La lucha contra el cambio climático ha ocasionado la intervención de activistas en obra de Andy Warhol en Australia. Esto ya se había visto en museos de Europa, y ha causado distintas opiniones, pues hay personas que consideran esto como simple vandalismo y quienes creen que es un acto legítimo de protesta.
Dentro de este debate, te contamos los detalles de lo ocurrido, así como las razones que ocasionaron este suceso que implicó a la obra de arte. ¿Se trata de una situación irresponsable por parte de un par de jóvenes o es una respuesta ante la crisis ambiental actual?
Intervienen activistas en obra de Andy Warhol
Después de las protestas que afectaron obras de arte en Europa, comenzando con Los Girasoles de van Gogh, otros grupos se han unido a la denuncia, por lo que dos activistas en obra de Andy Warhol plasmaron sus manos con pegamento.Pertenecientes al grupo Stop Fossil Fuel Subsidies de Australia, la obra Latas de sopa Campbell fueron el objeto de esta consigna. Esto ocurrió en la Galería Nacional de Camberra, donde las activistas escribieron en el vidrio que protege la obra frases como «crisis climática» y «protesta artística».
Utilizando pegamento, se adhirieron al cristal para exigir al gobierno australiano que detenga el subsidio a los combustibles fósiles. Y, finalmente, huyeron antes de ser detenidas por las autoridades del lugar.
«Estamos en una emergencia climática».
Activista de Stop Fossil Fuel Subsidies.
Este grupo de activistas, como muchos otros, busca detener los subsidios a la industria petrolera porque se trata de grandes proyectos millonarios que siguen impidiendo la transición a los sistemas de energía renovable. Puesto que, a pesar de las promesas hechas en cumbres mundiales, los bancos y gobiernos no han dejado de otorgar subsidios a la industria petrolera.
¿Esta intervención es vandalismo?
Estos actos, al igual que otras formas de manifestación, se han catalogado como «vandalismo» por el público general. Sin embargo, lo hecho por activistas en obra de Andy Warhol tiene un trasfondo más complejo que la mayoría de las personas prefiere evitar o no ha notado. Es decir, los efectos del cambio climático. Y, el conocimiento sobre ha cambiado significativamente las prácticas de consumo y producción.
«No hay arte en un planeta muerto».
Peter Kalmus, científico colaborador de la NASA.
Por lo que se ha convertido en algo que los más jóvenes consideran que es imperante cambiar. Puesto que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero y el incurrimiento en delitos ambientales por parte de grandes industrias, gobiernos e individuos han puesto en riesgo la supervivencia de las generaciones presentes y futuras. Sabiendo esto, jóvenes de todo el mundo se han unido a protestas que iniciaron como campañas en redes sociales. Pero, como sus peticiones no han sido escuchadas, ahora han llegado a la iconoclasia.
Dicha forma de manifestación consiste en rechazar la autoridad de las figuras o íconos a través de la destrucción del objeto que las representa. En este caso, no se trata de invalidar o rechazar a los artistas y sus obras, sino al capitalismo en el arte. Entendiendo a este último como el responsable del crecimiento económico desmedido en el que, por mucho tiempo, no se consideró que las empresas tuvieran responsabilidad sobre el impacto que generan sus operaciones en la sociedad y en el ambiente.
Deberíamos tomar en serio las advertencias
Las advertencias sobre las consecuencias del aumento de la temperatura global llevan muchos años rondando y no han sido tomadas con la seriedad necesaria. Es por ello que las olas de calor continúan rompiendo récords, ya que la temperatura de la Tierra ya está 1 °C por encima de los niveles preindustriales. Por lo que estamos a casi nada de llegar al límite planteado en el Acuerdo de París en 2015.
«Creo que todo el mundo parece estar básicamente de acuerdo en que se debe hacer algo con respecto a los subsidios a los combustibles fósiles. Es la discrepancia entre la retórica y la realidad lo que está empezando a doler un poco».
Harro van Asselt, especialista en leyes y políticas climáticas de la Universidad del Este de Finlandia en Joensuu.
Estos subsidios son «exenciones fiscales o pagos directos que reducen el costo de producir carbón, petróleo o gas». Aunque, hay tres barreras principales para su eliminación:
- Las empresas de combustibles fósiles son poderosos grupos políticos.
- Existen preocupaciones sobre la pérdida de empleos en comunidades con pocas alternativas de trabajo.
- La gente se preocupa de que el aumento de los precios de la energía pueda deprimir el crecimiento económico o desencadenar la inflación.
No obstante, estos obstáculos son superables, como ya lo han hecho Filipinas, Indonesia, Ghana y Marruecos. En estos países se redistribuyeron los subsidios para compensar los efectos del aumento de los precios de la energía a través de apoyos sociales, fondos de educación y seguro médico.
Así como la intervención de las activistas en obra de Andy Warhol ha causado estupor entre la población, debería generar aún más indignación que no se haya regulado todavía el subsidio a los combustibles fósiles. Aunque las compañías de otras industrias trabajen por reducir sus emisiones de GEI e impactar positivamente en la sociedad y el ambiente, si la transición a la energía limpia se retrasa más o no ocurre, el futuro de la humanidad está condenado.
«NYC – MoMA: Andy Warhol’s Campbell’s Soup Cans» by wallyg is licensed under CC BY-NC-ND 2.0.