¿Es posible que exista plástico en el aire? Según algunas estimaciones, las personas hemos desechado 4 mil 900 millones de toneladas de este material en el medio ambiente.
Una vez en la naturaleza, estos residuos comienzan a degradarse, fragmentándose en microplásticos del tamaño de una semilla de sésamo, que son ingeridos inadvertidamente, por los seres humanos y los animales, al comerlos en los mariscos y beberlos en el agua.
De acuerdo con Fast Company, es probable que nosotros también lo hagamos a través del sistema respiratorio. Aunque se ha investigado menos sobre los nanoplásticos (partículas más pequeñas que los microplásticos) que pueden desplazarse a enormes distancias en el aire y ser inhaladas más fácilmente hasta llegar al torrente sanguíneo.
El plástico en el aire vuela grandes distancias
Un nuevo estudio titulado Nanoplastics transport to the remote, high-altitude Alps, examinó el movimiento de esas partículas más ligeras y descubrió que son abundantes en la atmósfera, y que son transportadas incluso a zonas remotas. Por lo que la investigación podría ser «el registro más preciso de la contaminación atmosférica por nanoplásticos que se ha hecho».
Estos nanoplásticos —inferiores a 200 nanómetros— son materiales que se han descompuesto aún más con el tiempo, así como diminutas partículas que los desechos cotidianos arrojan a la atmósfera. Con ese volumen microscópico, los plásticos pasan al aire.
«Son tan pequeños que pueden ser transportados como aerosoles normales en el aire», afirma Dominik Brunner, investigador de los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de los Materiales, y experto en modelización del transporte atmosférico.
El equipo, de la Universidad de Utrecht (Países Bajos), al que Brunner ayudó a elaborar el prototipo de desplazamiento, diseñó una técnica para medir la concentración de nanoplásticos en una muestra de nieve, la cual reveló una mezcla de muchas partículas diferentes, que van desde arena del Sahara hasta pastillas de freno desprendidas.
¿Cómo llega el aire «plástico»?
Para llevar a acabo las indagaciones, los científicos eligieron un lugar remoto en los Alpes austriacos y utilizaron su procedimiento para encontrar y analizar los nanoplásticos. Sabían que los plásticos están presentes en las urbes, pero… ¿hasta dónde podían llegar?
El punto de partida de este estudio fue la cima de la montaña Hoher Sonnblick, en el Parque Nacional de Hohe Tauern (Austria), que alberga un observatorio de meteorología y geodinámica a 3,106 metros de altitud.
Todos los días, durante un mes y medio, tomaron un trozo de un nivel superior de nieve y analizaron su espectrometría de masas, liberando térmicamente el material recogido y midiendo con una máquina las moléculas. Una vez identificadas, las emparejaron con algunos plásticos conocidos, como los polietilenos y los polipropilenos.
A continuación, emplearon la dispersión de partículas y modelos del servicio meteorológico europeo, para rastrear el origen de los componentes, siguiendo paquetes de aire individuales.
Notaron que las partículas de plástico procedían principalmente de regiones densamente pobladas, pero el 30% provenía de más de 160 kilómetros de distancia, es decir de grandes ciudades como Londres, París, Ámsterdam, Frankfurt, Stuttgart y Múnich.
Lo realmente preocupante…
Las fuentes urbanas no sorprendieron a los científicos, pero sí los trayectos recorridos. «Como son tan pequeñas, el viento las transporta a grandes distancias», afirmó Brunner. Algunas recorrieron intervalos mayores: El 10% más de 1,000 millas, lo que sugiere que algunos de los plásticos más ligeros acumulados en la superficie del océano pueden volver a la atmósfera.
Lo anterior significa que se está respirando plástico en el aire, pues entre más pequeñas sean las partículas, mayor será el riesgo de inhalación. Los expertos concluyeron que las de un micrómetro (0.000001 metros) de diámetro pueden «penetrar profundamente en los pulmones», frente a las de más de 10 micrómetros, que «probablemente son filtradas por el sistema respiratorio superior».
Aunque los nanoplásticos no sean más tóxicos para el organismo que los micro, lo preocupante es la proporción de las moléculas y el hecho de que estén presentes en grandes cantidades en lugares remotos. La cantidad de nanoplásticos depositados por metro cuadrado de superficie de nieve cada semana en lo alto de los Alpes fue 2.8 veces mayor que las de microplásticos encontradas en los Pirineos franceses en un estudio de 2019.