La intervención militar de Rusia en Ucrania ha provocado que muchas empresas definan su postura sobre continuar o no con operaciones en el país agresor, lo que se ha traducido en medidas comerciales. Sobre esta línea, influencers de aquel país han hecho eco en la iniciativa de Chanel contra Rusia, la cual consiste en condicionar la venta de sus productos.
En protesta y muestra de inconformidad, Victoria Bonya y Marina Ermoshkina se grabaron destruyendo bolsos Chanel y tacharon a la marca de rusofóbica, ya que, aunque sigue vendiendo sus artículos a ciudadanos rusos en otras partes del mundo, les hace firmar un documento en donde les «prohíbe» llevarlos a su patria.
RSE: Empresas ante la guerra
El caso de Chanel contra Rusia se suma a una larga lista de compañías que han decidido cortar o restringir sus vínculos en aquel país. Han pasado seis semanas desde que el conflicto estalló, y muchas marcas han demostrado su postura.
La primera en la hacerlo fue BP (British Petroleum) que rompió su asociación con Rosnef tras 24 años de colaboración, provocado una caída en la Bolsa del 3.95%. Dicha decisión estuvo motivada por presiones políticas, sin embargo, pese a la pérdida, varios expertos consideran que, de continuar con Rosnef, el costo reputacional hubiera sido mayor.
La acción de BP consiguió un fuerte eco que ha implicado la salida del territorio ruso de otras corporaciones energéticas como Shell, Total Energies, Equinor y OMV, esta última suspendió una inversión de 900 millones de dólares, destinada a un proyecto de gas, en conjunto con Gazprom, compañía estatal.
Franquicias como McDonald, Starbucks, Coca-Cola y Pepsi también cerraron sus establecimientos, aunque sin desamparar a sus trabajadores. En el sector financiero PayPal suspendió operaciones, del igual manera lo hicieron Visa, Mastercad y American Express.
A lo anterior se han unido sanciones en el ámbito deportivo por parte del Comité Olímpico Internacional (COI), el cual lanzó recomendaciones de exclusión a deportistas rusos de competencias internacionales o la la expulsión del equipo de fútbol por parte de la FIFA del Mundial de Qatar que se jugará este año.
Chanel contra Rusia
Resulta evidente que muchas compañías han cerrado filas frente a la situación en Ucrania, y luego de que la maison cerrara sus tiendas en el país, llevó su postura más lejos al condicionar la venta internacional a ciudadanos rusos.
En los reels mencionados por parte de las influencers se aprecia a Victoria Bonya y Marina Ermoshkina cortando bolsos Chanel con tijeras, los cuales son valuados en miles de pesos, esta acción es una señal de desaprobación y «apoyo a su patria».
Ni un solo bolso, ni una sola cosa vale mi amor por mi Patria, no vale mi respeto por mí misma. Estoy en contra de la rusofobia, estoy en contra de una marca que apoya la rusofobia.
Marina Ermoshkina, influencer rusa.
Pero más allá del descontento de Bonya y Ermoshkina, la pregunta es: ¿Realmente podría hablarse de rusofobia o de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) por parte de Chanel tal acción?
¿Qué es la rusofobia?
Se determina a la rusofobia o sentimiento antirruso a lo que engloba un amplio espectro de sentimientos vinculados con prejuicios, temores o aversiones hacia Rusia, los rusos, la lengua rusa, la madre Rusia y la cultura rusa.
Sin embargo, de acuerdo con un artículo de la UNAM, a consecuencia de la operación militar de Rusia en Ucrania, se desató –especialmente en Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea– un rechazo de todo aquello que sea ruso o tenga raíces rusas.
La situación ha llegado a extremos que las autoridades de la Universidad Bicocca, en Milán, Italia, prohibieron a un profesor dar un curso sobre Fiódor Dostoyevski, y está el caso como del músico Valery Gergiev, quien fue cesado como director del Festival de Verbier, en Suiza y de la Orquesta Filarmónica de Múnich.
De acuerdo con Talya Iscan, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y experta en seguridad internacional:
“Esta rusofobia, surgida después de que varios países occidentales impusieron a Rusia las primeras sanciones económicas, es inmoral e injustificable, porque no hay ninguna prueba de que la totalidad de los rusos esté respaldando las acciones militares del gobierno de Putin en contra de Ucrania… Resulta irracional que el pueblo ruso sea víctima de esta discriminación que se está dando en todos los ámbitos: académico, artístico, científico, deportivo…”.
Es imprescindible determinar que hay una línea fina entre el castigo, la cancelación y la discriminación cuando hablamos de la situación rusa. En el caso de la Universidad Bicocca, es más fácil identificar que existe cancelación, pero en el segundo resulta más complicado, ya que Vladimir Putin ha brindado su apoyo público a Gergiev, quien ha guardado silencio ante el rechazo por el conflicto.
Mientras que en el caso de Chanel contra Rusia, quizá sería mucho más responsable tomar otras medidas para determinar su postura de RSE, ya que la marca continúa generando ganancias al momento de sí vender sus productos a personas rusas, pero condicionar tal venta.
El propósito de retirar las actividades económicas por parte de las empresas en Rusia, busca generar una presión económica en dicho país, lo que forma parte de la RSE, pero continuar vendiendo a personas rusas y forzando a la firma de un documento, es posible que salga de tal espectro.
Recordemos que la RSE es una visión de negocios que integra el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medioambiente con la gestión misma de la empresa, independientemente de los productos o servicios que esta ofrece, del sector al que pertenece, de su tamaño o nacionalidad.
Ante el conflicto bélico, tomar una postura de responsabilidad social es ejercer presión de forma fidedigna hacia Rusia. ¿La acción de Chanel vs Rusia podría estar generando presión económica como lo están buscando hacer otras empresas?