En 2017, The New York Times y The New Yorker publicaban acusaciones por acoso, abuso sexual e incluso violaciones contra el productor cinematográfico y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein. Este fue el origen del movimiento llamado MeToo (YoTambién).
La consigna de MeToo implicaba que las personas que sufrieron abusos, acoso o violaciones en el mundo del cine tuvieran la oportunidad y el valor de levantar la voz; lo que inspiró a miles de mujeres a denunciar los abusos que habían vivido en silencio, a veces, incluso por décadas, y no solo dentro de la industria cinematográfica, sino desde todos los sectores sociales.
Este hecho es relevante, ya que de acuerdo con la ONU, se estima que una de cada tres mujeres ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja.
Bajo ese entendido, se ha vuelto necesario repensar las acciones que se han realizado a lo largo del tiempo, y a quienes han sido sus protagonistas; y las figuras destacadas en la historia y el mundo del arte no están siendo la excepción, por lo que parece que el MeToo ha llegado hasta Pablo Picasso (1881-1973), el afamado pintor y escultor español.
Casos de MeToo llega hasta… ¿Picasso?
De acuerdo con ndtv, Pablo Picasso es uno de los casos de MeToo. Él se ha incluido en este movimiento por las parejas que tuvo a lo largo de su vida, entre ellas dos esposas y múltiples amantes con una tendencia claramente marcada por la diferencia de edad. Por ejemplo, su segunda esposa tenía 27 años y él 79 años cuando contrajeron matrimonio.
El planteamiento de que MeToo alcanzó a Picasso se desarrolla en Francia y parte del podcast de la diplomada de Arte, Julie Beauzac, (el cual lleva más de 250 mil descargas), misma que plantea a:
Pablo Picasso, como un minotauro y un genio violento que destrozó la vida de sus parejas.
Por otro lado, la periodista y escritora Sophie Chauveau, en este mismo podcast, expresó la visión de su libro Picasso: la mirada del minotauro (2017), el cual denuncia:
El control irresistible y devastador del genio sobre todos aquellos que lo amaban. Un ‘genio’ y al mismo tiempo un hombre ‘violento’ y ‘destructor’.
Sophie Chauveau, escritora.
Estas apreciaciones se acompañan de la personalidad de Picasso y una frase que Françoise Gilot —amante de Picasso y madre de dos de sus hijas—, quien mencionó que el artista le había confesado:
Para mí solo hay dos tipos de mujeres: diosas y felpudos.
Pablo Picasso, pintor.
El carácter de Picasso no era un secreto para nadie: «Picasso amó a sus mujeres, las usó y las abandonó. Era un hombre de carácter difícil, veleidoso, dominante, absorbente, con amoríos legendarios que ocuparon el núcleo de su creación»; sin embargo, en el contexto actual este carácter es cuestionado e incluso censurado.
¿Picasso cancelado?
Para muchas personas, el artista no se puede separar de la persona. En el mismo sentido que el arte es un reflejo de un contexto social, histórico y cultural. Bajo ese entendido, Cécile Debray, directora del Museo Picasso de París señaló que: «evidentemente #MeToo ha astillado al artista, y este podcast lo demuestra».
El ataque es, si se quiere, más violento porque Picasso es la figura más célebre y popular del arte moderno. Un ídolo al que hay que abatir. Hay que abordar este tema con muchos matices y prudencia.
Cécile Debray, directora del Museo Picasso de París.
Bajo esa misma tónica se encuentra el Museo de Picasso de Barcelona que recientemente ha concluido un taller titulado: «Bajar la líbido al minotauro: confrontamos la masculinidad picassiana», y prepara un simposio internacional sobre el tema en el mes de mayo.
Esta reflexión sobre Picasso, y la mirada feminista o femenina sobre su obra es un debate eminentemente actual, que no hay que esquivar y que no se debe caricaturizar.
Emmanuel Guion, director del Museo de Picasso de Barcelona.
El debate está abierto, por un lado, hacer evidente la personalidad de Picasso, que si bien responde a su tiempo y contexto social, en donde este tipo de actitudes se encontraban normalizadas, eso no limita la responsabilidad de sus actos. Por otro lado, la cultura de la cancelación incentiva a dejar de consumir productos o servicios que no van en consonancia con ciertos valores de las y los consumidores.
En especial, las plataformas digitales han otorgado poder a todas las esferas sociales, precisamente como ejemplo de ello, los casos de MeToo. De repente todas las voces individuales fueron una misma.
En ese sentido, las voces colectivas se propagan como un reguero de pólvora digital que pueden influir en la opinión pública de manera contundente, e incluso traspasar la historia como en el caso de Picasso.
Cuando la desaprobación se convierte en acciones para “cancelar”, es decir, dejar de consumir productos, servicios o acciones de esas marcas o artistas es cuando se pasa de la opinión al fenómeno conocido como «cultura de la cancelación».
La polémica que se ha desatado con este podcast invita más el cuestionamiento de la obra artística de Picasso que a la cancelación. Sin embargo, también es importante señalar que muchas de las actitudes y acciones de Picasso eran una norma social establecida (no por ello correcta) que no se cuestionaba.
Lo relevante de la situación actual es que se puede observar de forma más clara esas acciones, e incluso hacerlas visibles para contribuir a evitar la violencia de género, y asumir la responsabilidad social de los actos con la finalidad de disminuir esta problemática global.
«NYC – MoMA: Pablo Picasso’s Les Demoiselles d’Avignon» by wallyg is marked with CC BY-NC-ND 2.0.