Su idea es reemplazar el aceite de palma, un ingrediente clave, pero cuya extracción es criticada por ecologistas
En momentos en que las empresas de alimentos y productos de consumo enfrentan problemas para obtener aceite de palma sin dañar el medio ambiente, Unilever apuesta a una alternativa prometedora al ingrediente clave: las algas.
Unilever, con sede en Londres, que depende del aceite de palma para fabricar su jabón Dove, crema Vaseline y helado Magnum, tiene previsto anunciar hoy una inversión multimillonaria en Solazyme Inc., una empresa de California que cosecha aceite de algas, un líquido que puede reemplazar al de palma en alimentos, jabones y lociones así como servir de combustible biodiésel para aviones.
La inversión de Univeler se produce en momentos en que grandes empresas de alimentos se encuentran bajo presión por parte de defensores del medio ambiente para poner un límite al uso de aceite de palma, cuya cosecha ha ocasionado deforestación en Indonesia y Malasia, y dañado el hábitat de orangutanes.
Usar aceite de algas en cremas o alimentos podría ayudar a las empresas alimentarias a elevar su reputación «verde» y reducir al mismo tiempo su exposición a mercados volátiles de commodities como los aceites de palma, de soya y de almendra. El aceite de algas puede fabricarse sin causar deforestación ni usar tierra arable valiosa.
De todos modos, es bastante improbable que el aceite de algas reemplace a los aceites naturales en el corto plazo. El tema principal aquí es si el aceite de algas puede ser producido en cantidades suficientes a un costo competitivo para cosechar aceites de forma natural. Además, los productos de aceite de palma deberán atravesar rondas de pruebas con consumidores antes de que los fabricantes puedan comercializar artículos.
Unilever probó durante varios meses con éxito el aceite de algas de Solazyme en jabones y cremas, pero afirma que aún pasarán entre tres y siete años antes de que lance el aceite de algas como ingrediente. Entre tanto, la empresa sigue desarrollando una cadena de suministro y probando los productos. Aun así, el gigante de productos de consumo tiene confianza en que Solazyme puede producir el aceite en la escala justa, al costo adecuado, para convertirse en un proveedor confiable. Las empresas prefirieron no especificar la magnitud de la inversión de Unilever, que es parte de una ronda de financiación de US$60 millones proveniente de varias fuentes.
«No se trata sólo de un nicho», sostiene Phil Giesler, director de innovación de una división de Unilever que invierte en nuevas tecnologías. «Creemos que esto tiene una capacidad tremenda».
Solazyme, fundada en 2003, es una de varias compañías de biotecnología que usan algas para producir aceites.
La inversión de Unilever en parte busca evitar incidentes como el de 2008, cuando activistas vestidos como orangutanes llegaron a la sede central de Unilever en Londres para denunciar la destrucción de selvas tropicales. Nestlé SA, que usa aceite de palma en sus chocolates Kit Kat, ha enfrentado protestas similares, así como PT Sinar Mas Agro Resources & Technology, un importante proveedor de aceite de palma para Nestlé, Unilever y Kraft Foods Inc., entre otros. Las tres empresas han dejado de trabajar con PT Smart, aunque la compañía indonesa rechaza las críticas de los grupos ecologistas, incluido Greenpace.
Nestlé anunció este año una política de «cero deforestación». La empresa no quiere revelar si está haciendo pruebas con aceite de algas. Kraft dice que está buscando alternativas al aceite de palma, pero que es muy pronto para dar detalles. El gigante Procter & Gamble Co. señala que aunque está comprometido con los recursos sostenibles, no apunta al aceite de alga en este momento.
Unilever es el mayor comprador mundial de aceite de palma y abarca entre 3% y 4% del mercado global, según la empresa. Unilever y Nestlé se han comprometido ha adquirir todo su aceite de palma de fuentes sostenibles certificadas para 2015.
Paul Polman, quien se convirtió en presidente ejecutivo de Unilever el año pasado, ha impulsado iniciativas verdes, con la intención de duplicar las ventas y a la vez reducir el impacto medioambiental de la empresa, en parte a través de nuevas tecnologías en áreas como empaquetamiento y refrigeración. La inversión en Solazyme es una señal de que el aceite de algas -que hace poco fue aprobado como ingrediente alimentario en la Unión Europea- podría ser parte de la ecuación también.
«El potencial es enorme, pero hasta hace dos o tres años (el aceite de algas) había sido completamente ignorado», señala Alison Smith, profesor de ciencias en la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña.
La importancia del aceite de algas para productos de consumo se ha visto opacada por su uso como una fuente de combustible alternativa. La petrolera Chevron Corp., por ejemplo, ha invertido en Solazyme.
«Hemos hecho toda clase de productos alimenticios», dice el cofundador y presidente ejecutivo de Solazyme, Jonathan Wolfson. «Hemos hecho mayonesas, helados. Y dan resultado, saben bien y son funcionales». También han producido cremas faciales con buenos resultados en pruebas, asegura.
Fuente: Reforma; Negocios, p. 8
Autor: Paul Sonne
Publicada: 8 de Septiembre 2010