En Estados Unidos los líderes educativos buscan averiguar cómo pueden luchar las escuelas contra la trata de personas, por lo que intentan enseñar eficazmente a las y los estudiantes sobre los riesgos y las señales de advertencia de caer en estas redes.
Según The Conversation, cifras del 2019 recogidas por el Proyecto Polaris —una organización sin ánimo de lucro que lucha contra la trata de personas—, el 24% de los supervivientes informaron que habían sido víctimas antes de cumplir los 18 años.
Escuelas contra la trata de personas
En 2017, California se convirtió en el primer estado en requerir educación en las escuelas contra la trata de personas para alumnos y profesores. Tennessee, Florida y Virginia ya exigen que el personal escolar reciba una formación obligatoria con el propósito de detener este tipo de violencia.
A medida que los casos de trata de personas siguen apareciendo en los titulares, se realizan campañas de prevención y educación en instituciones de todo Estados Unidos. Incluso padres y otros interesados de otros estados pueden encontrar esfuerzos similares que llegan a sus localidades.
Debido a esto se recomienda a los líderes escolares que tengan en cuenta cinco objetivos clave a la hora de crear programas contra la trata de personas.
1. Crear un refugio seguro
Los investigadores de la infancia sugieren que los niños necesitan un refugio seguro al que acudir cuando se enfrentan al miedo y a las amenazas. También requieren de una base segura, un lugar donde se sientan cómodos para explorar el mundo que les rodea.
Lo ideal sería que los hogares sirvieran para estos fines, pero las escuelas también pueden hacerlo. Esta acción es relevante porque los niños que se sienten más seguros, son menos vulnerables a los depredadores, que a menudo fingen afecto y proporcionan una falsa sensación de amor como táctica para atraerlos.
2. Prestar atención a los desencadenantes
Cuando se enseña sobre la trata de personas, es posible que se reactiven recuerdos de traumas pasados. Los educadores que son conscientes de esta posibilidad tienen más probabilidades de proteger a sus alumnos y están más capacitados para responder adecuadamente si esto ocurre.
Muchos niños y niñas han estado expuestos a negligencia, abandono, abuso físico, sexual o psicológico, la pérdida de un ser querido, experiencias de desplazamiento o de guerra, por ello al revivir estos recuerdos, se sienten angustiados e inseguros.
Los desencadenantes pueden ser palabras, tonos de voz, expresiones faciales, olores, sentimientos o posturas que se incrustan en la mente. Y algunos provocan reacciones inesperadas en situaciones aparentemente normales. Por ejemplo, un pequeño cuyo padre maltratador solía comer naranjas puede evocar ese momento por el olor de la fruta, y dicho aroma vincularlo a la experiencia negativa.
A menudo, esto no es de forma consciente, por lo que el infante puede no entender por qué se siente angustiado o abrumado y, sin embargo, responde como si se enfrentara a una amenaza real.
3. Ser inclusivo
Cuando los docentes muestran compasión, calidez y amabilidad con sus estudiantes, es más probable que estos desarrollen un fuerte sentido de pertenencia en el espacio del aula.
Sin ese sentimiento, los alumnos pueden llegar a verse a sí mismos como indignos de atención y amor, lo que daña su autoestima y los hace más vulnerables a la influencia de otras personas.
4. Disipar ideas erróneas y estereotipos
Los medios de comunicación suelen presentar a las mujeres jóvenes de raza blanca como representantes de las víctimas de la trata, aunque son las mujeres y las niñas de color quienes la padecen más.
Además, las mujeres afrodescendientes que se ven obligadas a realizar actos sexuales o trabajos suelen ser estereotipadas de forma peyorativa y tratadas con recelo por las autoridades y las fuerzas del orden.
Y aunque los menores son un poco menos propensos a ser víctimas de trata, siguen corriendo el riesgo de serlo. Además, muchos informes no proporcionan datos sobre gente no binaria o no conforme con el género.
Los materiales educativos sobre la trata de personas funcionan mejor cuando hablan con precisión de quiénes ejercen esta acción. Una educación eficaz enseña que los tratantes no son simplemente extraños o personas que pertenecen a otra raza o etnia. Al contrario suelen ser amables, carismáticos, bien vestidos y aparentemente ricos, y también pueden ser familiares cercanos.
5. Utilizar el tacto y el tono adecuados
Muchos maestros se apoyan del contacto y el tono de voz para establecer conexiones con los niños. Pero algunos de ellos, que han sufrido un trauma son sensibles al tacto y lo evitan.
Los profesores que aprenden a utilizar la interacción física de forma tranquilizadora y afirmativa pueden ayudar a crear una sensación de seguridad en el aula, generando confianza y haciendo que su alumnado tenga menos probabilidad de ser presa de los traficantes.
Del mismo modo, el uso de tonos de voz coherentes que sean tranquilizadores y firmes puede mejorar el desarrollo, el compromiso, el aprendizaje y el crecimiento.
No cabe duda que las escuelas pueden desempeñar un papel importante a la hora de luchar contra la trata de personas. Con estos cinco conceptos en mente, los líderes educativos estarán mejor preparados para mantener a los niños a salvo.