El gran éxito de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) consiste en que sus compromisos siempre rebasan las exigencias de la ley y las expectativas de la sociedad.
Los programas de RSE más exitosos se basan en la congruencia entre nuestros actos empresariales y nuestras acciones sociales: si maquilamos, se vigila nuestro trato a los trabajadores; si generamos tecnología de punta, se espera que tengamos políticas internas vanguardistas; si construimos, automáticamente se asume que al final de la ecuación, todo que dará mejor que en un inicio.
Cada industria, cada giro, y cada empresa, tienen una respuesta única e individual para satisfacer a nuestros grupos de interés (accionistas, trabajadores, clientes y competencia entre otros).
El Economista, “Indicadores Financieros”, Suplemento Construcción, p. 18