Amazonas, Borneo, Congo o Daintree son algunos de los nombres de las selvas tropicales más grandes o famosas del mundo. Asimismo, es conocida la dimensión de bosques, como los boreales que se extienden desde Rusia hasta Canadá. Pero, poco contemplados son los bosques submarinos y su importancia para mitigar el cambio climático.
Escondidos bajo el agua, se encuentran enormes bosques de algas marinas, que se extienden mucho más de lo que se piensa, incluso muchos no han sido denominados. Sus exuberantes copas son el hogar de un gran número de especies marinas. Estos bosques submarinos no solo son productivos, también podrían ser parte de la respuesta al secuestro de carbono, de acuerdo con The Guardian.
¿Qué son los bosques submarinos?
Los bosques submarinos están formados por algas. Al igual que otras plantas, las algas crecen capturando la energía solar y el dióxido de carbono a través de la fotosíntesis. Las especies más grandes crecen decenas de metros de altura, formando copas de los bosques que se balancean en una danza interminable a medida que avanzan las olas, como lo explica The Conversation.
Similar a lo que sucede con los árboles en la tierra, las algas marinas ofrecen hábitat, alimento y refugio a una amplia variedad de organismos marinos. Las especies grandes, como el bambú de mar y las algas marinas gigantes, tienen estructuras llenas de gas que funcionan como pequeños globos y les ayudan a crear grandes pabellones flotantes. Otras especies dependen de tallos fuertes para mantenerse erguidos y sostener sus hojas fotosintéticas.
Desde hace mucho tiempo, se sabe que las algas marinas se encuentran entre las plantas de más rápido crecimiento en el planeta. Pero hasta la fecha, ha sido muy difícil estimar qué tan grande es el área que cubren sus bosques.
Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que los bosques submarinos son mucho más extensos de lo que se pensaba anteriormente, teniendo un alto valor nutrimental para los desafíos alimentarios y podrían ser importantes sumideros de carbono para mitigar el cambio climático.
Bosques submarinos, para combatir el calentamiento del planeta
A propósito de ello, la ecologista marina Karen Filbee-Dexter, una de las autoras del estudio Productividad mundial de algas (2022), encontró que los bosques de algas marinas son mucho más grandes de lo que se pensaba anteriormente. Según la investigación, los bosques de algas marinas pueden actuar como un amortiguador vital contra la crisis climática, absorbiendo el dióxido de carbono del agua de mar y la atmósfera, almacenando tanto carbono como la selva amazónica.
Si bien, aún existe una brecha considerable en la comprensión de la capacidad a largo plazo de las algas marinas para secuestrar carbono, porque carecen de un sistema de raíces para retener el carbono en el suelo, a diferencia de otras plantas marinas como los manglares y los pastos marinos.
El hecho de que el carbono permanezca encerrado depende de lo que le suceda a las algas, y todavía existe un debate científico sobre cuán efectivo son para almacenar el elemento. Para que el carbono de las algas marinas sea secuestrado se requiere que quede bloqueado fuera de la atmósfera durante períodos de tiempo relativamente largos.
Las primeras estimaciones sugieren que una proporción considerable de algas marinas podría secuestrar el carbono en los sedimentos o en las profundidades del mar. Pero la cantidad exacta de carbono que terminan captando de forma natural es un área de intensa investigación.
Combatir la crisis alimentaria con los bosques submarinos
Siguiendo con el estudio, los bosques submarinos también podrían desempeñar un papel en los esfuerzos para aliviar la crisis de seguridad alimentaria mundial, gracias a su rápido crecimiento. En promedio, los bosques oceánicos en las regiones templadas, como la costa sur de Australia, produjeron entre dos y 11 veces más biomasa —restos de materia orgánica animal o vegetal— por área que las zonas intensamente cultivadas.
«Descubrimos que los bosques submarinos son más productivos que muchos cultivos intensamente cultivados como el trigo, el arroz y el maíz”.
Estudio: Productividad mundial de algas (2022).
Las algas marinas se han consumido en grandes cantidades en Asia durante siglos, y ahora los mercados occidentales se están imponiendo, aunque a pequeña escala, con más empresas europeas y norteamericanas que fabrican productos de algas marinas para el consumo humano.
Ello podría ser una alternativa a medida que la seguridad alimentaria se convierte en un problema mayor. «La gente busca otras fuentes de alimentos nutritivos. Si se recolectan adecuadamente, las algas marinas tienen el potencial de ser una fuente de alimento muy sostenible y rica en nutrientes” indica el informe. Del igual modo, las algas se están utilizando como alimento para animales, en sustitución del maíz y la soja, gracias a su alto valor nutricional.
En peligro los bosques de algas
Estos bosques submarinos enfrentan múltiples amenazas, incluido el aumento de la temperatura del mar, la contaminación y las especies invasoras. A lo largo de la costa norte de California, las algas marinas han disminuido en más del 95% en los últimos años, diezmadas por los erizos de mar, cuya población se ha disparado a medida que una gran cantidad de estrellas, sus principales depredadores, han muerto a causa de una enfermedad relacionada con el calentamiento de las aguas.
Este tipo de ecosistemas a menudo se pasan por alto y se estudian menos en comparación con los arrecifes de coral, lo que dificulta comprender cómo están cambiando. “La mayoría de los bosques de algas marinas del mundo ni siquiera están mapeados, y mucho menos monitoreados”, dice Filbee-Dexter.
Mientras que los corales que están en áreas cálidas, tranquilas y de fácil acceso, lo que los hace bastante fáciles de estudiar, las algas marinas se encuentran en aguas frías en algunas de las costas más agitadas y ásperas del mundo.
La especialista cree que cuanto más entiendan los científicos acerca de estos ecosistemas marinos vitales pero frágiles, más fácil será ayudarlos a sobrevivir. «La pérdida de estos ecosistemas increíblemente productivos es devastadora tanto para la naturaleza como para las personas”.
Por último, a medida que la ciencia continúa desarrollando tecnologías más inteligentes para rastrear algas marinas —como drones, satélites e inteligencia artificial— se mantiene la esperanza de que la investigación pueda arrojar más luz sobre el papel de las algas marinas en la lucha contra el deterioro climático.