Las consecuencias de haber perdido ingresos por COVID afecta a familias enteras, incluida la niñez. De hecho, se estima que en los últimos dos años 100 millones de niños y niñas más han caído en la pobreza, un aumento del 10 % con respecto a 2019. Este dato hace pensar en las dificultades que enfrentará la niñez en el futuro cercano.
La niñez y la juventud fueron uno de los sectores más afectados durante la emergencia sanitaria, basta recordar el confinamiento que vivieron —al igual que el resto de la población—, y que algunos de ellos todavía mantienen. Esto limitó sus lazos de socialización en etapas fundamentales.
Por si fuera poco, otro elemento de impacto es la pérdida del poder adquisitivo de sus padres o tutores, la cual tiene repercusiones negativas en diferentes partes de sus vidas.
Así impacta a los hogares con niñez el haber perdido ingreso por COVID
En ese contexto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) y el Banco Mundial realizaron el Informe Impacto de COVID-19 en el bienestar de los hogares con niños. Los datos se recopilaron en 35 países y destaca que dos tercios de los hogares con niños han perdido ingresos por COVID.
El Informe se centró en varios aspectos sobre el impacto en la niñez a consecuencia de que sus hogares hayan perdido ingresos por COVID. Sin embargo, sobresale la pobreza multidimensional, y afirma que México fue el primer país en medir a la pobreza de esta forma.
La pobreza es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades básicas e imposibilitan su plena integración social.
Coneval.
La pandemia de COVID agudizó los problemas que vivía la niñez, ya que 1 de cada 6 niños o 365 millones de ellos vivían en pobreza extrema, es decir, luchaban por sobrevivir con menos de 2 dólares al día. Casi 1 millón de la niñez vivía en pobreza multidimensional en países en desarrollo. En otras palabras, se veían en dificultades de acceder a educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento y agua.
Las familias no pueden pagar los alimentos o los servicios de salud esenciales. No pueden pagar una vivienda. Es un panorama terrible y los hogares más pobres se están hundiendo aún más en la pobreza
Sanjay Wijesekera, director del Grupo de Programas de UNICEF.
Si bien los efectos de la pandemia han sido generalizados, estos han afectado a la población más vulnerable. Incluso el progreso logrado en la reducción de la pobreza infantil ha sido revertida en todo el mundo como consecuencia de la COVID-19.
Esta situación se intensificó con los primeros impactos de emergencia sanitaria para todos los hogares —en especial aquellos con mucho niños y niñas, ya que los hogares sin hijos sufrieron perdidas de ingresos en un 55% en comparación con 76% de los hogares con menores—.
A continuación, se destacan tres rubros sobre los que la pérdida de ingresos por COVID ha afectado a la niñez.
Inseguridad alimentaria
De acuerdo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), la inseguridad alimentaria se entiende como la «insuficiente ingestión de alimentos, que puede ser transitoria (cuando ocurre en épocas de crisis), estacional o crónica (cuando sucede de forma continua)».
El Informe señala que en promedio, el 14% de los hogares sin niños informó sobre un miembro adulto que estuvo sin comer durante todo el día por falta de dinero u otro recurso. Esto aumenta al 18% para hogares con pocos niños y al 24% para hogares con muchos niños, que es significativamente mayor en comparación con los hogares sin niños.
El modesto progreso logrado en la reducción de la pobreza infantil en los últimos años corre el riesgo de revertirse en todas partes del mundo.
Las familias han experimentado pérdidas a una escala asombrosa. Mientras que el año pasado, la inflación alcanzó su nivel más alto en años, más de dos tercios de los hogares con niños aportaron menos dinero.
Sanjay Wijesekera, director del Grupo de Programas de UNICEF.
Seguridad social
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entiende la protección o seguridad social como «una variedad de políticas y acciones en diversos ámbitos que deben promover el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales en la alimentación, la salud, las pensiones y el cuidado».
El porcentaje de hogares que informan recibir la asistencia del gobierno desde el comienzo de la pandemia es:
- 26% para hogares con muchos niños.
- 21% para hogares con pocos hijos.
- 12% para hogares sin hijos.
La seguridad social es uno de los rubros en los que los hogares con niños se han visto beneficiados. En especial porque los países han orientado sus políticas hacia esos sectores.
Más de 200 países o territorios han introducido miles de medidas de protección social, y la Organización ha apoyado a los países con aproximadamente 12 500 MDD para implementar tales medidas, alcanzando a casi mil millones de personas en todo el mundo.
Banco Mundial.
Educación
UNICEF señala que la educación es un derecho para la niñez, y cada día más de mil millones de niños y niñas acuden a lugares para recibir educación. Una herramienta que les posibilita un mejor futuro tanto en lo económico como en la movilidad social. Para muchos la escuela se convierte en un segundo hogar.
La participación en actividades educativas desde el cierre de la escuela debido al COVID-19 fue baja. Este dato es consecuencia, en parte, de que los hogares hayan perdido de ingresos por COVID. Incluso menos del 60% de los hogares con niños reportaron participar en alguna actividad educativa después del cierre de las escuelas.
Las actividades incluyen completar tareas escolares, escuchar a la radio educativa, viendo programas de televisión educativos, usando la aplicación móvil para aprender, reunirse con tutores o maestros y otras actividades educativas. De los hogares con pocos niños, el 14% informó que los menores completaron una tarea proporcionada por el maestro, mientras que para hogares con muchos niños, el número cae al 10%.
Los problemas que enfrentará la niñez se sienten en el presente y quedarán plasmados en el futuro. De hecho, UNICEF realiza acciones para evitar una década pérdida y trabaja para un «futuro colectivo, nuestros hijos, sean los primeros en la fila para la inversión y los últimos en la fila para los recortes».
En ese sentido, la responsabilidad social juega un papel central, ya que es necesario asumir la corresponsabilidad del futuro de la niñez desde todos los sectores y lo que significa para la humanidad.