La corrupción es una mala práctica que cientos de personas practican no solo a nivel empresarial, sino a nivel sociedad. A pesar de las acciones que algunas empresas o gobiernos han hecho para evitarla, la lucha anticorrupción sigue siendo prioridad en varios países.
El año pasado, se publicaron los resultados del Índice de Percepción de Corrupción 2017 elaborado por Transparencia Internacional. En dicho informe se califica a 180 países y territorios basados en los niveles de corrupción por el sector público y utiliza una escala del 0 al 100, siendo 0 el más corrupto y 100 el más transparente.
México cayó seis lugares este año, ocupando la posición número 135 con una calificación de 29 puntos. Comparando sus resultados con el de otros países de América Latina, México se encuentra por debajo de Ecuador, el Salvador, Bolivia, Perú, Panamá, Colombia, Brasil y Argentina.
Algunas de las empresas ya están implementando medidas para evitar que la corrupción siga invadiendo sus corporativos, sin embargo, queda mucho por hacer.
De acuerdo con un especialista del Instituto Nacional de Ciencias Penales, Gabriel Palacios León, mientras que el 47% de las grandes empresas en México ya cuenta con áreas de cumplimiento o políticas anticorrupción, en las Pymes apenas el 5.0 por ciento lo tienen.
Políticas anticorrupción en las empresas; menos del 50% las tienen
Datos del especialista dicen que en los últimos tres años se aceleró en las grandes empresas la adopción y fortalecimiento de estructuras legales internas especializadas en medidas anticorrupción, conocidas como áreas de Compliance.
Según Palacios León, que explicó para 20minutos.es, «las empresas tomaron conciencia de Compliance cuando se promulgaron reformas en el Código Nacional de Procedimientos Penales en 2016.
«Por falta del cuidado interno de una empresa, una persona moral puede tener responsabilidad jurídica independientemente de la responsabilidad de la persona física».
Hay empresas en México, locales o multinacionales que cuentan con áreas y manuales robustos para este tema. «Aquí podemos apuntar como ejemplo a compañías como la alemana Siemens o de origen nacional como Cemex o Femsa».
Dichas empresas, según él, han diseñado esquemas óptimos para el cumplimiento normativo, desde lo laboral, hasta lo comercial y fiscal, mediante estrategias de vigilancia, supervisión y control hacia sus colaboradores. Con ello anticipan o impiden probables actos de corrupción.
El Compliance impone un gobierno corporativo dentro de una empresa que atiende no solo el cumplimiento hacia afuera con la normatividad o leyes locales, sino que también debe atender lo interno con reglamentaciones adecuadas. En su análisis, Palacios León describió que en la actual administración la lucha anticorrupción avance de forma significativa y esto implicará también que se adopten mejores prácticas por parte de las empresas.
Para que una empresa caiga en prácticas ilícitas que afectan el crecimiento de la misma, es necesario saber qué es una política de anticorrupción e implementar una cuanto antes.
Política anticorrupción
Una política de anticorrupción es un documento que socios y colaboradores deben de firmar y acatar. En este se establecen normas y medidas en caso de estar ante situaciones de soborno, ya sean gubernamentales o comerciales.
La política de anticorrupción debe ser aprobada por el consejo administrativo y preferentemente acompañarse de capacitación, principalmente a colaboradores que se desarrollen en áreas de contabilidad, finanzas, legal, compras y auditoría.
El cumplimiento de esta serie de normas debe de ser prioridad en el código de conducta de la empresa. Una vez creada la política de anticorrupción, los trabajadores de todos los niveles, sin excepción, deben de firmarla y acusar de enterados, al igual que cualquier colaborador que ingrese por primera vez.