A nadie le cabe duda que la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza y el planeta.
Para darle su justa dimensión al compromiso que la humanidad tenemos con la casa que por cientos de miles de años nos ha albergado, tras el impulso de políticos estadounidenses que comenzaban a poner el tema sobre la mesa, en 1970 se declaró al 22 de abril como el “Día Internacional de la Madre Tierra”, y en 1972 se llevó a cabo “La Cumbre de la Tierra de Estocolmo”, la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales en torno a la magnitud de los problemas ambientales globales.
Con motivo de la conmemoración de este día en 2019, Veolia -compañía global líder en el manejo eficiente del agua, residuos y energía-, nos da cuatro recomendaciones de acciones que todos podemos emprender, sobre todo en las grandes ciudades, y que muchas veces pasamos por alto, pues van más allá del no usar popotes o evitar el uso de aerosoles, entre otras sugerencias demasiado trivializadas:
Desconectar los cargadores cuando no se estén usando. Buena parte de la electricidad que llega a nuestros hogares se produce en centrales térmicas mediante la quema de combustibles fósiles como carbón o petróleo, lo que genera emisiones contaminantes (dióxido de carbono, CO2) que llegan a la atmósfera y favorecen al debilitamiento de la capa de ozono, que nos protege de agentes externos como los rayos ultravioleta del sol que afectan a la piel.
Uno de los consumos de electricidad que más realizamos diariamente es la recarga de celulares, tabletas, computadores portátiles, etc., y es muy común que tras llenar al 100% la batería dejemos el cargador conectado al enchufe, lo cual, aunque no lo parezca, sigue consumiendo energía. De acuerdo con la Comisión Europea (poder ejecutivo y legislativo de la Unión Europea), si el 10% de los usuarios de teléfono móvil en ese continente desconectaran el cargador mientras no lo usan, se ahorraría el recurso equivalente al consumo de 60,000 hogares en un año.
Transportarse en nuevas alternativas al auto. Dejar el auto por la bicicleta es una recomendación que se ha reiterado en los últimos años para reducir la generación personal de contaminantes. Para quienes no cuenten con una en casa, en las grandes urbes del país, empezando por la Ciudad de México, es posible rentar a través de aplicaciones móviles (apps) el servicio de bicicletas, scooters o motocicletas de bajo consumo de gasolina para realizar trayectos cortos o medianos. Además de garantizarte un momento de diversión y realizar algo de ejercicio, con ello contribuirás a cuidar a la Madre Tierra.
Bañarse optimizando el uso de agua. Es bien sabido que conforme pasan los años nos estamos acabando el agua que es posible emplear en actividades humanas, aunque el 71% de la superficie terrestre esté cubierta por ella. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una ducha de 10 minutos consumimos 200 litros de agua, demasiada para el aseo diario recomendado. Una buena sugerencia para garantizar su abasto es bañarnos en el menor tiempo posible y cerrar las llaves mientras nos enjabonemos; además, si colocamos a nuestro lado una o dos cubetas que capten el agua que cae de la regadera, podremos reaprovechar ese recurso para trapear o para circular los desechos del inodoro.
Depositar las pilas usadas en el lugar correcto. En una gran cantidad de negocios como los supermercados, es posible encontrar contenedores especiales para desechar las pilas cuya vida ha llegado a su fin; hay que usarlos realmente y no pasarlos por alto. Su importancia radica en que, en dado caso de que una pila no sea eliminada correctamente y llegue al mar, sus metales pesados (elementos químicos que por su alto peso molecular no se pueden destruir por procesos biodegradables en la naturaleza salvo que pasen entre 500 y 1,000 años) llegarían a contaminar hasta 3,000 litros de agua. Además, el mercurio que contienen es uno de los elementos químicos más tóxicos para el planeta.
Con estas fáciles acciones, es posible poner un granito de arena para garantizar una larga vida a la Madre Tierra. Todos tenemos en nuestras manos el compromiso de hacer de este planeta un mejor hogar para las próximas generaciones, pongamos manos a la obra.
Comunicado de prensa.