Tras saber que mensualmente billones de cubrebocas se desechan, investigadores de Australia quieren transformar los cubrebocas COVID de un solo uso en material para carreteras. En Estados Unidos los equipos de protección se reciclan en bancos, y en Francia renacen como alfombras para el suelo de los coches.
De acuerdo con Phys.org, las mascarillas han sido utilizadas para frenar la propagación del COVID-19, pero están agravando otra pandemia: la contaminación por plástico. Cada mes se utilizan en el mundo unos 129,000 millones de cubrebocas desechables, según la American Chemical Society.
Fabricados con material plástico de polipropileno, elástico y metal, los cubrebocas usados suelen tirarse a los cubos de basura, destinarse a los vertederos o incinerarse. Además, ensucian las calles, los ríos y los océanos, perjudicando a la fauna.
Por tal razón, los investigadores y las empresas están buscando formas de dar un buen uso a los cubrebocas, aunque por el momento es necesario decir que esta no es una empresa muy rentable.
Billones de cubrebocas se desechan y se convierten en otros artículos
En Gran Bretaña, varios hospitales han adquirido un compactador fabricado por la empresa Thermal Compaction Group que funde las batas de protección y los cubrebocas quirúrgicos en placas azules, y el material se utiliza después para fabricar sillas o mesas de jardín.
En Francia, Tri-o et Greenwishes, una empresa de reciclaje, recoge los cubrebocas arrojados en contenedores especiales utilizados por unos 30 clientes, entre ellos hospitales parisinos, la cadena de televisión TF1 y el gigante de los materiales de construcción Saint-Gobain. La empresa cobra tarifas a partir de 250 euros (300 dólares) al mes por recoger la basura.
En su planta de reciclaje, el personal con equipo de protección se coloca detrás de un plexiglás para clasificar los pañuelos de papel, los guantes y los vasos que se tiran en los cubos de basura por accidente. Después, los trabajadores son rociados con un desinfectante. La zona de clasificación se esteriliza con lámparas ultravioletas. Los cubrebocas se mantienen en cuarentena durante una semana antes de ser manipulados.
Tuvimos mucha demanda de nuestros clientes para ofrecer servicios de reciclaje de máscaras.
Matthieu de Chanaleilles, presidente de Tri-o et Greenwishes.
A continuación, dos empresas con sede en el norte de Francia trituran las máscaras, las desinfectan y extraen el polipropileno, que se transforma en gránulos que se utilizan para fabricar alfombras para el suelo u otras piezas de plástico en un coche.
Tri-o et Greenwishes ha reciclado hasta ahora una tonelada de cubrebocas y espera haber procesado 20 toneladas para finales de año.
Rentabilizar la empresa es un reto
El año pasado se tiraron en Francia unas 40,000 toneladas de cubrebocas, sin opción de reciclaje, según un informe parlamentario de enero, por lo que es urgente buscar una solución, sin embargo, como se mencionó anteriormente, hay algunos obstáculos en el camino.
En Trenton, Nueva Jersey, TerraCycle vende una «caja de residuos cero» para Los cubrebocas desechables por 88 dólares. Los cubrebocas se envían a instalaciones asociadas para ser recicladas en gránulos de plástico que se venden a fabricantes que elaboran otros productos como bancos, superficies para suelos o palés de transporte.
Empero, el director ejecutivo de TerraCycle, Tom Szaky, dijo que el reciclaje de equipos de protección personal es más costoso que el del aluminio.
¿Por qué, por ejemplo, un pañal sucio o un EPI no es reciclable? Porque cuesta mucho más recoger y procesar y los resultados son peores. Así que nadie se molestaría en hacerlo porque no se gana dinero.
Así que el negocio de Terracycle dice: ‘Bueno, si alguien está dispuesto a pagar esos costes reales, entonces podemos realizar ese servicio’.
Tom Szaky, director ejecutivo de TerraCycle.
En Australia, los investigadores del Real Instituto de Tecnología de Melbourne están experimentando con otras soluciones tras inspirarse en la visión de los cubrebocas que ensucian las calles.
Según los científicos, una vez desinfectados y triturados, las máscaras pueden mezclarse con escombros de construcción procesados para crear un material flexible y robusto que ayude a construir carreteras. Los expertos están investigando ahora su uso en el cemento de construcción, según ellos se necesitan tres millones de cubrebocas para hacer un kilómetro (media milla) de carretera.
Las máscaras tienen una buena resistencia a la tracción; pueden proporcionar resistencia a la tracción al hormigón, lo cual es muy importante.
Actualmente estamos buscando socios para utilizar los cubrebocas en aplicaciones del mundo real y hacer una especie de carretera piloto.
Mohammad Saberian, investigador postdoctoral de la Universidad RMIT.
Desde la publicación de la investigación a principios de este año, varias industrias han manifestado su interés, y el equipo está solicitando ahora financiación para seguir investigando los resultados, lo que podría llevar de uno a dos años.