Con el fin de ofrecer alimentos más saludables y promover la protección de los animales, varias empresas se han unido a la iniciativa de utilizar solo huevo proveniente de gallinas libre de jaula en sus alimentos hacia el 2025.
Este cambio obligará a las empresas a modificar el esquema de producción de compañías avícolas y en consecuencia expandir sus costos, repercutiendo en los precios para el consumidor final.
En Chile, la producción de huevos de gallinas libres se duplicó en 2018, sin embargo queda mucho por hacer para que este mercado se consolide. La oferta de este tipo de huevos alcanza el 2% del total que son 76 millones de los 3 mil 800 que se comercializan al año.
Es ahí donde varias empresas abrieron sus propias líneas libres de jaulas, lo que supone un problema que salta a la vista ya que en Chile no existe una certificación donde se acredite que dichas gallinas realmente vivan bajo estándares mínimos de los sistemas cage free y free range.
Por esta razón, productores de este tipo de huevos han tenido que solicitar la certificación privada internacional llamada Certified Humane. Ello con el fin de hacer más transparente su producción y demostrar a cada consumidor que sí se cumplen con ciertas normas para el bienestar animal.
Patricio Kurte, gerente general de la Asociación de Huevos de Chile (ChileHuevos), dice que «lamentablemente como el tema es incipiente, todavía no está desarrollada una certificación ni fiscalización específica para los sistemas sin jaulas».
«Esto no es como en Europa donde hay un sistema de trazabilidad de los huevos, eso acá aún no existe y es un tema que debe desarrollarse», comentó Kurte y recalcó que dentro del gremio se creó un Comité de Producción Libre de Jaula cuyo objetivo es ir «generando consensos entre los productores para llegar a estándares que efectivamente den claridad a los consumidores de lo que están comprando, pero tanto en sistemas con jaulas como en los sin ellas».
«Ha habido una discusión en que se plantea que una gallina está mejor si tiene más espacio y eso no necesariamente es cierto. Hay varios estudios europeos que indican que no hay una distancia óptima, de hecho si están muy separadas tienden a atacarse y si están muy juntas también. Actualmente, más que ver distancias, tamaño y altura, lo que se apunta es a ver cómo esta el ave fisiológicamente y su comportamiento. Eso es lo que se chequea, independiente si está o no en jaula».
La visión es producir huevos con bienestar animal en cada sistema de producción.
En entrevista con Emol, Sandra Jerez, jefa del subdepartamento de Bienestar Animal del SAG, dice que a nivel nacional hay 400 funcionarios que están al pendiente de las acciones que debe cumplir con la logística y la normativa de los huevos de gallina libre.
¿Se alcanza a fiscalizar a las marcas que venden huevos en los supermercados?
«No, no se alcanza 100%. O sea, considerando la cantidad de empresas que hay en el universo pecuario, hay un número de establecimientos fiscalizables y, sobre ese número, hay un porcentaje que tiene efectivamente fiscalización más regular».
En esa línea, y considerando el vacío de la diferenciación de sistemas en la normativa, desde Jumbo (Cencosud) detallaron a Emol que cada vez que quiere ingresar un nuevo proveedor al supermercado es el Departamento de Control de Calidad de Proveedores el que evalúa y audita a la empresa según las Buenas Prácticas de Manufactura.
Así, en el caso de los huevos de gallinas libres, «se solicita la certificación» y «los productores deben justificar y demostrar este tipo de sellos a través de respaldos que acrediten esta condición».
Por su parte, María Jesús Errázurix dice que la producción de este tipo de huevos debería sobrepasar el 20% del total para que esto no se fiscalice de manera diferenciada.
«Sea una gallina u otro animal de industria, ellos sienten, y en este caso quieren poner su huevo en un lugar protegido. Es verdad que el huevo lo comemos igual, pero ese momento en que está produciendo hay que entregarle lo mínimo y ,sin caer en la emocionalidad, un sistema sin jaulas es lo mínimo. Estamos alimentándonos de animales, entonces respondamos con al menos unas cosas básicas, sin exagerar».
Para ella, «este es un producto nuevo en Chile entonces son los consumidores los responsables de exigir certificaciones. Pedir que sea una entidad fiscalizadora estatal es mucho para la etapa que está viviendo el producto».
«Yo veo que de todas maneras es algo probable de lograr, pero más a largo plazo, porque hoy Chile sigue siendo un país que tiene un PIB per cápita no muy alto y debe crecer esto para que el poder adquisitivo del consumidor pueda acceder a un producto más caro».