Desde su debut en los años treinta, los soldados de juguete prácticamente no han cambiado. Miden unos 5 o 7 centímetros de alto, son de plástico, portan armas letales y, casi sin excepción, siempre han sido hombres.
Pero eso está a punto de cambiar, gracias, en parte, a una niña indignada de 6 años de Little Rock, Arkansas, llamada Vivian Lord.
El próximo año, por primera vez, una compañía de juguetes lanzará soldaditos que retraten a mujeres del ejército de Estados Unidos en posiciones de combate, luego de que, en los últimos meses, las quejas de Vivian detonaron una amplia cobertura mediática.
“Hay mujeres en el ejército, pero no hicieron ninguna mujer soldado de juguete. Así que me pregunté por qué”, comentó Vivian en una entrevista.
Vivian hizo su descubrimiento en julio cuando, tras una visita especialmente productiva a una sala de juegos mientras estaba de vacaciones en Alabama, cambió los boletos que con tanto esfuerzo había ganado por un lote de soldaditos.
Estaba acostumbrada a jugar con los soldados de su hermano mayor, pero estos ya iban a ser suyos. Al alinearlos sobre la mesa de la sala, enfrentando a los buenos con los malos, se dio cuenta de que todos ellos eran, de hecho, hombres.
Eso le molestó a Vivian. Así que lo comentó con sus padres. Su madre, Brittany Lord, le sugirió a su hija que escribiera una carta para quejarse directamente con las compañías de juguetes que hacen y venden los soldados. Y eso fue lo que hizo Vivian.
“¿Por qué no hacen militares que sean mujeres, ¡la amiga de mi mamá está en el ejército!”, escribió Vivian en una carta que Brittany le envió a tres compañías de juguetes. “¡¡¡¡¡Por qué no las hacen también!!!!!”.
Vivian escribió que había visto paquetes de soldados varones pintados de rosa, seguramente con el fin de hacerlos atractivos para las niñas, pero que era evidente que eran hombres. Dijo que quería “mujeres que parezcan mujeres”.
Brittany Lord no esperaba una respuesta a la misiva de Vivian. Pero una copia de esta le llegó a Jeff Imel, dueño de BMC Toys en Scranton, Pensilvania.
Imel comercia con la nostalgia, con lo que él llama “productos perennes de la cultura pop”. Vende unos ochenta productos de soldaditos, como bolsas y paquetes, aun cuando la mayoría de los otros fabricantes estadounidenses han cerrado con el paso de las décadas, debido a que las operaciones se han transferido al extranjero y los juguetes de guerra han perdido popularidad.
Resultó que Imel ya había escuchado quejas como las de Vivian.
En junio pasado, una de esas quejas provino de una marine retirada de alto mando de Estados Unidos que creía que los soldados de juguete de sexo femenino podrían ayudar a las mujeres en las fuerzas armadas a ser consideradas iguales que los hombres.
“Yo crecí jugando con los soldados verdes de plástico de mi hermano”, le escribió a Imel en un correo electrónico JoAnn Ortloff, una oficial naval retirada que pasó 33 años en la Marina. “Mis tres nietas son pequeñas. Quiero que también jueguen con los soldaditos, pero no hay soldaditos de juguete que sean mujeres”.
Ortloff, de 56 años, quien todavía es miembro del Comité Consultivo sobre las Mujeres en las Fuerzas Armadas del Departamento de Defensa, dijo que con frecuencia participa como voluntaria en eventos que celebran a las mujeres en el servicio militar, donde a veces usa como decoración soldados de juguete rosas.
Fuente: The New York Times