Con la promesa de detectar la COVID-19, miles de scanners de temperatura invadieron la ciudad, sin embargo, una investigación encontró que estos dispositivos térmicos utilizan un software que puede hacer que una persona con fiebre luzca sana.
De acuerdo con este estudio, los scanners de temperatura que detectan fiebre en el trabajo y lugares públicos distorsionan los resultados de una manera que podría pasar por alto el signo revelador de una infección por coronavirus.
Scanners de temperatura… no tan confiables
Las cámaras térmicas e islas con televisiones para detectar la temperatura de las personas fueron anunciadas como una de las primeras herramientas en la línea de defensa contra la COVID-19, pero de acuerdo con The surveillance research organization IPVM, estas herramientas pueden ser peligrosamente ineficaces, lo que aumenta el riesgo de que las personas infectadas pasen por los puntos de control médicos y propaguen el virus sin control.
Posterior a que The Washington Post discutiera los hallazgos de la investigación con The Food and Drug Administration (FDA), se emitió una alerta pública advirtiendo que el uso inadecuado de los dispositivos podría conducir a mediciones inexactas y presentar riesgos para la salud pública potencialmente graves.
Con esta alerta la FDA empezó a emitir una carta dirigida a la empresa Certify Global, en la que indicó que el uso de los dispositivos conllevaba el riesgo de una detección incorrecta, especialmente si se usaban para escanear a varias personas simultáneamente y que si un individuo con fiebre no era detectado antes de ingresar a un espacio público podría propagar el virus de una manera muy rápida.
De hecho, las personas responsables de este estudio, encontraron que siete scanners de temperatura ampliamente utilizados intentan compensar las imprecisiones de los sensores de menor costo y los factores impredecibles de las pruebas.
La utilidad de estos dispositivos como detectores de fiebre es ahora muy cuestionable y posiblemente un riesgo para la salud pública, porque informan activamente que la fiebre es normal.
Conor Healy, el investigador principal del estudio que se publicará en el Journal of Biomedical Optics.
Este algoritmo de compensación, socava gravemente la utilidad médica de los dispositivos. Una persona febril con una temperatura central alta investigación, podría ser evaluada por los dispositivos de prueba como si tuviera una temperatura dentro del rango saludable.
¿Y ahora?
Los representantes de las empresas Certify, Dahua, Meridian y ZKTeco cuestionaron los hallazgos, al decir que sus sistemas no manipulan las lecturas de temperatura pero que en algunos casos utilizan técnicas de software para «autocalibrarse» en su entorno.
El ajuste de la desviación no pretende ‘distorsionar’ los resultados. Está diseñado para permitir que los clientes reciban alertas solo cuando existen amenazas reales.
Larry Reed, director ejecutivo de ZKTeco.
Y mencionó que en un caluroso día de verano en Arizona, los colaboradores que no tenían fiebre podían activar la alarma del dispositivo todo el día si esta estaba configurada en una temperatura no adecuada para la zona.
Peter Plassmann, un experto en termografía cuya empresa Thermetrix, con sede en el Reino Unido, dijo que la investigación destaca cómo las empresas han tratado de impulsar su negocio simplificando en exceso qué tan bien se supone que funcionan los dispositivos.
Ese es generalmente el problema con las imágenes infrarrojas: es tan engañosamente fácil. Apuntas la cámara a alguien, obtienes una bonita imagen colorida y obtienes una lectura de temperatura. Genial, pero en realidad, todo es basura. Hay tantos factores que debes considerar.
Peter Plassmann, un experto en termografía cuya empresa Thermetrix
Estas marcas promueven a los scanners de temperatura por su capacidad para medir más rápidamente y a una distancia más segura que los termómetros tradicionales e infrarrojos que miden la temperatura de la frente, el oído o la boca de una persona.
Los scanners de temperatura utilizan sensores infrarrojos para analizar el calor que irradia la piel de una persona, un reflejo cercano pero imperfecto de la temperatura central de su cuerpo, y se anuncia que algunos sistemas pueden evaluar a varias personas en una multitud que pasa.
Sin una prueba que compruebe su eficacia
Por lo general, la FDA exige que los escáneres térmicos y otros dispositivos de uso médico se sometan a pruebas de seguridad y eficacia mediante un proceso conocido como autorización 510 (k), sin embargo, en abril, la agencia dijo que ya no requeriría revisiones previas.
Y con esta decisión siguió una oleada de nuevos escáneres térmicos sin ninguna experiencia previa en imágenes térmicas o dispositivos médicos. La FDA ha dicho que el cambio fue un paso necesario para abordar los temores de escasez de dispositivos.
Aunque, los investigadores dijeron que les preocupa que estos sistemas no probados estén ahora ampliamente distribuidos en todo el país y puedan alimentar una «falsa sensación de seguridad» que podría poner en peligro la salud pública.
Los scanners térmicos enfrentan una gran falla en su capacidad para detectar infecciones por COVID-19 y se dice que aproximadamente el 40% de las personas infectadas no tendrán fiebre en absoluto.
Debido a que no existe una alternativa inmediata para la detección, muchos funcionarios han visto los scanners de fiebre como su única forma de identificar a alguien que podría provocar un nuevo brote.
La FDA se encuentra ajustando las expectativas de la ciudadanía sobre la utilidad de los sistemas. La agencia comentó que los escáneres térmicos no son efectivos para determinar si alguien definitivamente tiene COVID-19 y que no se ha demostrado que sean precisos cuando se utilizan para tomar la temperatura de varias personas al mismo tiempo.
Su precisión depende en gran medida de una configuración y operación y que su eficacia como parte de los esfuerzos para reducir la propagación de enfermedades ha sido mixta e imprecisa.
Actualmente la FDA esta exigiendo que todos los dispositivos cumplan ciertas expectativas de rendimiento. Con ello esta monitoreando regularmente los sistemas problemáticos y trabaja con las empresas para abordar los errores cuando se encuentra que sus productos tienen un rendimiento inferior.
Las personas responsables del estudio invitan a la gente a no exponerse hasta que realmente no existan las herramientas necesarias y funcionales que puedan ayudar a construir un sistema que ayude a detectar a un posible caso de contagio.