Aunque pudiese parecer ficción, la realidad es que en la actualidad el dióxido carbono (CO2) se encuentra en todas partes: el aire que respiramos y exhalamos, los alimentos que comemos y hasta en los productos que adquirimos y usamos. Lo que ha generado una gran preocupación para los seres humanos y el planeta.
Ante esto, gobiernos, empresas, organizaciones y más han realizado un compromiso llamado cero neto, y este 2022 debe ser el año de la acción climática auténtica. Pero para que eso suceda, las estrategias de cero emisiones netas deben alcanzar su máximo potencial como herramienta para combatir el cambio climático.
CO2 en todas partes
Para comprender mejor por qué hablamos de cero neto en 2022, es necesario saber que el CO2 es un compuesto de carbono y oxígeno que se libera en la atmósfera de muchas maneras.
De hecho la mayor fuente de emisiones naturales de carbono proviene del intercambio de dióxido de carbono entre los océanos y la atmósfera. Los animales y las plantas también emiten CO2 a través del proceso de respiración (inhalan oxígeno, exhalan CO2). Y, cuando estas plantas y animales se descomponen, los organismos del suelo respiran para producir energía y emiten más CO2 a la atmósfera.
Si bien las emisiones de carbono forman parte de la naturaleza, ¿por qué se habla tanto de intentar disminuir las emisiones de carbono? Simple:
La naturaleza mantiene las emisiones que genera en equilibrio, sin embargo, esto no sucede con las emisiones que los humanos nos encargamos de generar.
Cuando extraemos, refinamos, transportamos y quemamos combustibles fósiles como carbón, gas natural y petróleo, liberamos carbono adicional y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Esto también sucede cuando cortamos grandes extensiones de árboles que absorben CO2 para dar paso a la agricultura y nuevos desarrollos, o recolectamos madera para crear nuevos productos.
Al momento en que estos árboles se queman o se descomponen, emiten aún más CO2. Al eliminar los bosques, también eliminamos de manera efectiva los sistemas naturales que absorben y almacenan carbono.
Esto se torna una problemática ya que el CO2 es uno de los gases de efecto invernadero que absorbe la radiación y evita que el calor se escape de nuestra atmósfera. Este exceso de calor crea patrones climáticos interrumpidos, promedios de temperatura global más altos y simplemente el cambio climático.
En la actualidad, muchas compañías alineadas a su Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se han comprometido a trabajar con sus grupos de interés con el propósito de mitigar este problema y no agregar nuevas emisiones de carbono a la atmósfera, es decir, alcanzar el cero neto, y hacerlo para 2050 o antes. Y este año se caracterizará por tener integridad al respecto.
Cero neto en 2022
De acuerdo con Sustainable Brands, 2022 debe ser el año de la acción climática auténtica, y para que eso suceda, las estrategias de cero emisiones netas deben alcanzar su máximo potencial como herramienta para combatir el cambio climático.
En 2021, se vieron diferentes escenarios en cuanto al tema, ya que un momento se vio un auge y en otro caídas en el entusiasmo mostrado en torno a los compromisos cero neto por parte de las empresas.
Por ejemplo, en 2021 Shell y Rolls-Royce firmaron un memorando de entendimiento (MoU) que tiene como objetivo apoyar la descarbonización de la industria de la aviación y su progreso hacia cero emisiones netas, mientras que LyondellBasell —una de las mayores empresas de plásticos, productos químicos y refinerías del mundo— anunció también su objetivo de cero emisiones netas en todas sus actividades a nivel mundial para 2050.
Esta historia se ha repetido en los últimos años (sobre todo en 2021) con gran cantidad de empresas, sin embargo, expertos y activistas empezaron a cuestionar sobre cómo las compañías reducirían drásticamente sus emisiones, las suficientes para detener o ralentizar el cambio climático.
Entonces… si 2021 fue el año de la reacción neta cero, 2022 podría ser el año de la redención, pero solo si las empresas fortalecen el rigor de sus compromisos.
Los compromisos de cero neto no son iguales, y un problema que se ha encontrado en el rubro es que sin una definición estándar de lo que significa cero neto, las empresas han interpretado el mandato de diferentes maneras. Como resultado, demasiados compromisos netos cero dependen de la compensación de emisiones, en lugar de reducirlas.
La diferencia entre compensar emisiones y reducirlas
Uno de los grandes intereses de las empresas que han declarado tener objetivos cero neto es cumplir con dicho compromiso. Esto resulta fundamental en muchos niveles, pero sobre todo para obtener reputación corporativa. Es por ello que cantidad de compañías han optado por compensar las emisiones de carbono en lugar de reducirlas.
Compensar emisiones
Compensar emisiones permite a las empresas adquirir créditos de compensación que contribuyen a proyectos que disminuyen o evitan las emisiones de GEI. Esto permite a las compañías «cancelar» sus emisiones residuales y afirmar que son neutrales en carbono.
Reducir emisiones de carbono
Para reducir las emisiones de carbono, las empresas tienen que tomar diferentes acciones, lo cual en ocasiones no resulta fácil. Entre ellas se encuentran: utilizar energías renovables como la fotovoltaica y la eólica; disminuir gradualmente el uso de combustible y más.
Créditos de carbono y nulos planes para su uso
En el caso de la compensación de emisiones de carbono, un análisis reciente de Net-Zero Tracker —una iniciativa global que compara los compromisos de cero neto— encontró que:
Casi el 43% de las 632 empresas que cotizan en bolsa más grandes del mundo planean usar créditos de carbono como parte de su estrategia climática; y dos tercios de estas empresas no especifican cómo planean utilizar los créditos de carbono.
Los créditos de carbono tienen un papel limitado que desempeñar en los objetivos netos cero: la clave para lograr emisiones netas cero es reducir las emisiones, no compensarlas.
Sin un compromiso significativo con la descarbonización, las empresas corren el riesgo de no lograr la parte ‘cero’ del cero neto.
Las empresas que reclaman el estado neto cero al compensar sus emisiones sin descarbonizar por completo comprometen la integridad del concepto neto cero y se arriesgan a poner en peligro su reputación con un objetivo neto cero débil. Por si fuera poco, la dependencia excesiva de las compensaciones de carbono no es el único problema de muchos compromisos actuales de cero emisiones netas.
Problemáticas ante el cero neto
Sin objetivos provisionales
Las empresas se están comprometiendo a dejar de agregar emisiones a la atmósfera en 20 o 30 años, pero no han establecido objetivos de reducción de emisiones en el camino.
Eso crea la posibilidad real de que las reducciones de emisiones significativas necesarias se retrasen hasta 2040 o 2050, lo que significa que esas reducciones podrían llegar demasiado tarde para evitar lo peor del calentamiento.
Exclusión de las emisiones de la cadena de valor
Otro problema importante es que algunos objetivos también excluyen las emisiones de la cadena de valor de la empresa, o las emisiones de Alcance 3, dejando fuera la mayoría de las emisiones de muchas empresas.
Y debido a que actualmente no existe un estándar para los informes de progreso, muchos más aún carecen de responsabilidad sobre si están en camino de alcanzar alguno de sus objetivos.
Este enfoque en los compromisos de cero emisiones netas ha dejado en claro como el cristal el mayor problema con las emisiones netas cero: que nunca ha habido una definición acordada de lo que realmente significan las emisiones netas cero en la práctica.
La llegada de Net-Zero Standard
Una solución implacable para el cero neto en 2022 es sin duda la guía publicada a fines de 2021 en donde se puede aclarar la confusión y allanar el camino para la integridad neta cero. Con el lanzamiento del Net-Zero Standard de la iniciativa Science-Based Targets, hay alineación en lo que constituye un compromiso válido de net-zero.
El estándar requiere que las empresas establezcan objetivos basados en la ciencia a corto y largo plazo para reducir sus emisiones en línea con mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 ºC e incluir el 90 % de sus emisiones de alcance 3 en su objetivo de cero neto, abordando las preocupaciones en torno al greenwashing.
El Estándar requiere que las empresas logren una descarbonización profunda del 90 al 95% antes de 2050, y la Hoja de ruta de Ceres insta a las empresas a cumplir esos objetivos para 2040.
Si se aplica correctamente, las compensaciones de carbono tienen un papel en una estrategia climática corporativa: apoyar la mitigación climática más allá de la cadena de valor de una empresa además de reducir las emisiones.
Las empresas ahora tienen la orientación que necesitan para cumplir con los compromisos de cero emisiones netas que forman parte de sus estrategias principales para abordar la crisis climática.
Es por ello que cero neto en 2022, resulta elemental y debe ser el año de la acción climática auténtica. Y para que eso suceda, las estrategias de cero emisiones netas deben alcanzar su máximo potencial como herramienta para combatir el cambio climático.