Hasta el año pasado más de 3 mil niños fueron separados de sus familias debido a que la administración de Donald Trump implementó la «Tolerancia Cero» hacia los inmigrantes.
A pesar de que en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes manifiesta en el artículo 84 que en ningún caso los niños o niñas podrán ser detenidos, retenidos o privados de su libertad.
Pressia Arifin-Cabo, Representante Adjunta de UNICEF en México, dice que se espera resolver la situación migratoria de estas personas, para que ellas continúen su paso por el país, ya que hasta el momento, «tienen condiciones muy similares a los de una cárcel y se ha detectado la presencia de infantes».
“En la estación migratoria en Tapachula, sí hay división entre hombres y mujeres, los niños están con mujeres, pero no hay en donde salir, no hay mucho espacio, los niños no pueden jugar, realizar actividades, ni ir a a la escuela; entonces no son condiciones apropiadas para los niños, además es una violación a sus derechos”, detalló Arifin-Cabo en entrevista con Forbes México.
Tan solo en los primeros cinco meses del año, se registró la entrada de 7 mil 944 migrantes, de los cuales 22 mil 263 son niñas, niños y adolescentes, es decir 29% de ellos, de acuerdo con datos del organismo y el Instituto Nacional de Migración (INM).
En México, las autoridades tienen la obligación de avisar al DIF o a la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, para que se realice una evaluación de sus necesidades y puedan ser canalizados a albergues en donde los reciban, e incluso buscar reunificarlos con sus familiares en caso de que no se encuentren acompañados.
“Estamos encontrando niños en estaciones migratorias que no deberían detener a los niños. Migrar no es un delito, es una falta administrativa y no hay por qué poner a los niños en estaciones migratorias”.
La mayoría de los niños y adolescentes que cruzan la frontera sur de México bajo una situación migratoria irregular, lo hacen para huir de la pobreza y violencia que existe en su país de origen, advirtió la integrante de Unicef.
“Hemos conocido historias de vida de los niños que quieren huir porque si se quedan en sus países pueden morir, hay amenazas de violación, de secuestro, y la única forma de sobrevivir es salir del país, por ese motivo, una de las cuestiones que más nos preocupa es cuando regresan a los niños a sus países”, apuntó.
No solo se trata de menores que habitaban en países de Centroamérica, en los limites fronterizos del país se está registrando la llegada de personas de origen africano y de oriente medio.
“La misma historia es con los extracontinentales, huyen por violencia, algunos toman el avión hasta Brasil y caminan hasta acá, toman el autobús y otros medios de transporte hasta llegar aquí”, detalló.
En los últimos meses, la Unicef se ha enfocado en la atención de niños migrantes, incluso ha puesto en marcha protocolos para apoyar al gobierno mexicano con el propósito de cuidar a los menores.
Es así como la Unicef trabaja de la mano con las autoridades de nuestro país, y en conjunto se encargan de determinar la situación de los menores. Son canalizados a “espacios amigables para la niñez”, en donde reciben apoyo psicológico y social, y son evaluados para saber si necesitan atención médica.
“Unicef está promoviendo este año los cuidados alternativos, estamos hablando de albergues con puertas abiertas, es decir, que los niños albergados ahí pueden asistir a la escuela, participar en actividades de la comunidad, jugar con otros niños fuera del albergue, y también tenemos familias de acogida. Chihuahua, por ejemplo, es un modelo excelente que ha funcionado bien en donde han trabajado con 25 familias que reciben niños hasta que finalmente pueden encontrar su familia”, detalló Arifin-Cabo.
