El novio de una estudiante de secundaria le pide prestados 35 dólares del dinero que ha ahorrado como niñera y jamás los devuelve. La novia de un estudiante de primer año le pide que falte a su turno en el restaurante de comida rápida local para pasar tiempo con ella. La pareja de un estudiante de undécimo grado le ordena que deje de gastar dinero en zapatos.
Todos estos son ejemplos de abuso financiero, que según un nuevo estudio es frecuente entre los adolescentes de hoy en día.
Abuso financiero en las relaciones
El 31% de los estadounidenses de entre 13 y 18 años dicen haber experimentado señales de advertencia de abuso financiero en sus relaciones, según una encuesta realizada por Junior Achievement USA y la Fundación Allstate. Esa cifra se eleva al 37% específicamente por sentir presiones para dar dinero a un novio o novia.
El abuso no conoce parámetros de edad. Ya sea abuso físico, emocional o financiero, todo vuelve a la raíz del control. Controlar las finanzas de alguien es una de las formas más efectivas de mantener a alguien atrapado e impotente en una relación.
Kathryn Tuggle, autora de How to Money y antigua redactora de Fast Company.
Tuggle aconseja a los adolescentes que hagan caso a sus amigos o a sus seres queridos cuando digan que están viendo u oyendo este tipo de comportamiento manipulador. Si los propios adolescentes se sienten incómodos con las conversaciones que han mantenido con otras personas importantes, deberían seguir su instinto y terminar la relación o, al menos, hablar con un adulto al respecto.
El abuso financiero de los adolescentes es más frecuente porque un número cada vez mayor de ellos tiene acceso a su propio dinero. Mientras tanto, las interacciones en las relaciones se han trasladado a las redes sociales y a las plataformas de mensajería, según Sourav Sengupta, profesor adjunto de psiquiatría y pediatría en la facultad de medicina de la Universidad de Buffalo.
Mientras que antes un padre podía escuchar un fragmento de una conversación problemática entre adolescentes, ahora es mucho más probable que las discusiones entre parejas románticas se produzcan a través de mensajes de texto.
Es una etapa de desarrollo de la adolescencia. Estamos muy centrados en encontrar nuestro propio espacio y, en esa línea, encontrar a alguien que nos vea no sólo como chico o chica o como miembro de una familia. Que me vea como yo. En ese contexto, a menudo estamos dispuestos a hacer cosas que no haríamos por nadie.
Especialmente en esas primeras relaciones, los adolescentes están dispuestos a hacer verdaderos sacrificios.
Kathryn Tuggle, autora de How to Money.
También están dispuestos a reconocer su falta de visión económica, hasta cierto punto. En la encuesta, el 62% está de acuerdo en que no está preparados para «gestionar las responsabilidades financieras compartidas con un amigo o pareja romántica», incluyendo el 66% de las chicas y el 59% de los chicos.
Probablemente sean sus primeras relaciones. Esta es su primera incursión en el amor y la atención así como en lo que significa ser apoyado por otra persona.
No sabes lo que es una buena relación. Algunas personas no lo descubren hasta los 30, 40 o 50 años.
Kathryn Tuggle, autora de How to Money.
La principal característica de la Generación Z es que es considerada como la primera generación nacida con total acceso a Internet y tecnología digital. Además de todas sus cualidades como “nativos digitales”, a la Gen Z se le atribuye buscar relaciones más serias, tener menos sexo casual que los jóvenes de los 90, más estabilidad laboral y cierta dificultad para relacionarse en persona, algo que adjudico en parte a redes sociales, plataformas de mensajería y aplicaciones de citas.
A pesar de facilitar conocer gente nueva, estas aplicaciones fomentan ciertas apariencias o estereotipos que la mayoría de las veces no corresponden a la persona en la vida real, creando una disonancia de imagen o comportamiento, provocando sin lugar a duda el abuso financiero. Desafortunadamente esta generación se ha visto afectada en sus competencias interpersonales, por lo que es necesario que las generaciones predecesoras estén presentes en sus vidas cotidianas; en casa, en la escuela, en su entorno laboral. No estaría de más realizar un diagnóstico que detecte las áreas de oportunidad en la Gen Z, con el fin de cubrir las necesidades, logrando que esta generación se forme más preparada para los retos que se presenten a futuro.