Los microplásticos son pequeñas piezas de plástico que contaminan el medioambiente, y en la actualidad nos están invadiendo. Éstos se encuentran en diferentes ecosistemas, de hecho, diversos estudios revelan que ya están dentro de algunas especies.
Es una realidad que muchos se encuentran alojados en el mar, pero hay que descartar que estén en otro lugar en donde resulte más nocivo para los seres humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte que se necesita «saber más sobre los microplásticos, porque esas partículas están por todas partes, incluso en el agua potable. Y hay que detener su aumento en todo el mundo».
La información actual sobre detección de las diminutas partículas plásticas en agua dulce, potable o residual, aparece en 50 investigaciones (solo nueve se centran en el agua potable), pero al no seguir métodos estándar para el muestreo y análisis, son “difíciles” de comparar, según el informe Microplásticos en agua potable.
«Hay estudios que sugieren una absorción e impacto muy limitado de microplásticos de menos de 50 micras (0,05 milímetros) en animales de laboratorio a altas concentraciones, pero se desconoce el impacto en seres humanos”.
La mayoría de las pruebas han estado enfocadas a organismos acuáticos, y de acuerdo con un análisis reciente, «no es probable que los microplásticos de más de 150 micrómetros sean absorbidos en el cuerpo humano, y se espera que la entrada de partículas más pequeñas sea limitada».
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), «la absorción de partículas microplásticas muy pequeñas, incluso en el rango de tamaño nano, puede ser mayor, aunque los datos son extremadamente limitados».
Microplásticos vs la salud
La OMS menciona que a pesar de que todavía no hay estudios que hablen sobre los microplásticos y los daños en la salud de las personas, «los humanos consumen desde hace décadas estas sustancias sin que existan indicaciones de efectos adversos sobre la salud”.
Tampoco es fácil encontrar datos de definan lo que ocurre con los desechos del tratamiento de las aguas, ni del impacto que provocan en el entorno.
“Los plásticos no se destruyen totalmente, sino que se transfieren de una parte a otra, lo mismo ocurre con los lodos de las depuradoras que se usan como abono agrícola», dice la OMS.
“Es importante aclarar que los riesgos para el ecosistema acuático no equivalen necesariamente a peligros para la salud humana”. Las dudas se aclararían con investigaciones bien diseñadas «que permitieran comprender mejor de dónde proceden los microplásticos que se detectan en el agua potable, además de la eficacia de diferentes procesos de tratamiento», pide la OMS.
Más estudios sobre microplásticos: científicos
La producción mundial de plástico ha aumentado de forma relativamente exponencial desde la década de 1950.
El millón y medio de toneladas de esa fecha se convirtió en 322 millones en 2015 en Europa, y en 348 en 2017, según datos de la Unión Europea.
Al ritmo de crecimiento actual, tanto de población como de consumo, se prevé que la fabricación se duplique en 2025 y se triplique en 2050, de acuerdo a la FAO. Un nivel de crecimiento que si se confirma, aumentará los riesgos tanto para el medio ambiente como para los humanos, asegura la OMS.
La falta de estudios y de datos de los microplásticos causa que se desconozca por completo el daño que éstos hacen a la salud y medio ambiente, por tal razón, Julio Barea, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace dice:
«Nosotros llevamos años pidiendo más estudios y nos alegramos de que instituciones de este tipo den la voz de alarma. El problema fundamental de los microplásticos, es su capacidad de que se les adhieran otros contaminantes y químicos».
«Ya sabemos que hay que eliminarlo, y se ha prohibido en los biberones, pero continua utilizándose en otros muchos envases», afirmó la ONG ambientalista.
