La reputación de Grupo México es cada vez peor. En los últimos años ha padecido varios incidentes provocando daños ambientales alrededor de sus complejos mineros.
Esto ha traído graves consecuencias, sobre todo en comunidades alrededor de los lugares dañados.
Un ejemplo es lo que sucede en la población que se encuentra a orilla de los ríos Bacanuchi y Sonora. Ahí se acostumbraba beber agua directamente del grifo, pero tras el incidente de Grupo México, ya no es así.
“Yo llegaba a la casa y me pegaba a la llave, era agua potable, de los pozos, sabía buena, fresca. Acá ni conocíamos los garrafones”, dice Óscar Encinas, habitante del municipio de Ures.
Ahora cada familia debe comprar casi 10 garrafones por semana. “Nos gastamos unos 960 pesos a la quincena, mínimo. Pero no solo usamos esa agua para tomar, también para cocinar. Mi esposa ya no cuece ni los frijoles con la de la llave, nos da desconfianza».
De acuerdo con Animal Político, las personas que viven en la zona han cambiado sus hábitos desde el 2014. En esa zona, justo en la mina Buenavista del Cobre, Grupo México almacenaba desechos tóxicos: 40 millones de litros de solución de sulfato de cobre.
Dichos tóxicos equivalen al de 12 albercas olímpicas completamente llenas. El derrame se catalogó como el peor desastre ambiental en la historia de la industria minera en México.
Los más afectados, han sido reconocidos tanto por Grupo México como por el gobierno, fueron más de 22 mil personas de siete municipios:
Arizpe, Banámichi, Huépac, Aconchi, San Felipe, Baviácora y Ures.
Pero la cantidad podría ser mayor, hasta un millón de personas, si es que la contaminación alcanzó la Presa El Molinito, que a su vez se conecta con la Presa Abelardo L. Rodríguez: principal fuente de agua de Hermosillo, la capital del estado de Sonora.
Tras el derrame, los afectados exigen una solución, ya que desde esa fecha se ven obligados a comprar agua a un costo muy alto.
“Se suponía que como parte de la remediación de los daños, Grupo México iba a instalar 36 plantas potabilizadoras de agua, una en cada pueblo afectado. Pusieron unas cuantas y no funcionan”, dice Elba Nidia Hurtado, habitante del Sauz, también en Ures, Sonora.
Ella confirma la incertidumbre que se vive en la región por el agua: “No da confianza usarla ni para bañarse. Hay familias que compran garrafones para asear a los niños chiquitos. Yo no puedo estar comprándola para mi aseo personal. Solo la compro para beber y cocinar. Pero ya tiene como un año que siento comezón en la piel. Me pongo crema o alcohol si es muy fuerte. Se me pasa por unos días y después regresa”.
PODER vs Grupo México
Fernanda Hopenhaym, codirectora ejecutiva de PODER, organización de la sociedad civil que le da acompañamiento legal a afectados por el derrame de Grupo México, afirma que a los pobladores no se les han realizado estudios para ver si hay tóxicos en su sangre.
“Por lo que hemos estado documentado y visto durante el acompañamiento a las comunidades, sabemos que hay más casos de cáncer en la zona, y también incidencia de padecimientos en los riñones, pero no se puede confirmar o descartar que sea por el derrame porque no se han hecho los estudios necesarios a la población”, denuncia Hopenhaym.
Los pobladores manifiestan que sí han visto un mayor número de padecimientos graves entre sus vecinos: “No sabría decir cuántos, pero se han presentado varios casos de cáncer de colon, por ejemplo. Y se los acaba rápido, después del diagnóstico duran unos 15 o 20 días y se van”, dice Óscar.