La tan esperada Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022 ha comenzado oficialmente, envuelta entre escándalos de corrupción y polémicas en materia de derechos humanos y exclusión a personas LGBTQ+. Por lo que se ha ganado el nombre de mundial con discriminación, según Triple Pundit.
Y es que a pesar de que tanto líderes de Qatar, lugar donde se lleva a cabo el torneo, como funcionarios de la FIFA, el organismo rector de fútbol internacional, han argumentado durante años que la Copa del Mundo estaría abierta para que todas las personas la disfrutaran, lo cierto es que no ha sido así.
FIFA y Qatar: un mundial con discriminación
El escándalo comenzó desde que el comité ejecutivo de la FIFA otorgó el evento deportivo mundial más prestigioso del planeta al Estado del Golfo Pérsico. Un país con un preocupante historial en materia de derechos humanos, debido a la discriminación sistémica que enfrentan las mujeres, personas LGBTQ+, migrantes y otras personas en Qatar.
«El código penal de Qatar castiga las relaciones sexuales consentidas entre hombres mayores de 16 años con hasta 7 años de prisión (artículo 285). También establece penas de entre uno y tres años (artículo 296) para cualquier varón que ‘instigue’ o ‘incite’ a otro varón a ‘cometer un acto de sodomía o inmoralidad'»
Human Rights Watch.
Estás preocupaciones se extendieron entre otros líderes de los países participantes en la Copa Mundial. En octubre, el embajador de Qatar en el Reino Unido, Fahad bin Mohammed Al-Attiyah, advirtió a las personas LGBTQ+ aficionadas al fútbol que si asistían al torneo no hicieran «muestras públicas de afecto», ya que podrían ser arrestadas.
Ante estas y otras declaraciones y críticas en los medios de comunicación y organizaciones dedicadas a proteger los derechos humanos que alertaban sobre un torneo de abusos y violaciones graves, Nasser Al Khater, director ejecutivo del comité organizador del torneo insistía en que se estaba tratando «injustamente a Qatar».
«Sabemos que la Copa del Mundo conlleva un cierto escrutinio. Lo hemos visto en el pasado, pero, si es algo que va a servir de catalizador para el cambio, estamos a favor»
Nasser Al Khater, director ejecutivo del comité organizador del torneo.
Sin embargo, la recepción de las camisetas arcoíris y los brazaletes que muestran apoyo a las personas LGBTQ+ no ha sido tan bien recibida como la FIFA y Qatar hicieron creer.
Copa Mundial entre la controversia
Desde el inicio del torneo, fue reconocido como un mundial con discriminación. Puesto que los guardias de seguridad han interrumpido a los fanáticos y periodistas con ropa del «Orgullo LGBTQ+» que intentan ingresar a los estadios. Por lo que la FIFA ha amenazado con penalizar a los equipos que usen brazaletes de arcoíris destinados a mostrar solidaridad y apoyo a las personas LGBTQ+.
Inclusive el periodista deportivo estadounidense, Grant Wahl, señaló que estuvo detenido durante casi media hora. Esto debido a que le estaban «exigiendo airadamente» que se quitara la camiseta del arcoíris, para que los guardias le permitieran entrar. Asimismo, en el partido inaugural de Gales contra Estados Unidos, a las fanáticas galesas les confiscaron sus sombreros de pescador arcoíris al entrar.
Estas penalizaciones también alcanzaron a los jugadores de siete equipos europeos que compiten en el torneo (Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Alemania, los Países Bajos, Suiza y Gales). Luego de que la FIFA anunciara sanciones para quien durante el partido portara brazaletes «OneLove». Los cuales presentan el contorno de un corazón rayado en diferentes colores, cuyo objetivo es promover la inclusión y mostrar la solidaridad con personas de diferentes géneros e identidades sexuales.
Y, si bien la FIFA ha ofrecido disculpas en algunos casos y ha enfatizado que se permite a los fanáticos usar artículos de apoyo a las personas LGBTQ+, incluidas las mujeres galesas que regresaron para el segundo partido del equipo unos días después con los mismos sombreros de arcoíris, se ha adoptado un enfoque más duro para los jugadores que representan a sus países en el campo.
La FIFA y su Responsabilidad Social
En todo esto, la FIFA ha tenido la Responsabilidad Social (RS) de identificar y remediar los abusos, al tiempo que ha desaprovechado la oportunidad de promover los derechos de las personas LGBTQ+, en relación con su acuerdo con los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos que adoptó en sus Estatutos en 2016 y su Política de Derechos Humanos.
La FIFA, como organismo que eligió a Qatar para albergar la Copa del Mundo en medio de controversias extremas y acusaciones de corrupción, tiene el derecho y la obligación de apoyar a todos los fanáticos y jugadores que han viajado desde todos los continentes para experimentar el evento.
Promover la inclusión, o al menos ofrecer el espacio y la libertad para que otros lo hagan, en el escenario más grande del deporte más popular, es una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar. Desde una perspectiva comercial, ofrecer un mundial sin discriminación también es un paso que la FIFA podría tomar para ayudar a reparar su reputación y credibilidad, con base en sus lineamientos «de seguir impulsando el deporte moderno, accesible, inclusivo y global».
