Los anuncios publicitarios de comida chatarra dirigidos a los niños deterioran sus hábitos alimentarios y los conducen a malas elecciones nutricionales, por ello, Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, urge a prohibir esta clase de propaganda así como establecer un adecuado etiquetado de productos que no engañe a los padres de familia sobre las cualidades de los comestibles.
De acuerdo con el activista, las promociones que incluyen un regalo en la compra de alguna golosina o los comerciales que muestran a algún ídolo infantil recomendando un alimento con altas cantidades de azúcar, grasa y/o sodio, son estrategias de marketing que promueven el factor fastidio. El pequeño insiste tanto en la compra del objeto, que el padre termina por ceder.
Bombardean a los infantes con publicidad
México es el país con el mayor número de publicidad dirigida a los niños y Canal 5 la frecuencia televisiva con más contenido de este tipo, aseguró Calvillo. Durante la programación, en promedio se emiten 39 comerciales en el lapso de una hora, de los cuales, la mitad es de productos con bajo aporte nutritivo. Los pequeños miran la televisión entre una y tres horas diarias, esto representa que recibieron la información de 117 comerciales al día.
A pesar de las regulaciones en la Ley General de Salud, Radio y Televisión y del Consumidor, que van en contra del engaño publicitario y la promoción de malos hábitos alimentarios, “son muy generales y no se utilizan, pues con que se apliquen una vez, se sentaría precedente y sería muy difícil enfrentarse contra empresas como Kelogg’s o Bimbo”.
También es necesario promover campañas de orientación alimentaria, expresar que productos como las Zucaritas contienen 40% de azúcar y 60% de harina refinada, “es más nutritivo y barato comprar avena y endulzarla con plátano, pero las mamás creen que su hijo crecerá sano y fuerte con el primer producto”.
Es necesario impulsar políticas agrícolas que garanticen alimentos saludables para la población, explicó Calvillo, también se requiere promover la dieta mesoamericana, ideal para la población mexicana. La producción de frijol ha bajado 50% y las tortillas se hacen con harina de maíz refinada, “teníamos una de las mejores dietas tradicionales, cuya combinación de alimentos aportaban la fibra y proteínas necesarias para una buena nutrición”.
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El peor enemigo de la humanidad a partir del siglo pasado, desde mi punto de vista, es la publicidad con todos sus instrumentos de mansaje sentimental, sublimal, diseño atractivo y en muchas ocasiones orientado no a presentar de manera objetiva un producto x, sino con la intención clara de crear necesidades artificiales. Recuerdo perfectamente aquella publicidad muy atractiva de una viejita que, viendo su novela y a ‘moco tendido’ lanzó aquella frase lapidaria: «Yo sin Kleenex no puedo vivir», iniciando con ello la sustitución de los pañuelos tradicionales de tela, mil veces lavables, por productos desechables pero «muy prácticos». Y claro, ahora la explosión de todo aquello con lo que el hombre moderno «no puede vivir» se ha incrementado al infinito.
La industrialización de los alimentos y la generación de alimentos chatarra -no quiero señalar marcas que son innumerables- es algo con lo que estamos viviendo y no supimos controlar a tiempo. Hasta ahora, a la luz de los datos publicados por la Secretaría de Salud y otras entidades… ¡Oh, descubrimos que nuestros hijos están obesos y mal alimentados!
Nos dejamos cautivar por el canto de las sirenas y, con el pecado va la culpa.
Es indispensable ahora -lo que ya está pasando- que entre una fuerte regulación al respecto, como ya pasó con el tabaco que, aunque tarde, ganamos la batalla después de años de estar reclamando el ser envenedados como «fumadores pasivos». Y esto tuvo que venir de fuera, cuando las empresas tabacaleras perdieron uno de los litigios más sonados del siglo pasado: el que ganaron las asafatas al encontrar que su exposición era la causa de tanto cáncer entre ellas.
¿Alguna vez hemos calculado la cantidad de químicos de toda índole que estamos ingiriendo y dejando ingerir a nuestros hijos y nietos (ya soy abuelo y me preocupa que mis nietos pidan concretamente que se les compre esto o aquello que tienen marcas específicas las que han sabido meterse en la psicología y los gustos de los niños y, sino, pues que caray… ¡a crearlos mediante el mostruo de la publicidad que logra hacerles atractivo lo que finalmente les resultará dañino para su salud!
El patrón de consumo de alimentos y de muchas otras cosas ha dado un viraje tremendo hacia muchos productos que NO SON NECESARIOS, NI INDISPENSABLES, NI LO MEJOR PARA NUESTRA SALUD.
Creo que es igualmente importante y URGENTE que exista un CONTROL estrico en la PUBLICIDAD en base a:
La ética de la comunicación,
Las necesidades BÁSICAS de la población, y
Al manejo SUBLIMAL de que se le está dando a cada pieza de publicidad que se presenta al público.
De otra manera, creo que estamos demasiado tarde y será cada vez más difícil volver a lo NATURAL, lo INDISPENSABLE y lo SALUDABLE para las generaciones actuales y las venideras.
Dr. Béjar