carrera profesional, la realidad es que todavía queda mucho camino por recorrer. La gestión de la diversidad no es sencilla, y las buenas intenciones se deben traducir en un trabajo conjunto entre gobiernos, instituciones y organizaciones empresariales para generar un ecosistema de medidas que aliente una integración laboral completa y real de las mujeres».