A pesar de los avances, la RSC sigue estando a la cola de las preocupaciones de los accionistas de la aseguradora
En el último ejercicio, la aseguradora ha constituido un Grupo de Trabajo para la Discapacidad
Ha pasado de ocupar un lugar marginal en la actividad de las compañías a convertirse en uno de los motores más importantes de una gestión que se orienta a la sostenibilidad, y a una comunicación cada vez más abierta con los exigentes grupos de interés.
Los informes y memorias de sostenibilidad proliferan y se hacen cada vez más completos, perfilándose como el instrumento más eficaz para calmar las dudas de los stakeholders y evolucionar al son de un escenario que ha dejado de considerar los principios éticos como algo meramente filosófico o cultural para adoptarlos como el ingrediente imprescindible para la renovación de los arcaicos y mortecinos principios de la gestión corporativa.
En el caso de las compañías cotizadas, los informes se han convertido en el elemento fundamental para aclarar las dudas de los accionistas y la sociedad en general, pasando a integrar e incorporar más y mejores contenidos, y un mayor número de datos, cifras y reflexiones. No es una excepción el caso de Mapfre, cuyo informe de Responsabilidad Social correspondiente al ejercicio de 2009 ha incorporado nueva información y esbozado nuevas pautas con respecto a ediciones anteriores.
En el caso de la aseguradora, la clave de sus programas de Responsabilidad Social Corporativa radica en una cuidadosa gestión de las empresas que integran el Grupo, cuya mayor contribución a la sociedad debe ser la generación de riqueza, la creación de empleo, la equidad con todas las personas, grupos e instituciones implicados en su actividad, el cumplimiento estricto de sus obligaciones legales y fiscales, y el mantenimiento de un elevado nivel ético en la gestión empresarial.
La Responsabilidad Social Corporativa poco tiene que ver con el cumplimiento literal de las leyes, a pesar de que su total seguimiento está ya sobreentendido en los principios y pautas responsables. En realidad la RSC conlleva un compromiso más allá de la ley, superando su cumplimiento y avanzando varios pasos más allá de lo que indica la letra del texto legislativo.
En añadidura, Mapfre incluye en el apartado destinado al desglose de sus principios de Responsabilidad Social el “cumplimiento de las leyes y normas nacionales e internacionales vigentes en todos los países en los que opera el Grupo”. Aún así, esboza su voluntad de ir más allá de la ley “ adoptando normas y directrices internacionales donde no exista un desarrollo legal adecuado, y asumiendo el respeto a los derechos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los diez principios del Pacto Mundial.”
ACCIONISTAS DESPREOCUPADOS
La transparencia empresarial es importante para la aseguradora, en tanto es parte del malogrado sector financiero español, lacerado por el recelo social. Así pues se imponen- y así lo reconoce en su informe- las prácticas de gobierno corporativo basadas en la transparencia empresarial y la confianza mutua con accionistas e inversores, respetando las reglas de libre mercado y de libre competencia, y rechazando cualquier práctica irregular para obtener ventajas empresariales.
La comunicación con los grupos de interés se afianza y se innova a través de herramientas como las plataformas telefónicas que proporcionan una atención permanente durante las veinticuatro horas todos los días del año, y que permiten a los clientes realizar consultas y gestiones relacionadas con los seguros que tienen contratados, y obtener servicios relacionados con los mismos.
Asimismo el Portal MAPFRE y la Oficina MAPFRE internet ofrecen al cliente nuevas vías de relación con la aseguradora, virtuales y más interactivas tal y como exige la cambiante Sociedad de la Información. La aseguradora no ha escapado tampoco al avance de la Web 2.0, ya que durante el año 2009 el grupo ha incorporado el sistema de certificación y firma digital para acceso y contratación, entre otras funcionalidades.
Asimismo, se avanza en la innovación permanente en productos aseguradores y en servicios de prevención y asistenciales que agreguen valor a los asegurados y clientes; y prestación a los mismos de un servicio accesible y de calidad en el plazo acordado, asesorándoles honestamente, asegurando la confidencialidad de sus datos, y resolviendo sus reclamaciones en el plazo más breve posible. El documento refleja también una de las fortalezas de Mapfre: su eficiente gestión del riesgo, esencial en tiempos de crisis, que ha permitido al grupo mantener una situación de solvencia y solidez en el crítico entorno actual.
Sin embargo, y a pesar de los avances de la aseguradora en el campo de la Responsabilidad Social Corporativa, a pesar de las vías más propicias que ha desarrollado para comunicarse con sus grupos de interés, a pesar de que es una de las pocas compañías del Ibesx 35-junto con BBVA, Telefónica, Iberdrola y Repsol-que mantiene la información sobre RSC en su home comercial, accesible a los clientes, las más de cinco mil encuestas realizadas por la aseguradora a sus accionistas revelan que la Responsabilidad Social es el factor que menos les preocupa (0,6%), muy por debajo de lo relacionado con la Junta General de Accionistas (5,5%), o la información financiera (9,6%). A su vez, los dividendos (39,4%) y las acciones ( 35,1%) siguen liderando la lista de las preocupaciones de los accionistas de Mapfre.
DIMENSIÓN SOCIAL Y MEDIOAMBIENTAL
A pesar de todo, Mapfre ha llevado a cabo durante el año 2009 acciones concretas en el ámbito de la RSC. En noviembre de 2009 se ha constituido un Grupo de Trabajo para la Discapacidad, en el que están representadas todas las unidades y empresas de Mapfre, con la finalidad de abordar transversalmente la problemática de la discapacidad en todos los ámbitos de la organización (empleo, compras, accesibilidad, etc.) e impulsar actuaciones coordinadas en esta materia, tanto para la integración laboral en Mapfre de personas con discapacidad como para el diseño de productos y servicios de la aseguradora dirigidos a ese colectivo.
Además, y de acuerdo con su Código Ético y de Conducta, la aseguradora considera que el desarrollo integral de sus empleados es positivo tanto para ellos como para la empresa, por lo que fomenta las medidas encaminadas a lograr un adecuado equilibrio entre las responsabilidades personales y familiares de sus empleados, y las derivadas de su trabajo en la empresa. En consecuencia, todos los empleados deben respetar la vida privada de los demás, y facilitar que puedan disfrutar de las medidas de conciliación establecidas.
Durante los últimos tiempos la Responsabilidad Social ha conseguido integrarse en la gran olvidada, la cadena de suministro, componente esencial de la actividad corporativa. Mapfre se ha subido también a este carro, estableciendo que la selección y contratación de productos o servicios a terceros debe realizarse con criterios técnicos, profesionales y económicos objetivos, siempre atendiendo a las necesidades e intereses de MAPFRE, y cumpliendo con las normas internas de selección y contratación establecidas al efecto.
La satisfacción de uno de los grupos de stakeholders externos más relevante, los clientes, ocupa también un lugar importante en el espectro corporativo de Mapfre. En 2009 se ha llevado a cabo una reorganización del negocio de Empresas, que se ha estructurado en dos entidades especializadas:
Mapfre Empresas, orientada a la cobertura de riesgos y prestación de servicios en el mercado español junto con sus filiales Sermap y Mapfre Servicios de Prevención; y Mapfre Global Risks, integrada con su filial Mapfre caución y crédito en la División de Seguro Directo Internacional del Grupo, que actuará especializadamente en la cobertura de los programas internacionales de seguros de clientes multinacionales, y de otros riesgos considerados globales, como los de Aviación, Energía y Marítimos.
La dimensión medioambiental de la aseguradora extiende sus brazos a la protección medioambiental, o la gestión de residuos. Mapfre ha suscrito también la declaración de Kyoto de la Asociación de Ginebra, que establece compromisos de Impulso a la Investigación destinada a la evaluación y gestión de los riesgos relacionados con el clima, al desarrollo de productos que incentiven la compensación o la reducción de los niveles de emisión de gases de efecto invernadero, y al desarrollo de proyectos de energía de bajas emisiones; a mejorar la información a los clientes acerca de sus niveles de riesgo relacionado con el clima, de las estrategias de mitigación y adaptación y de los beneficios financieros que éstas suponen; y a reducir la “huella de carbono” de la propia industria aseguradora.