En un esfuerzo más por descarbonizar la economía del bloque europeo y alcanzar sus objetivos climáticos para 2050, los gobiernos de la Unión Europea han llegado a un nuevo acuerdo sobre el impuesto fronterizo al carbono. Esta estrategia busca enviar una señal clara a la industria europea en torno a la urgencia de invertir en tecnologías verdes, de acuerdo con CNN.
No obstante, la medida también ha despertado preocupaciones de que los planes podrían infringir las normas actuales de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y provocar disputas comerciales, contribuyendo a una posible crisis.
Aumenta la ambición climática
La medida histórica agrega un precio de contaminación a ciertas importaciones a la Unión Europea. Las industrias intensivas en carbono dentro del bloque deberán cumplir con estrictos estándares de emisiones, y el impuesto está diseñado para garantizar que esos negocios no se vean socavados por competidores en países con reglas más débiles.
De acuerdo con Mohammed Chahim —un eurodiputado socialista que dirigió las negociaciones para el parlamento—, el mecanismo de ajuste fronterizo de carbono (CBAM) será “un pilar crucial de las políticas climáticas europeas. […]Es uno de los únicos mecanismos que tenemos para incentivar a nuestros socios comerciales a descarbonizar su industria manufacturera”.
La medida aún tendrá que ser aprobada formalmente por el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo antes de que entre en vigor en 2026. El acuerdo básicamente significa que los importadores tendrán que comprar permisos para sus emisiones de carbono, al mismo precio que pagan los productores nacionales bajo su sistema de comercio de emisiones en la UE.
Hasta el 2030, el CBAM se aplicará a la generación de hierro, acero, cemento, aluminio, fertilizantes, hidrógeno y electricidad, así como a algunos productos manufacturados como tornillos y pernos. Los automóviles también podrían incluirse luego de un período de prueba a partir de octubre.
Avanza impuesto fronterizo al carbono
Las empresas de la Unión Europea (UE) en esos sectores reciben actualmente una cierta cantidad de derechos de emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) gratuitos en el marco del sistema de comercio de derechos de emisión de la UE y luego deben pagar los permisos para cubrir los GEI adicionales que emiten. Después de octubre, las asignaciones gratuitas comenzarán a eliminarse.
«Es uno de los únicos mecanismos que tenemos para incentivar a nuestros socios comerciales a descarbonizar su industria manufacturera».
Mohammad Chahim, eurodiputado socialista.
“La industria europea se enfrenta a múltiples desafíos fundamentales en su camino hacia la descarbonización”, asegura Markus Beyrer, director general de BusinessEurope, el grupo de presión paneuropeo. “Los precios de la energía dramáticamente altos, junto con la brecha en los objetivos climáticos entre la gran ambición de la UE y las de otros actores, está socavando la competitividad de la industria europea tan drásticamente que la desindustrialización está ocurriendo mientras hablamos”, concluye.
Pero el plan se ha encontrado con la resistencia de países como Estados Unidos y Sudáfrica, que están preocupados por el impacto que los impuestos fronterizos sobre el carbono podrían tener en sus fabricantes.
“Hay muchas preocupaciones de nuestro lado sobre cómo esto nos afectará a nosotros y a nuestra relación comercial”.
Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos.
La UE y Estados Unidos ya se han enfrentado anteriormente por el plan climático de 370 mil millones del presidente Joe Biden en virtud de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que según los funcionarios europeos perjudica a las empresas que venden en el mercado estadounidense. La IRA contempla básicamente generosos subsidios a las empresas EE.UU. para impulsar el desarrollo de tecnologías limpias.
Revisión de la política climática
El impuesto fronterizo al carbono es parte de un acuerdo más amplio que reforma el mercado de carbono de la UE para reducir sus emisiones en un 62% para 2030, en comparación con 2005. Este último, conocido como Emissions Trading System (ETS), ya limita las emisiones GEI de más de 11 mil plantas de producción y energía, así como todos los vuelos internos de la UE, que cubren unas 500 aerolíneas.
Después de casi 30 horas de conversaciones sobre el impuesto fronterizo al carbono también se acordó lanzar un nuevo mercado de carbono para combustibles de calefacción y transporte a partir de 2027, con la opción de retrasarlo un año si los precios de la energía se mantienen en los altos niveles actuales.
Según Peter Liese, negociador principal del Parlamento Europeo, el impuesto fronterizo al carbono brindará una gran contribución en la lucha contra el cambio climático, además de ayudar al bloque europeo a alcanzar sus compromisos climáticos.