Quizá unos lo hemos vivido y otros no: ver que nuestro compañero de trabajo está haciendo algo indebido o sin ética es una de las situaciones más incómodas que podemos pasar.
En nuestra mente vagan cientos de situaciones que pudieran suceder si levantamos la voz o nos quedamos callados, muchos, seguramente, prefieren hacer como si no pasara nada y guardar el secreto, pero ¿qué tan ético es esto?
De acuerdo con la opinión de Cecilia Durán para Forbes, «si expresar un desacuerdo es difícil, denunciar algo inapropiado es tan fácil como meter toda el agua del mar en un hoyito».
Quizá existan actos que no queremos pasar desapercibidos y por ello queremos levantar la voz, pero una vez que se encuentra el momento para hacerlo, se puede presentar una voz interior diciéndonos que no lo hagamos.
«Nos justificamos y nos damos una serie de razones y la verdad es que puede ser increíblemente difícil hablar en el momento. De hecho, la mayoría de las personas tienden a no actuar, y luego racionalizan su inacción».
¿Qué se puede hacer?
Según Celia hay que ser honestos con nosotros mismos. Ella habla sobre un ejemplo de Heidi Grant, psicóloga social que investiga, escribe y habla sobre la ciencia de la motivación y Khalil Smith, líder de práctica, diversidad e inclusión en el Instituto de Neuroliderazgo en UNC-Chapel Hill han estudiado el fenómeno de quienes ven algo inapropiado y sus reacciones.
«Lo cierto es que cerrar la boca es cómodo, pero el silencio puede reventarnos la cara y traernos más complicaciones o semejar complicidades».
Ellos recomiendan un método para abordar estos temas.
Primero: Hay que darse cuenta de lo que psicológicamente difícil que es denunciar una conducta inapropiada pues el dicho es sabio, «tanto peca el que mata a la vaca como el que le jala la pata». «Callar nos puede poner en una situación comprometida».
Segundo: Es importante trabajar en disminuir la amenaza social del que denuncia y generar credibilidad.
«Si bien existen diferencias individuales y culturales en cuanto a grado y expresión de cada dominio, todo el mundo necesita una sensación de estima dentro de un grupo, confianza en su experiencia de vida, libertad de elección, vínculos sociales y reciprocidad. Juntos forman la moneda común de la interacción interpersonal: las recompensas y las amenazas que enfrentamos cuando tratamos con otras personas.»
Tercero: Haz un plan. Al denunciar algún acto antiético lo peor que se puede hacer es improvisar.
Hay que empezar por identificar de antemano los tipos de situaciones que ocurren en su rol donde puede que necesite hablar. Por ejemplo, cuando observa que su gerente toma una decisión basada en información incompleta, o cuando ve una oportunidad para mejorar un servicio existente, o cuando es testigo de un colega que interrumpe a más miembros del equipo en las reuniones. A continuación, decida cómo va a manejar cada uno: ¿tendrá una conversación directa que desafía a otra persona, o tomar otra ruta? Si decides hablar, hay que imaginar cómo comenzaremos la conversación. Preparar los pasos es bueno tomar en cuenta todos los escenarios alternativos, eso que se conoce como plan if-then, es decir: Si veo esto, esto haré. Y con ese plan, puedes hablar con respeto e impacto.
No se trata de echar chisme o de meter «la cuchara» donde no, simplemente se trata de elevar la voz cuando es necesario, en los temas indicados y hacerlo en una forma adecuada para no tener daños. Lo que se busca es dar una solución.
