El plástico es un material básico utilizado por la mayoría de nosotros: al despertar usamos productos como pasta de dientes envasada en plástico, al desayunar quizá abrimos una botella de leche y camino a la oficina o dentro de la misma comemos alimentos envueltos en plástico, y la lista podría continuar si hacemos un análisis minucioso de todos los artículos que utilizamos.
El plástico es un material de rápido desecho que nos facilita la vida en general, pero éste ya se ha acumulado en gran cantidad a lo largo de los años, afectando a nuestros ecosistemas y al medio ambiente.
Las consecuencias son terribles, pero ¿alguna vez te has preguntado qué hubiera pasado si no existiera? ¿Cómo sería nuestro mundo? ¿Realmente menos contaminado?
Un mundo sin plástico, ¿cómo sería?
La contaminación nos exige acciones rápidas antes de que ya no haya mucho por hacer. Es necesario que desde este momento se comience a evitar el uso de plásticos, envolturas, bebidas embotelladas, productos de higiene, globos, desodorantes, toallas sanitarias, dulces envasados, pastas, cepillos dentales, bolsas, hisopos, etc.
Los plásticos de un solo uso, generalmente son utilizados por no más de 15 minutos y son desechados de inmediato.
En la actualidad, únicamente se recicla el 9% de la producción de dicho material a nivel mundial. Se calcula que 12.7 millones de toneladas de plásticos terminan en océanos, afectando a más de 700 especies como delfines, tortugas, corales, peces, moluscos, crustáceos.
De acuerdo a un informe reciente de Greenpeace México, al menos el 20% de peces de origen mexicano, incluyendo algunos de importancia comercial como el huachinango o el pargo, contienen microplásticos dentro de sus estómagos.
En el mismo informe llamado Plásticos en Peces, Greenpeace encontró una relación directa entre el número de pobladores en las costas y la presencia de microplásticos en las vísceras de los peces. Bajo esta lógica, los peces de Veracruz se encuentran al menos dos veces más expuestos a contaminación que los de Baja California Sur.
En 1950 comenzó la producción de plásticos de manera masiva. Antes de esa fecha es complicado pensar cómo era el mundo comercial antes de los plásticos.
Muchos envases eran de papel, principalmente de periódico o de estraza. Con este material se hacían cucuruchos que cumplían la misma función de las actuales bolsas de plásticos.
Para materiales húmedos o grasosos, se usaba papel encerado y para los productos líquidos, se utilizaban botellas de vidrio.
¿Qué estamos haciendo para mejorar?
Algunas empresas promueven un esquema de reciclaje que en ocasiones ha funcionado, pero en su mayoría el resultado no es exitoso. Greenpeace denuncia que esto es una falsa solución, y sospecha que se trata de un negocio que beneficia más a las empresas que generan desperdicios que a la ciudadanía, biodiversidad o salud.
Toda esta situación ha generado la cultura de Zero Waste, la cual consiste en eliminar por completo los envases o productos de plásticos de nuestra vida cotidiana.
Greenpeace recomienda:
- Rechaza todo lo que no necesitas como pajillas, botellas de agua, bolsas de plástico.
- Reduce el consumo de productos que generan residuos.
- Reutiliza todo material que pueda tener una segunda vida.
- Recicla los materiales que no puedas reusar, llévalos a un centro de acopio.
- Reincorpora los residuos orgánicos a la tierra.
Responsabilidad
Cada principio que Greenpeace propone ayudará a mejorar si se implementa, ya que significa un cambio cultural.
No obstante, es necesario que las empresas se hagan responsables de la distribución de sus productos, no generen plásticos de un solo uso y promuevan formas de empacar y distribuir en recipientes de relleno o reuso.
Lograr los propósitos es trabajo de todos, y comenzar a rechazar plásticos para elegir productos sustentables hará posible convertirnos en una persona cero residuos.
