Dr. Luis Béjar Fuentes, Director SPE (www.spe.com.mx)
¡Te vuelvo a repetir: no hay recursos para todos esos programas sociales, tienes que reducir su alcance o de plano eliminar algunos de ellos para que te ajuste el presupuesto! Cuántas veces no hemos tenido que salir arrastrando la cobija, con la moral hasta los suelos después de una respuesta como esta venida del ‘Jefe’, sobre todo que ya se había hecho la tarea de revisar lo mejor posible la información sobre las necesidades sentidas de los stakeholders por beneficiar, de priorizarlas y de llegar a una mezcla lo mejor equilibrada de qué proponer incluyendo su costo.
Casi siempre hay una palabra clave que torna la frustración en nuevo reto cuando no se cuenta con recursos limitados: “Sinergia”. Y esa fue la que la necesidad generó cuando había recibido aquel balde de agua fría. Ciertamente la empresa estaba imposibilitada –o en el mejor de los casos no correspondía con su escalafón de prioridades- para hacer la inversión social que le proponía, para ayudar de alguna manera a resolver algunos de los problemas que presentaba el entorno, sin la pretensión de ser los salvadores de aquel medio subdesarrollado.
A partir de ese momento la tarea y el enfoque cambió, había que buscar en el orden de nuestra priorización, quiénes más podían, querían o estaban programando hacer algo en los temas específicos definidos. Había que buscar hacer sinergias a como diera lugar tanto en el sector privado, como en el público y el social, específicamente los Organismos de la Sociedad Civil (OSCs).
Desafortunadamente, como sucede con frecuencia, éramos para todo fin práctico los únicos del sector privado –o al menos los más ‘grandes’- en la zona, por lo que no se preveía gran apoyo de este sector. Del medio oficial, nos avocamos a revisar junto con los contactos establecidos, cuáles eran sus programas de inversión en la zona y de qué manera podíamos incidir conjuntamente, especialmente con aquellos de las paraestatales que ya contaban o que estaban por solicitar su presupuesto de inversión. De la relación con los OSCs, que no existían, vimos la posibilidad de de atraer algunos que pudieran interesarse en ‘ir juntos’ en algún proyecto específico. Y finalmente, se consideró la conveniencia de involucrar también a los miembros de las comunidades por beneficiar, para que aportaran su granito de arena, casi siempre ofreciendo mano de obra gratis o muy barata y algunas aportaciones económicas que hacían a base de rifas, venta de productos, etc., no tanto con la idea de sacarles dinero sino para hacerlos partícipes de su propio desarrollo.
De esta manera, fue posible lograr que algunos programas se hicieran con participación ‘bi’ y ‘tri’ partita, aunado al entusiasmo de la comunidad que veía concretizar proyectos que no habían imaginado y que nunca harían solos con sus propios recursos limitadísimos. El reto, la búsqueda de opciones, los contactos y la relación permanente con la comunidad rindió sus frutos.
Actualmente en aquella zona, está operando un Centro Comunitario que imparte por cuotas simbólicas clases de cocina, confección, costura, idiomas, etc. (Nada debe ser regalado como regla de oro). Este centro fue construido en un terreno donado por el ejido, parte de las aportaciones para la compra de materiales llegó de la Asociación de Americanos residentes en la zona a quienes se les vendió el proyecto y se enamoraron de él, la comunidad aportó mano de obra y un mínimo de capital, y el sacerdote del lugar organizó con las señoras tómbolas y cenas con este fin. De esta manera la empresa sólo aportó una quinta parte de los recursos –y mi tiempo- Han salido generaciones de personas de todas las edades, que han sabido aprovechar esta oportunidad única en su medio empobrecido, para su mejora económica y social.
Los ejemplos se pueden multiplicar a la “n” puesto que gracias a Dios, varios de los esfuerzos hechos por muchas de las empresas que han tomado en serio su Responsabilidad Social con sus grupos de interés -no necesariamente con todos ni con la misma importancia relativa- generan estos círculos virtuosos de gran impacto socioeconómico, no sólo en lo individual sino también en lo grupal.
Vale la pena anotar en forma enunciativa las 10 principales características de un proyecto o una acción concreta de la tan cantada “Responsabilidad Social”, para que pueda considerarse como potencialmente generador de Círculos Virtuosos:
1. Responde, antes que otra cosa a un compromiso real, formal y explícito de la alta dirección, que busca tener un impacto favorable en el entorno en general de su operación, y que lo toma como compromiso no sujeto al devenir de las externalidades y variables imponderables, sin que por ello renuncie a cierto retorno para la sustentabilidad de su negocio,
2. Endosar soporte a una necesidad sentida o a una oportunidad de sinergia con otros, para atender al stakeholder por beneficiar,
3. Está diseñado para que el beneficio perdure a muy largo plazo,
4. Considera la ‘reverberación beneficiosa’ hacia otros en contacto directo y/o indirecto con los directamente beneficiados,
5. Es ‘monitoreable’ y su evaluación es rigurosamente necesaria y objetiva,
6. No pretende ser estable –estático- sino abierto y dinámico para ajustes en el tiempo y condiciones del entorno. Se vale recomenzar, corregir rumbo e inclusive, integrar otros elementos no considerados al principio y que son fruto de las evaluaciones periódicas establecidas para el mismo,
7. Rompe el paradigma en lo considerado “social” sin su componente económica y ambiental,
8. Trasciende a la primera generación de beneficiarios,
9. Involucra a éstos, en la gestoría y sustentabilidad del proyecto que necesariamente tendrá cambios generacionales, y
10. Su preocupación central no es necesariamente cambiar favorablemente la imagen que se tenga de la empresa -que puede ser un efecto colateral de la acción- sino el de implementar algo que dé respuesta a un planteamiento ponderado de los objetivos de la empresa, compaginados con aquellos del grupo o grupos de interés considerados.
Dr. Luis Béjar
Gerente de Desarrollo Regional y Comunitario de CASOLAR en Manzanillo, Col., con investigación social (1977-1981). Subdirector de Proyectos Especiales y Subdirector de Operación y Evaluación Social del Instituto de Acción Urbana e Integración Social -AURIS- del Estado de México (1982-1988). Investigador de VITROTEC y Gerente de Tecnología Ambiental Corporativo, de la DITAC de VITRO, estableciendo el Sistema de Evaluación de Programas de Control Ambiental (1988-1990). Miembro del Comité Espejo Mexicano que está participando en el desarrollo de la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social (2006-09), y miembro del equipo de trabajo que está revisando la Norma Mexicana voluntaria (NMX) sobre Responsabilidad Social (2007-09). Actualmente es Director de Servicios Profesionales Especializados (SPE): www.spe.com.mx
Nosotros, Productores de Maguey y sus Derivados, A.C., contamos con un proyecto potencialmente generador de Círculos Virtuosos consistente en el impulso a la agroindustria del Sotol en el Estado de Durango y su acceso a estadios de desarrollo tecnológico que le permitan competir con sus pares mezcal y tequila. Esta propuesta ha sido presentada durante tres años consecutivos en los programas del Indesol sin éxito alguno gracias al Círculo Vicioso de la burocracia y en este ámbito las sinergias son negativas y puntuales.