El movimiento de las inversiones con base en los criterios ambientales, sociales y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) ha crecido, pero también lo han hecho las prácticas de greenwashing. Los inversores están más atentos que nunca a estos factores, y muchos fondos los consideran un gancho estratégico, aún así los retos de ESG son demasiados.
Esta narrativa no solo aparece en las carteras de acciones. Sino que está ingresando a los mercados de renta fija e incluso a los monetarios. Al mismo tiempo, la adopción más amplia de ESG está produciendo nuevas interrogantes y desafíos sobre las herramientas de análisis y generación de informes que cubren la industria global de inversiones sostenibles.
Evaluaciones débiles en ESG
Un ejemplo de los retos de ESG se muestra en una investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts y la Universidad de Zúrich. Ahí se encontró muy poca consistencia en las evaluaciones de las agencias de calificación ESG, lo que dificulta la evaluación del desempeño de empresas, fondos y carteras de inversión, de acuerdo con Fortune.
“Eso es confuso [la evaluación ESG] para las empresas y para los inversionistas. Se les imponen tantos estándares diferentes”.
Desiree Fixler, exjefa de sustentabilidad de DWS, el brazo de gestión de activos de Deutsche Bank.
Críticas a ESG
El acrónimo ESG se acuñó en 2004 por la comunidad de inversores, como un marco de evaluación de las empresas en los factores ambientales, sociales y de gobierno, con el objetivo de mejorar la toma de decisiones. El tema ESG alcanzó su punto máximo durante la Conferencia de Cambio Climático de la ONU del año pasado, cuando las finanzas sostenibles fueron celebradas como una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático.
En este contexto, se entiende el por qué el crecimiento de la inversión ESG superó a todos los demás segmentos de la industria de gestión de activos en 2021. Según el proveedor de datos Morningstar, los activos en fondos sostenibles globales —es decir, aquellas inversiones que cumplen con los criterios ESG— alcanzaron un máximo de 2.97 billones de dólares el año pasado, pero se redujeron a 2.24 billones de dólares a finales de septiembre del 2022.
¿La razón? Ha surgido un boicot a ESG por parte del Partido Político Republicano de los EE.UU. En el golpe más reciente, el gobernador de Florida, Ron DeSantis —uno de los que denuncian a los administradores de activos por anteponer la sostenibilidad a las ganancias— anunció que retiraría 2 mil millones de dólares en fondos del Tesoro estatal del administrador BlackRock.
A esta medida se han sumado otros funcionarios republicanos: West Virginia, Texas, Louisiana y Missouri ya han despojado miles de millones de dólares de los fondos de BlackRock en protesta. Asimismo, ya se planean proyectos de ley anti-ESG en al menos 15 estados para el próximo año.
Acusan falta de claridad en ESG
En el otro extremo del espectro, la inversión ESG enfrenta críticas de greenwashing, término que se refiere a cuando una inversión o empresa afirma ser respetuosa con el medio ambiente, pero no lo es en realidad. BlackRock, Vanguard y otros administradores han sido acusados de diluir sus compromisos ESG.
Recientemente, Bluebell Capital Partners —un fondo de cobertura de 250 millones— apuntó a Fink y BlackRock, alegando que la estrategia ESG de las empresas era inconsistente. La crítica a BlackRock se centró en los compromisos de continuar invirtiendo en empresas fósiles.
Mientras tanto, en un aparente guiño a las investigaciones monopólicas orquestadas por los republicanos para que los administradores de activos entreguen información sobre su participación en la Alianza Bancaria Net-Zero de la ONU —que pide a los miembros que se comprometan a descarbonizar sus portafolios de inversión—, Vanguard anunció su salida de la Alianza.
Otro estudio de Reclaim Finance encontró que 30 administradores de activos líderes, 25 de los cuales eran miembros de la iniciativa Net Zero Asset Managers todavía tienen una participación combinada de 550 mil millones en compañías de carbón, petróleo y gas con nuevos proyectos planeados.
Retos de ESG: Greenwashing
Como se aprecia, la falta de reglas estandarizadas en torno a la inversión ESG permite que los departamentos de marketing exageren las credenciales ambientales de las empresas sin que necesariamente estén realizando cambios relevantes.
Pero el auge de prácticas de greenwashing está siendo desafiada. Después de ser despedida de su puesto como jefa de sostenibilidad en DWS, Desiree Fixler denunció a la empresa por supuestamente hacer declaraciones engañosas sobre la inversión ESG. Lo anterior derivó en indagatorias que escalaron al nivel más alto del prestamista de origen alemán, Deutsche Bank.
Pero los reguladores de la Unión Europea que llevaron el caso de DWS, no son el único organismo de control y regulación que ha comenzado a apretar los tornillos contra las prácticas de greenwashing. En EE.UU., Goldman Sachs pagó una multa de 4 millones de dólares por no cumplir con las políticas y procedimientos de ESG. Estos casos de alto perfil, han sido un claro ejemplo de que los prestamistas que hagan greenwashing enfrentarán consecuencias legales.
Como resultado del mayor escrutinio regulatorio, los principales administradores de activos de Europa, incluidos Amundi y Axa, junto con BlackRock, con sede en Nueva York, han degradado los fondos ESG que anteriormente figuraban como los que tenían los niveles más altos de sostenibilidad a categorías con criterios menos estrictos.
Regulación de ESG requiere reglas claras
De acuerdo con Alison Taylor, directora ejecutiva de Sistemas Éticos en la Escuela de Negocios Stern de la NYU, muchos de los retos de ESG derivan de la consecuencia de usar el acrónimo ESG para referirse a una gran «variedad de cosas».
El Reino Unido y la Unión Europea están liderando la carga para fortalecer las reglas para las agencias de calificación ESG, sin embargo una mayor transparencia y datos por sí solos no son suficientes para abordar los retos de ESG, señala Tylor.
Además predice que el acrónimo ESG no sobrevivirá y que, en su lugar, surgirán estrategias de inversión diferenciadas centradas en la «E», «S» o «G». Si bien, hay ejemplos de superposición entre las diferentes áreas, también hay áreas donde lo que es bueno para una categoría puede no beneficiar a otra.
Pero a pesar de los contratiempos de este año en ESG, Fixler se muestra optimista en la revolución económica que está generando ESG, pues así lo destacan las macrotendencias en la política gubernamental, como la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU., que promueve fuertemente la justicia ambiental es un claro síntoma de que ESG llegó para quedarse.