Por: Pedro Silva Gámez
FORMA Y FONDO CXXX
Con el pretexto de las fiestas del Bicentenario y del Centenario del inicio de las gestas de Independencia y Revolución, cuyo balance pasa de lo sublime a lo ridículo, han aparecido libros, unos más conocidos que otros y nuevas publicaciones, al igual que retomaron importancia los olvidados en los libreros.
Todos con sus aportaciones, incluidos los clasificados como malos y aburridos, porque su enseñanza es que no valen para recomendarlos, a no ser como broma.
Entre los que llaman la atención, hay uno que apareció hace casi sesenta años, publicado por la editorial Jus, México 1951, en su segunda edición: México Tierra de Volcanes. El autor, de obra no muy extensa, es el estadounidense Joseph H. L. Schlarman hijo de inmigrantes alemanes, quienes seguramente pasaron vicisitudes muy diferentes a las de los actuales indocumentados, tanto para llegar a América como para residir en ése país.
Es una síntesis histórica de México desde la llegada de Cortés hasta el mandato de Miguel Alemán. Son respetables e interesantes su perspectiva y opinión a lo largo de la obra, sobre todo en la época en que la escribe ya que es el período posrevolucionario, que acentuó la práctica de usos, vicios y costumbres, muchos aún de moda.
A lo largo de la misma hace breve mención de la situación predominante en el agro desde la Conquista, pero en especial llama la atención el texto y citas reproducido a continuación. Conste que cualquier semejanza con la actualidad es mera coincidencia.
En la página 652 bajo el subtítulo “Cuando falta la visión el pueblo perece”, apunta: “Muchas partes de México presentan actualmente el aspecto típico de la tragedia de la tierra. Las tierras rojas entre Quiroga y Toluca son sólo una muestra de la fuerte erosión que padecen. Muchos bosques de México han sido talados y por consiguiente la tierra no tiene dónde detenerse. El corte de un bosque puede significar algunos años de cosechas; pero más tarde, ni cosechas, ni madera podrá recogerse. Ejemplos tan lastimosos y pruebas tan repulsivas de la mala administración de la tierra, pueden verse en muchas de las regiones montañosas del país.”
“Ya es la topografía misma del terreno la que lo ha puesto en condiciones de erosión desde épocas prehistóricas, y aunque en general puede afirmarse que los hacendados por propia conveniencia tuvieron buen cuidado de sus tierras…..otros descuidaban del todo la riqueza, como lo evidencian otros campos, elocuentes muestras de la insensata manera de explotar la tierra.”
“Ha habido pueblos que, gracias a su ignorancia negligente y suicida de la agricultura, han dejado en herencia a sus descendientes desiertos artificiales producidos por la mano del hombre y formados de roca estéril y carcomida.”
“La decadencia de la agricultura mexicana tuvo su período más triste entre Carranza y Ávila Camacho, época de las revoluciones incesantes, y de la destrucción y abandono de las haciendas y de la tala de bosques por caciques revolucionarios. Lo que México ha necesitado y sigue necesitando es una política conservadora del suelo, con miras amplias al porvenir.”
“…México necesita del Undécimo Mandamiento de Lowdermilk que dice: heredarás la Tierra como un administrador fiel, conservando sus recursos y su productividad de generación en generación. Protegerás tus campos de la erosión, tus aguas vivas de la desecación, y tus colinas del pastoreo excesivo, a fin de que tus descendientes tengan perenne abundancia. Si alguien dejare de cumplir como administrador de la tierra, tus fértiles campos se volverán estériles pedregales o torrentes inútiles, y tus descendientes se irán acabando, vivirán en la pobreza o serán borrados de la faz de la Tierra.”
Hasta aquí la cita del historiador. Dejando de lado el estilo doctrinario y con tendencia a un género, el mensaje encierra la esencia del tan llevado y traído Desarrollo Sustentable con antecedentes en el documento de las Naciones Unidas: Nuestro Destino Común, también conocido como Informe Bründtland.
Si ayer se advertía de la problemática para dar de comer a la población hambrienta y en número menor, el panorama actual es insoluble ante la unión de tierras agotadas, menos cosechas y mayor número de pobres.
Hoy en día no se puede ocultar la realidad, si es que hay voluntad cierta para transformar el rostro del país. Únicamente en el Estado de México, según datos del Programa Oportunidades al pasado mes de abril, existen tres millones setecientos mil mexiquenses que viven en la pobreza; ciento cincuenta mil niños trabajan en vez de estudiar; setecientos cincuenta mil indígenas están marginados y hay quinientos mil analfabetas.
La forma: la industrialización ha labrado cambios trascendentales en la civilización, pero se utilizó para ampliar las brechas sociales convirtiendo el futuro en algo incierto; en un mundo que se torna día a día más conflictivo y peligroso por la desesperación de los que sufren las privaciones.
El fondo: se cumple aquello de que quien ignora su historia y su pasado, vuelve a cometer los mismos errores. Y no lo olvidemos: TODOS SOMOS NATURALEZA.
Fuente: Acacia Fundación Ambiental A. C.