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Algunas veces, trabajar en la normalización de Responsabilidad Social y, porqué no mencionarlo, se vive aún con mayor vehemencia en el ámbito empresarial, nos recuerda a este increíble filme donde el personaje de Mastroianni termina rezando esta frase ante la tumba de su fallecida esposa.

Al parecer las normas de Responsabilidad Social cada vez se encaminan más a un consenso que si bien mantiene diversas posiciones, encuentra en estas posiciones su riqueza y solidez, más que una diferencia que produzca un cisma entre los diversos instrumentos. De hecho y como se vivió en el reciente congreso sobre Iniciativas, Instrumentos y Normas de Responsabilidad Social, los diversos instrumentos son diferentes acepciones de una misma realidad que pueden apoyar de manera más apropiada a una organización dependiendo de donde se encuentre. Como las diferentes luces en un estadio de futbol, todas iluminan, sin embargo la que más necesita un jugador es la que ilumina en el momento el espacio en el que se encuentra. Así los instrumentos han ido evolucionando y las versiones que han sido producidas en los últimos y próximos meses de AA1000 (por lanzarse el 24 de Octubre), SA8000 (recién lanzada) y el último borrador de ISO 26000 (a lanzarse en Diciembre) muestran que como sociedad global hemos evolucionado mucho en este concepto.

Es decir las normas están bien —obvio que todo es mejorable— pero estamos ya ante una serie de muy buenas herramientas tanto a nivel internacional como a nivel nacional, en donde los cambios realizados al proceso de evaluación de CEMEFI el año pasado y las propuestas para la segunda edición de la norma mexicana de Responsabilidad Social, demuestran que estos instrumentos van en crescendo en cuanto a su calidad. Por lo tanto, podemos decir “todos estamos bien.” Sin embargo como en la película, algo no cuadra, algo no encaja muchas veces de la realidad empresarial y organizacional a las realidades plasmadas en estos instrumentos.

Leemos los instrumentos, los comprendemos y comparamos. Seleccionamos las mejores prácticas, las mejores ideas, y sin embargo, aún en las organizaciones vemos todos los días prácticas que nos dejan un mal sabor de boca, nos hacen sentir que no hablamos el mismo idioma, que lo que se marca como evidencia en los instrumentos, ahí está, y sin embargo seguimos viendo como día a día, se discrimina a nuestros compañeros o a nosotros mismos, por género, por creencias personales, por edad y por otra infinidad de cuestiones. Seguimos escuchando en pasillos, salas de juntas y demás áreas de trabajo frases ofensivas a las mujeres, a personas con preferencias sexuales distintas a las heterosexuales, a los no católicos, etc.

Se cuenta con políticas claras para no discriminar a mujeres, sin embargo, contratar a una durante la gestación sigue siendo un tabú; se cuenta con políticas para balancear la vida familiar y laboral, sin embargo, éstas rara vez significan algo diferente a apagar las luces a cierta hora en el área de trabajo, para llevarse la brillante computadora portátil a casa a continuar la tarea; o se programen viajes los fines de semana sin compensación (en tiempo) durante la semana. Se cuenta con maravillosos sistemas de gestión ambiental (certificados o no), sin embargo se siguen buscando los huecos legales para reducir costos en el manejo de residuos aún y cuando se sabe que son dañinos a la naturaleza y a la salud. Se dice y se escribe que los empleados son primero, sin embargo cuando hay urgencias en producción, la seguridad de los empleados pasa a segundo o tercer término; y así podemos seguir citando ejemplos en donde a la gente se le cuestiona por su vida privada, e inclusive se le cesa del empleo por lo mismo, o bien se le imponen trabajos que evitan su desarrollo pleno de acuerdo a sus propios criterios.

¿Qué podemos hacer? Esta es la pregunta que se hacen muchos miembros de organizaciones que creen y quieren creer en la responsabilidad social, que quieren sentirse orgullosos de trabajar realmente en un lugar donde se les respete a ellos, a sus familias, a sus compañeros y al ambiente. Algunos inclusive dicen que tener empresas donde se logre una realidad socialmente responsable es el mejor antídoto contra la violencia que vive el país, y basan esta afirmación en el hecho de que si nos acostumbramos a cuidarnos a nosotros mismos, destruiremos la cultura antaña de la explotación del otro en beneficio propio (una violación clara del segundo imperativo Kantiano).

Por eso la respuesta a esta interrogante es desagradable, y lo es porque implica no solo riesgo, sino sacrificio, y escribirlo aquí desde mi computadora es sencillo; vivirlo y hacerlo requiere de mucho valor. La única respuesta es decir: “No más, la organización donde yo trabajo es una organización que me hace sentir orgulloso y no más”. Cuando vea que se le paga más a un extranjero que a un mexicano por el mismo trabajo hay que decir “no más”; cuando se solicite el género para un puesto hay que decir “no más”; cuando se abuse del poder, hay que decir “no más”; cuando la organización no sea transparente en ‘por qué se me considera o no se me considera’ y ‘por qué obtengo o no ese puesto vacante’ hay que decir “no más”.

Concluyendo, la responsabilidad social no es sólo de la normalización, ni de los que participamos en escribir diversos instrumentos sobre Responsabilidad Social; la responsabilidad social empieza y termina con las personas, empieza y termina con nosotros, empieza y termina con el límite que ponemos a lo que no es socialmente responsable. O dicho de otra manera la responsabilidad de que estos instrumentos cobren vida es de nosotros como empleados de las diversas organizaciones en las que trabajamos: tu decides.


Buho Negro

En cuanto a RS, el Buho Negro fue miembro fundador del grupo de Responsabilidad Social del Comité Técnico 207 (responsable de las normas ISO) en 1999; Presidente fundador del comité nacional para la normalización en responsabilidad social; representante del continente americano ante el grupo especial de asesoría ISO sobre responsabilidad social; Presidente del comité espejo ISO 26000; líder de delegación a las reuniones de ISO 26000 en Sidney y Viena; Presidente del grupo internacional de organizaciones de gobierno que participan en escribir ISO 26000 y actualmente coordinador de la maestría en Responsabilidad Social Corporativa de la Universidad Regiomontana en Monterrey.

2 COMENTARIOS

  1. Estimado Buho:

    Escribo para comentar que en relación a las Conferencias del Congreso de Normas que están en esta publicación electrónica, la conferencia 2 del GRI está repetida con la uno que debe ser la del Pacto Mundial, Y por consiguiente falta esta última.

    Gracias y espero puedan arreglar el error.

    Saludos

    Antonio Tamayo

  2. Estimado Antonio.

    No se trata de una falla de nuestro buen amigo, el Buho, sino de un error en nuestra programación, mismo que ha quedado solucionado. El enlace ya descarga la conferencia.

    Gracias por el aviso.

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