Muchas personas suelen decir que las rosas son el símbolo del amor, por ello no es sorprendente que el 14 de febrero, las ventas de ramos y arreglos sufran un aumento. En estos dos últimos años con la caída y cierre de los mercados por la COVID-19, el sector floriculturista espera recuperarse este 2022; sin embargo, en términos ambientales: regalar flores daña al planeta.
De acuerdo con un artículo de The Guardian, las flores fuera de temporada —como es el caso de las rosas en Reino Unido, durante este mes— pueden tener efectos severos en cuanto a huellas de carbono y afectaciones a los suelos por el uso de los pesticidas.
¿Regalar flores daña al planeta?
Datos de Agrinova Science señalan que la rosa es la flor más venida en el mundo, «seguidas por los crisantemos, tercero los tulipanes, cuarto los claveles y en quinto lugar los lilium«. La belleza de esta especie ha llevado incluso a cultivar algunas de valor incalculable como la llamada Juliet Rose del horticultor David Austin, que llegó a estimarse en 15 millones de dólares.
Aunque Europa es uno de los principales consumidores de este producto, en Gran Bretaña la mayoría de rosas que se comercializan son importadas debido a que los cultivos demandan cierto tiempo de temperaturas que no son frecuentes en aquella región.
Durante este mes, se importan casi 8 millones de toneladas de tallos, esto genera una huella de carbono de alrededor de 30 kg de CO2 para un ramo proveniente de Kenia o de los Países Bajos. Esto es una de las formas en las que regalar flores daña al planeta.
Para generar toda esta producción se requiere de ciertas condiciones, ya que la flor tiene algunas especificaciones para poder reproducirse: el clima y la luz suelen ser las más destacadas y las que al crearse en invernadero contribuyen al impacto ambiental que estas plantas pueden tener.
Las temperaturas óptimas de crecimiento son de 17ºC a 25ºC, con una mínima de 15ºC durante la noche y una máxima de 28ºC durante el día. […] En los Países Bajos, una práctica consiste en una irradiación durante 16 horas, con un nivel de iluminación de hasta 3.000 lux.
Agrinova Science.
A esto se le une el uso de pesticidas para control de plagas, como el piretroides, que puede provocar temblores musculares, pérdida de energía, alteraciones de la conciencia y en altas cantidades convulsiones y pérdida del conocimiento.
Si bien la gran toxicidad ambiental de la rosas suele ser la importación, The Climate Reality Project estimó, el año pasado, que su demanda por la celebración de San Valentín hace que se desplacen vuelos que emplean 114 millones de litros de combustible, lo que equivale a unas 360 mil toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera.
México suele no importar, pero…
De acuerdo con el medio Imagen Agropecuaria, este Día del Amor y la Amistad se espera que haya una derrama de 2 mil 400 millones de pesos, según lo expresó el presidente del Consejo Mexicano de la Flor (CMF), Federico Martínez.
La entidad que más produce rosas es el Estado de México, que genera más del 77% de la producción nacional, principalmente en los municipios de Villa Guerrero, Tenancingo, Amanalco y Valle de Bravo.
Datos de la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) dejan ver que más del 73.7% de los suelos mexiquenses están afectados pro la erosión hídrica, lo que sin duda muestra como las actividades de cultivo están dañando al ambiente.
Un estudio realizado en 2018, por expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México y Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional, examinó a detalle los efectos de los químicos en la región sur del Estado de México.
La floricultura tiende a desarrollarse en periodos cortos de tiempo, por lo que implica un uso desmedido de agroquímicos que afectan al aire, suelo y agua, afirman, además de afectar la salud humana. A esto se le suma la venta ilegal de estos aditivos y la no regulación en su empleo.
En el Estado de México se ha convertido en un grave problema de salud pública; mismo que se traduce en índices alarmantes de anancefalia (nacimiento de personas sin masa cefálica), defunciones y otros padecimientos fisiológicos derivados de la sobreexposición a una amplia variedad de plaguicidas de elevado riesgo.
Otro aspecto que enseña que regalar flores daña al planeta, a las personas e incluso fomenta las malas condiciones económicas de los campesinos. Y aunque la belleza y la fragancia de las flores sean un gran aliciente de las y los enamorados, lo cierto es que detrás de su producción masiva hay una problemática que impacta a todo el entorno, aunque quizá cualquier regalo lo haga, hay que buscar el que perjudique menos a nuestro mundo.
