Personas sordas no logran ser “escuchados” para realizar trámites
En el banco no lograron ser atendidos, necesitaban hacer un traspaso y nadie comprendió el lenguaje de Lesley y de Omar, ambos sordos.
Después intentaron preguntar por una dirección a un policía de Protección Ciudadana Reforma-Revolución y tampoco los comprendió; requerían acudir al Ministerio Público, entraron a la agencia no 73, ubicada en Artículo 123, y no lograron poner su denuncia.
Al final del día, nada hecho… de regreso a casa para entonces mandar un mensaje vía celular a un intérprete de Lengua de Señas Mexicana (LSM) para que los acompañe a realizar estos trámites otro día, toda vez que nadie en el trascurso de esa mañana pudo entenderlos, y por tanto no lograron entrar al mundo de quienes “sí escuchan”.
En México, uno de cada 200 personas presenta deficiencias auditivas -de superficial a profunda- y, por lo tanto, de lenguaje; si la pérdida es superficial o media, los auxiliares auditivos y el método de rehabilitación adecuado pueden ayudar a adquirir el lenguaje, pero en muchos casos ni siquiera los auxiliares más potentes dan a la persona la ganancia necesaria, lo cual limita su autosuficiencia social y económica y disminuye también las posibilidades de tener una vida integral.
Insuficientes intérpretes de LSM
Para Daniel Maya Ortega, presidente de la Asociación de Lengua de Señas del Distrito Federal, “la lectura labiofacial y el lenguaje de señas, aunque son recomendables en algunos casos, limitan la comprensión y expresión del individuo, ya que son muy pocas las personas que conocen la lengua de señas mexicana”.
A su vez, dice, las dependencias de gobierno deberían de contar por Ley con intérpretes; incluso el Programa Nacional para Personas con Discapacidad, PRONADIS, anunció, el 3 de diciembre de 2009, que habría interpretes en servicios públicos: delegaciones, hospitales, y aún no las hay.
“Aunado a ello, no hay lugares donde los intérpretes puedan preparase, tampoco una escuela oficial, sólo asociaciones y grupos que enseñan a interpretar. Son sólo seis las escuelas privadas para niños sordos”. asegura.
Recientemente hubo una certificación oficial de intérpretes en México, pero los resultados fueron limitados, ya que son muy pocos los intérpretes que han estudiado una carrera, ya sea en Estados Unidos o en alguna escuela de lenguas orales en nuestro país”, comenta Erika Ordoñez, intérprete de LSM de la Asociación de Interpretes de Señas del DF.
“Un intérprete de lenguas orales tiene un sueldo de 800 pesos la hora de interpretación, mientras que a los intérpretes de lengua de señas en muchas ocasiones no cobran honorarios; nos cuestionan por qué no ayudamos al sordo y acaban por afirmar que somos malas persona por cobrar al sordo. El gobierno no tiene una partida específica para los honorarios del intérprete de lengua de señas, y por lo general, quien termina por pagar los servicios de interpretación es la persona sorda”, dice.
Las opciones
Lesley manifiesta que la mayor parte del día usa solamente la mímica para comunicarse con las personas oyentes, u opta por la escritura. Sin embargo, a su decir, no es fácil dominar el español por escrito, pues es tanto como aprender otro lenguaje, otra lengua que ella no maneja del todo, es decir, en ocasiones ella no sabe escribir todas las palabras que usa en lengua de señas. De hecho la estructura gramatical de la lengua de señas mexicana es distinta a la del idioma español.
“Lo más complicado es cuando acudes a un banco, a un juzgado, a un hospital, cuando quieres sacar la licencia o un pasaporte y no logro ni leer los labios a las personas porque hablan con la boca muy cerrada”, comenta.
Omar trabaja en un estacionamiento y sólo puede elaborar los trámites que requiere si alguno de sus familiares lo acompaña, pues no cuenta con los recursos para pagar a un intérprete.
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