¿Es posible construir ciudades contra inundaciones? Probablemente sí. Mientras el mundo observa las imágenes de las inundaciones de Luisiana tras el paso del huracán Ida, todo parece inquietantemente familiar. No solo es similar a las inundaciones posteriores al Katrina, sino que en 2021 se han producido algunas de las peores inundaciones en todo el mundo. Desde Alemania hasta Turquía, pasando por Tennessee y Nueva Gales del Sur, las noticias parecen no tener fin.
De acuerdo con Triple Pundit, la temporada de huracanes está entrando en su fase más intensa, así que podemos esperar más noticias de inundaciones. No es de extrañar que las inundaciones se sitúen en lo más alto de la pila de riesgos para los inversores preocupados por los impactos del cambio climático.
Para ello, la mitigación del cambio climático es la forma más segura de garantizar que las inundaciones no sigan empeorando en el futuro. Sin embargo, las comunidades ya están sintiendo los impactos del cambio climático, por lo que hay que centrarse en la adaptación.
En la Semana Mundial del Agua de 2021, una comunidad mostró su enfoque integrador de la gestión de las inundaciones.
Ciudades contra inundaciones: valorar los principios del agua
En 2019, el primer ministro holandés puso en marcha esta iniciativa para poner en práctica los Principios de Valoración del Agua de las Naciones Unidas. Los Principios fueron formulados por el Grupo de Alto Nivel sobre el Agua en 2016 para aplicar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (Garantizar la disponibilidad de una gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos).
La idea detrás de ellos era crear un punto de partida común para los gobiernos, las organizaciones sin fines de lucro y las empresas en la solución de los problemas del agua. Los cinco principios incluyen el reconocimiento de los múltiples valores del agua, la conciliación de valores dispares, la protección de todas las fuentes de agua, la concienciación pública sobre el agua para permitir una participación más inclusiva, y la garantía de inversión para aprovechar la innovación.
Con cerca de la mitad de los habitantes del país viviendo en zonas que están por debajo del nivel del mar, los Países Bajos tienen una larga historia de soluciones de ingeniería para el agua.
Considerado uno de los líderes en soluciones innovadoras para el agua, el país se enfrenta ahora a los mismos retos que otros países: lo que ha funcionado en el pasado puede necesitar ser ampliado para hacer frente a los efectos del cambio climático.
Con la creación de la Iniciativa para la Valoración del Agua, los Países Bajos están adoptando un enfoque más amplio para integrar las necesidades de las partes interesadas en la planificación del agua. Uno de los escaparates de la Iniciativa es la ciudad de Dordrecht.
Dordrecht tiene siglos de experiencia siendo objetivo de inundaciones
Dordrecht está en el suroeste de los Países Bajos y se encuentra en la intersección del mar y tres grandes ríos, lo que lo convierte en objetivo principal de inundaciones.
De hecho, Dordrecht fue escenario de una de las inundaciones más catastróficas de la historia de la Tierra Baja: en 1421, cuando Dordrecht era la capital de Holanda, una gran tormenta provocó la rotura de varios diques. Una veintena de pueblos de los alrededores de la ciudad quedaron completamente destruidos, con víctimas de hasta 10,000 personas.
Durante las décadas siguientes, la ciudad fue una isla a la que sólo se podía acceder por barco y, como consecuencia, Dordrecht perdió gran parte de su importancia.
Teniendo en cuenta esta historia —y no fue ni mucho menos la única vez que la zona se ha inundado a lo largo de los siglos—, la ciudad es ahora el buque insignia en los Países Bajos de la Iniciativa para la Valoración del Agua. El proyecto se centra en cómo cambiar la visión de las inundaciones como parte del diseño urbano sostenible.
Antes, los urbanistas se enfocaban en la protección de la ciudad mediante un sistema de defensas físicas contra las inundaciones, como diques, barreras contra tormentas y muros, diseñados para resistir inundaciones ocasionales. Pero con el cambio climático, reconocieron que era necesario un enfoque de múltiples capas.
Las capas añadidas al proyecto incluyen la prevención y la preparación, dos estrategias que pueden ser controvertidas, por lo que entra en juego la necesidad de incluir las aportaciones de las partes interesadas y atraer suficiente inversión.
La prevención: piedra angular
La prevención es la piedra angular de toda estrategia de adaptación que tenga éxito en las zonas propensas a las inundaciones. Cada comunidad o región debe decidir lo que es apropiado para su situación particular, basándose en los resultados históricos y potenciales del modelo, la geología y otras condiciones locales.
Por ejemplo, como parte de la estrategia de prevención, la Iniciativa para la Valoración del Agua recomienda a Dordrecht que no conceda permisos de construcción en zonas que hayan demostrado ser propensas a las inundaciones.
Se trata de una consideración seria, independientemente de la ubicación de la comunidad. Después de que huracanes devastadores, como Katrina, Harvey, Irma y Michael azotaran Estados Unidos, los mapas de inundaciones obsoletos y los requisitos de permisos poco estrictos se convirtieron en un tema de conversación importante.
Por desgracia, la mayoría de las veces, sin políticas adecuadas para evitar la reconstrucción en zonas propensas a las inundaciones, seguimos viendo las mismas zonas inundadas una y otra vez.
La última capa de la Iniciativa para la Valoración del Agua es la preparación, es decir, tener un plan para cuando las inundaciones se produzcan inevitablemente. Centrándose en el distrito de De Staart, en Dordrecht, que se encuentra a mayor altura que el resto de la ciudad, los planificadores están desarrollando un enfoque multifacético para poner a sus residentes a salvo en caso de inundación.
El proyecto incluye el desarrollo de viviendas sostenibles, espacios flexibles y un sistema de transporte público para facilitar las evacuaciones.
En muchos casos, cuando la gente no evacua las zonas afectadas por catástrofes naturales es porque no puede permitirse el lujo de marcharse. Además, suelen ser los más vulnerables los que viven en las zonas más golpeadas porque ese terreno es el más barato.
El establecimiento de un plan de evacuación disponible para todos los residentes requiere la aportación de las partes interesadas afectadas, así como una inversión significativa para garantizar el éxito del plan.
Ida muestra que la adaptación al clima ya es una realidad
El informe sobre el clima del IPCC, publicado recientemente, subrayó con toda contundencia que hay que trabajar para detener y reducir las emisiones de carbono y metano para frenar la progresión del cambio climático. Pero también dejó claro que ya sentimos los efectos.
La intensidad y la frecuencia de las catástrofes naturales que ya se están produciendo hacen necesario emprender programas de adaptación sustanciales. Sin una adecuada planificación de la adaptación, las repercusiones económicas podrían ser devastadoras. Para que tengan éxito, necesitarán una dirección política, un compromiso diverso e inclusivo de las partes interesadas y una inversión privada.
En nuestro mundo moderno, contamos con la ingeniería, la política y la comprensión financiera para desarrollar e integrar el diseño sostenible en los planes de adaptación. La construcción de un dique de miles de millones de dólares en el Golfo de México puede ayudar con una marejada a nivel de Ida, pero no detendrá las inundaciones por la lluvia concomitante, y los estudios muestran que es necesario incluir soluciones basadas en la naturaleza.
La comprensión de que estos impactos ya están aquí hace imperativa la necesidad de un plan integral para gestionarlos. Los holandeses llevan siglos diseñando soluciones para la gestión del agua. Mientras sigan innovando, otros países deberían seguir su ejemplo.
