Una nueva encuesta mundial a altos ejecutivos corporativos pone en duda la percepción de que las empresas pasan por alto los riesgos del cambio climático, preocupación frecuente entre los empleados de las generaciones millennial y Z, quienes buscan seguir a líderes empresariales vs el cambio climático.
El reciente informe de Deloitte muestra que, aunque los directivos están despertando al impacto que la crisis ambiental podría tener en los negocios y las comunidades, hay una desconexión entre los objetivos y la acción.
Líderes empresariales vs el cambio climático cada vez más necesarios
El estudio antes mencionado, que encuestó a más de 2,000 ejecutivos de 21 países de América del Norte, Europa, África, Asia y Oceanía, destaca en particular la opinión del 19% de los participantes. Estos colaboradores, a los que Deloitte califica de «líderes», han puesto en marcha acciones «que mueven la aguja» y que pueden proporcionar a otras empresas ideas sobre cómo avanzar hacia un futuro con bajas emisiones de carbono.
Dichas estrategias incluyen el lanzamiento de productos o servicios respetuosos con el clima, la exigencia de que proveedores y socios comerciales cumplan criterios de sostenibilidad, la actualización o incluso el traslado de las instalaciones para hacerlas más resilientes al ambiente, la consideración de las políticas a la hora de evaluar los grupos de presión y las donaciones políticas, así como la vinculación de la retribución a los resultados.
Para Deloitte, los «líderes» climáticos tomaron al menos cuatro de las cinco acciones mencionadas y concluye que: «Son más propensos que otros a notar los beneficios de sus esfuerzos y menos a ver los costos y las prioridades a corto plazo como obstáculos, lo que quizá indica que comprenden el precio de la inacción».
Las empresas y los ejecutivos que las dirigen ya sienten los efectos del cambio climático
Datos de la encuesta afirman que el 97% de las compañías ya han experimentado los efectos negativos del cambio climático. Además, el 81% de los ejecutivos aseguran que los fenómenos, como las inclemencias del tiempo y el aumento del nivel del mar, les han afectado personalmente en el último año.
Aunque la mayoría de los sectores se han visto dañados por las continuas alteraciones en sus modelos de negocio y cadenas de suministro, los cambios se sienten más en los de productos de consumo, automoción, tecnología, transporte y hostelería. Estas repercusiones incluyen la adopción de medidas para aminorar la huella de carbono. Por ejemplo, el 55% de las corporaciones respondió reduciendo los viajes aéreos innecesarios.
A pesar de la creciente preocupación por los impactos a largo plazo que el cambio climático puede tener en las organizaciones, los directivos son ahora más optimistas (88%) en cuanto que la acción inmediata puede limitar los riesgos relacionados con el clima, que hace ocho meses cuando Deloitte publicó su anterior encuesta.
Este actitud positiva «está ahí en virtud de su posición […] como líderes empresariales», dijo Kathryn Alsegaf, líder global de sostenibilidad interna de Deloitte, en una entrevista reciente a TriplePundit. Para quienes toman las decisiones significa «asegurarse de que tienen criterios de sostenibilidad» en sus cadenas de suministro, así como asegurar la resiliencia de sus instalaciones, llevar sus enfoques hacia los grupos de presión y repensar cómo estructuran la compensación, dijo Alsegaf.
Para la mayoría de las empresas, tener un plan de sostenibilidad ya no es un elemento diferenciador, sino una expectativa de los clientes y los empleados.
Como franquicia global fuerte, tenemos un papel importante que desempeñar en la transición hacia un mundo en el que las emisiones netas de carbono sean una realidad.
Sarah Chapman, directora global de Sustentabilidad en Manulife, una de las empresas encuestadas.
Aunque los dirigentes de las compañías sienten el impulso y la urgencia que provoca el deterioro climático, muchos de ellos no están seguros de cómo proceder para afrontarlo.
Lo que frena la acción climática
Aunque muchas empresas son conscientes de la necesidad de mitigar el cambio climático para conseguir la estabilidad financiera más adelante, tienen dificultades para asumir los costos de dicha transformación. Las causas varían según la región, los ejecutivos europeos, por ejemplo, se ven impulsados por las normativas, mientras que los de Asia lo hacen más por cuestiones operativas.
Cuando se les preguntó por los beneficios de la acción climática, los directivos se guiaron en gran medida por el reconocimiento y la reputación de la marca, la satisfacción de los clientes, la moral y el bienestar de su personal.
Para tener resultados a largo plazo, es crucial que las organizaciones hagan que sus métricas climáticas sean tan rigurosas como otros análisis, pero un tercio de los ejecutivos comentó que los desafíos relacionados con la medición del impacto ambiental son una barrera. Las empresas luchan por encontrar el marco adecuado que les ayude a coordinar los objetivos y las cifras con sus proveedores.
En consecuencia, confían en los frutos más fáciles de conseguir, como el uso de materiales y equipos más sostenibles y el aumento de la eficiencia energética. Estas acciones no son insignificantes, pero sí de menor escala, y tienen un gran peso en la óptica. Esta puede ser una de las razones por las que solo el 43% de los directivos cree que sus esfuerzos de sostenibilidad abordarán de forma significativa el cambio climático.
Una mayor presión de los empleados sobre el clima
Por otro lado, sienten la presión de sus stakeholders, sobre todo de los reguladores y el gobierno (77%), los miembros del consejo de administración y la dirección (75%), y los consumidores y clientes (75%). Lo que menos les preocupa son los bancos y los prestamistas (55%), pero, curiosamente, también los trabajadores (65%), cuya creciente demanda de responsabilidad se detalla en otro informe de Deloitte.
Aun así, no es un dato menor y Alsegaf llegó a la conclusión de que las organizaciones se darán cuenta cada vez más. El personal ayudará a empujar la transformación: «Los empleados de la Generación Z son los que más consideran que el cambio climático es el «problema número uno desde la pandemia».
De igual forma, expresó que existe un alivio por el hecho de que las compañías vean la moral y el bienestar de los empleados como un beneficio de la acción climática. «La salud mental está ahora más arriba en la agenda» y resaltó que cuando Deloitte organiza un «encuentro de amplio alcance, el medio ambiente siempre sale a relucir».
Al frente con líderes empresariales vs el cambio climático
Aunque los objetivos de sostenibilidad de algunas organizaciones ponen énfasis desproporcionado en su imagen y reputación de marca, las más exitosas consideran que los beneficios financieros son mutuos.
Una de las encuestadas, Christine Dacre, directora financiera de TransLink, dijo a los investigadores de Deloitte:
La gente suele hablar del costo de las inversiones climáticas, pero no suele darse cuenta del ahorro que suponen a largo plazo. Para nuestras inversiones verdes, incluida la estrategia de flota con bajas emisiones de carbono, tenemos en cuenta todo el ciclo de vida, no solo la inversión inicial.
Christine Dacre, directora financiera de TransLink.
En medio de los múltiples costos medioambientales, sociales y económicos del cambio climático, hay una forma clave para que los ejecutivos pasen de ser conscientes a actuar.
En opinión de Alsegaf, vincular la retribución a los resultados de sostenibilidad convierte la problemática en algo profesional. La alta dirección puede empezar estableciendo objetivos cuantificables, como los basados en objetivos científicos que limiten el calentamiento a 1.5°C.
En última instancia, es una suposición errónea que no hacer nada o no tomar medidas no tiene ningún costo ni siquiera para las empresas.
[…]Necesitamos a la sociedad civil y a los gobiernos. El clima es un problema perverso y tenemos que trabajar juntos.
Kathryn Alsegaf, líder global de sostenibilidad interna de Deloitte.