Tenemos una pregunta para ti: ¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el Met. Museum? Al parecer sí y esta lamentable respuesta resalta cómo el sexismo en el arte sigue predominando y ocupando las salas con el cuerpo femenino al descubierto.
El sexismo en el arte
Se calcula que solo el 5% en las secciones de Arte Moderno son mujeres y un 85% de los desnudos que decoran las paredes de las galerías son femeninos. Esta inequidad y sus variantes han impulsado que un grupo de mujeres se levanten y denuncien la falta de oportunidad y el sexismo en el arte.
A ellas se les conoce bajo el nombre de «Guerrilla Girls», y desde su formación en 1984, las integrantes se han encargado de exponer el sexismo y el racismo que existe en el mundo del arte, específicamente en Nueva York.
Para proteger su identidad, las integrantes utilizan mascaras de gorilas y asumen seudónimos de figuras femeninas, como la artista Frida Kahlo y la escritora Gertrude Stein.
Su formación se dio posterior a que en 1984 el Museo de Arte Moderno de Nueva York, expuso el trabajo de 169 artistas de los cuales menos del 10% eran mujeres.De acuerdo con “Guerilla Girls”, a pesar de la participación de las mujeres fue central en el arte experimental de 1970, su presencia en exposiciones y galerías tenia un porcentaje mínimo.
Una denuncia desnuda
Conscientes de todo este sexismo en el arte, Guerrilla Girls impulsó una campaña de carteles dirigida a museos, comerciantes, curadores, críticos y artistas a los que señalaban como culpables por la poca participación de las mujeres en el mundo del arte.
El cartel contiene una replica de la “Gran Odalisca” de Ingres, una imagen catalogada conocida dentro de la tradición iconográfica del desnudo femenino y que coloca al cuerpo de la mujer como un objeto de deseo y no más.
Solo que en la versión de las “Guerrilla Girls”, la “Gran Odalisca”, fue intervenida con una máscara de Gorila al igual que las integrantes de este grupo.
El cartel se convirtió en uno de los más irónicos pero no fue el único que compartieron. También crearon otro en donde colocan las “ventajas” de la mujer en el mundo del arte.
En él mencionan la condiciones de ser mujer artista como: trabajar sin la presión del éxito; tener la oportunidad de escoger entre tu carrera y la maternidad; ver tus ideas reflejadas en el trabajo de otros; estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será catalogado como femenino; ser incluida en versiones revisadas de la historia del arte; etc.
Las denuncias siguen
Guerrillas Girls, se han encargado de denunciar la discriminación racial pero, también se han enfocado en hablar sobre temas como el aborto, la violación, la pobreza o la guerra del golfo.
Para extender su lucha, se han aliado con organizaciones como Act Up. Además, escribieron dos libros, organizaron conferencias en museos y escuelas de todo el mundo, enviaron miles de cartas de denuncia y crearon premios ficticios que resaltan la discriminación y el sexismo en el mundo del arte
Con toda esta labor, “Guerrilla Girls”, buscan conseguir que los museos y galerías comenzaran a mostrar una imagen real de la historia del arte y del panorama actual de la industria, así como lograr que las galerías dejaran de ser solo un inventario de artistas masculinos.
Por otra parte, buscan compartir el hecho de que la esencia de la mujer muchas veces muestra escenarios realistas que suelen ser incómodos para aquellos críticos de arte que no aceptan ver la figura de una mujer amamantando pero si la de una en una pose erótica.
Reivindicar los derechos
Para 1999, Guerrilla Girls tomó una relevancia importante en el mundo del arte y en otros medios, así que decidieron crear una organización bajo el mismo nombre, aunque tiempo después se desintegraría por cuestiones de ideologías.
A pesar de ello, su activismo se posicionó como una alternativa a otros movimientos feministas que se estaban comenzando a formar durante esta década. Así que en este momento, las Guerrilla Girls no fueron las únicas en reivindicar los derechos que les seguían siendo negados a las mujeres.
Sin embargo, si marcaron una forma distinta de combatir la discriminación con ingenio, descaro y sobre todo mucha ironía que se convirtió en inspiración para muchas mujeres que se encuentran en la lucha contra la discriminación, el racismo, y más.
Hasta el momento, las integrantes se mantienen en el anonimato y siguen luchando bajo el papel de “vengadoras enmascaradas feministas”, su misión es utilizar el humor, la polémica y el escándalo como propaganda para hacer sonar su mensaje,
Su trabajo ha invadido desde mediados de 1980, diversos museos, y galerías como la Galería Nacional de Arte y más así como tratan de concientizar a los integrantes del mundo del arte sobre el sexismo existente en el medio.