Jamás imaginamos que los diseños textiles de hace miles de años se pusieran de moda en el siglo XXI.
En diferentes regiones de México, por ejemplo, se comercializan telas con colores muy llamativos; cada región produce sus propios materiales, tales como tejidos, patrones, e incluso símbolos ancestrales.
Todo esto, forma parte de una tradicional cultura textil de los indígenas mexicanos, que por medio de este arte pueden expresar su identidad y cultura.
La tradición textil se está filtrando en el diseño contemporáneo, y a pesar de que ha ganado terreno, también ha provocado mucha controversia, ya que la han señalado como plagio.
Marcas como Louis Vuitton y Carolina Herrera han retomado estos patrones tradicionales y los han plasmado en sus líneas de producción.
Ante ello, el Presidente de México dijo que daría seguimiento al caso de plagio del estilo de telas y tejidos mexicanos que hace unas semanas presentó Carolina Herrera.
En una declaración sobre la situación, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dijo sobre el caso: “es lamentable, ya que constantemente se plagian diseños de las culturas indígenas de México. Ya se ha denunciado en otras ocasiones, pero lo está atendiendo la Secretaría de Cultura».
De acuerdo con la Secretaría de Cultura de México, hay una acusación en contra de la marca Carolina Herrera, por presunto plagio efectuado en su nueva colección Resort 2020, inspirada en la “riqueza cultural mexicana”.
Sin embargo, ante la polémica, las críticas y advertencia de AMLO, no se puede hacer nada de manera legal.
Plagio de diseños ancestrales; no existen mecanismos para evitarlo
Carlos Lara G, José Manuel Hermosillo y Juan Pablo Rojas de Artículo 27 SC, sociedad civil que realiza litigio estratégico en materia de cultura y derechos culturales dicen que la legislación contra el plagio no prevé prohibición, sanción ni remuneración: «nuestro Código Penal no alcanza a configurar un delito cuando estos casos se dan fuera del país y es necesario un nuevo marco jurídico en la materia”.
«No existe un mecanismo mediante el cual se pueda cobrar las regalías que exigen para las comunidades originarias, debido a la dificultad para precisar la titularidad de los derechos sobre los diseños en disputa; la delimitación territorial de las comunidades, etnias y regiones, o bien, por lo difícil que resultaría poder contar con un mecanismo mediante el cual logremos consensuar con cada comunidad un programa o política encaminada a desarrollar un comercio justo dentro del arte popular mexicano», dijo Carlos Lara G.
Para lograrlo, se necesita un marco jurídico; es necesario consultar a las comunidades originarias.
Propuestas
Los especialistas proponen que, de la mano de una reforma integral al capítulo de Culturas Populares, de la Ley Federal del Derecho de Autor, se conforme un fondo artesanal que reciba y administre los recursos por el aprovechamiento de los diseños se generen.
Lo anterior con la participación del área de Culturas Populares, FONART y el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.
“Es algo similar al Fondo Arqueológico creado hace poco más de 10 años, que tenía como propósito ir adquiriendo las propiedades cercanas a los sitios prehispánicos para incorporarlas a la administración del Estado”.
Cartas de la Secretaría de Cultura
Artículo 27 propone que se lleven los casos de plagio de Carolina Herrera y Louis Vuitton a la Corte Iberoamericana de Arbitraje y Mediación en Industrias Culturales, con sede en Colombia, para que designe a un par de mediadores que se den a la tarea de arbitrar y llegar a una solución.
“El tono y ánimo que manifiesta la Secretaría de Cultura en la carta enviada al representante de Louis Vuitton, al reconocer que México no está cerrado al diálogo con el mundo y quiere ampliar el intercambio y colaboración con las firmas que más han contribuido a la valoración de la artesanía como objeto de alto valor artístico y comercial, es también el espíritu de esta Corte. Se trata de llegar a un punto de acuerdo entre la empresa, el gobierno y las comunidades, a partir de la mediación y el arbitraje”, opinaron.
Alejandra Mora Velasco, directora del Centro de Textiles del Mundo Maya, museo privado auspiciado por Fomento Cultural Banamex y Fomento Social Banamex, dice que hay que tener cuidado al usar este tipo de diseños.
«Le debemos respeto a los pueblos, pero yo no creo que estas casas de moda tengan una mala intención al hacer uso de los diseños de las comunidades. Considero que es falta de conocimiento del origen de las cosas, de dónde vienen y qué representan”.
Respecto a que las marcas están lanzando diseños exactamente iguales a los de las comunidades indígenas, ella opina: «ahí sí, yo creo que no se vale, porque no hubo de parte de ellas un proceso creativo ni colaborativo”.
“No obstante, más que prohibirles el uso de esos diseños, les invitaría a que trabajen en colaboración con las comunidades de artesanos mexicanos; les saldrían unas piezas inmejorables”.
«Debemos ponernos a estudiar más el origen de las cosas y dedicarnos a promover y difundir el arte textil de todo el país, que es maravilloso y ahí México tiene mucho que ofrecerle al mundo”.
Para evitar esta situación, es importante que las marcas de lujo investiguen de dónde vienen sus diseños, ya que hacerlo forma parte de su responsabilidad social. Si ellas lo hacen y a pesar de ello no respetan, están faltando a un principio moral: la honestidad.
Por otro lado, realmente hay que verificar si se crearán las alianzas con los grupos indígenas para integrarlos en la cadena de valor para que se potencien los negocios sociales.
Mientras esta situación se resuelve, las otras marcas deben verla como un ejemplo para que ellas no caigan en lo mismo y puedan dañar su reputación.
El de la izquierda lo he visto en ponchos y manteles de restaurantes texmex