Sequías, tormentas, olas de calor, aumento del nivel del mar, deshielo de los glaciares y calentamiento de los océanos son parte de los efectos del cambio climático que ya están causando estragos en las empresas, los medios de vida y las comunidades de todo el mundo. Y, según los científicos, solo empeorará a menos que el mundo reduzca a la mitad la contaminación por Gases de Efecto Invernadero (GEI) para 2030 y alcance cero emisiones netas para mediados de siglo, como lo establece el Acuerdo Climático de París.
En medio de estas preocupaciones surge la noticia de que la divulgación de carbono se vuelve obligatoria, y con ello llega la mejora en la transparencia de los informes para los inversores, las partes interesadas y las instituciones financieras. Esto a fin de fomentar mejores decisiones y más responsables relacionadas con el clima por parte de las empresas.
Divulgación de carbono se vuelve obligatoria
De acuerdo con Nethra Rajendran, analista de cero neto de GreenBiz, la práctica de informar sobre las métricas, los objetivos y proyectos relacionados con el clima de una empresa, mejor conocido como divulgación de carbono, se está destacando en el escenario internacional.
Bélgica, Canadá, Chile, Francia, Japón, Nueva Zelanda, Suecia y el Reino Unido están liderando la solicitud de divulgaciones financieras alineadas con el Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (TCFD). Este último fue creado para desarrollar recomendaciones sobre los tipos de información que las empresas deben divulgar para ayudar a los inversionistas, prestamistas y suscriptores de seguros a evaluar y cotizar adecuadamente un conjunto específico de riesgos, riesgos relacionados con el cambio climático.
Por su parte, Estados Unidos ha señalado que seguirá con la regla propuestas por la Comisión de Bolsa y Valores en EE. UU. (SEC, por sus siglas en inglés): La mejora y estandarización de las divulgaciones relacionadas con el clima para inversores, que postula que la crisis climática crea riesgos financieros para las empresas, lo que les obliga a divulgar sus emisiones y perspectivas respecto a la crisis climática global.
El cambio sobre la divulgación de emisiones está ocurriendo
Incluso, algunos de los inversores más grandes del mundo están a bordo. Por ejemplo, el gigante administrador de activos, BlackRock emitió una declaración en apoyo de la regla de EE. UU. que indica que la era de la divulgación voluntaria y no regulada está llegando a su fin.
Otros están de acuerdo y se han pronunciado al respecto. «Se ha hecho el caso comercial, y la medición del riesgo climático y las emisiones ahora se ve como una herramienta de preparación», señaló Elizabeth Small, asesora general y directora de políticas del grupo sin fines de lucro CDP, una organización sin fines de lucro que vincula la integridad medioambiental con el deber fiduciario a través del compromiso, la medición y la divulgación.
Además, ahora que la divulgación de carbono se vuelve obligatoria, seguramente le seguirán otros cambios. Steven Rothstein, director general de Ceres —una organización en defensa de la sostenibilidad— señala: «La divulgación es un primer paso fundamental, pero por sí sola no abordará los riesgos climáticos. No podemos resolver este problema sin contar con personas y sistemas para medirlo».
Otra de las transformación implícitas en que la divulgación de carbono se vuelve obligatoria es el crecimiento de la demanda y contratación de profesionales y tecnologías de apoyo para medir, informar y verificar, y mantenerse al día con los requerimientos de reguladores, inversores y clientes sobre los datos precisos de divulgación de carbono.
El panorama sobre la divulgación ambiental está cambiando
En un inicio, estos cambios pueden resultar confusos y afectarán sin lugar a dudas de diferentes maneras a las empresas. Puesto que habrá una estandarización más estricta destinada a disminuir la valoración errónea del riesgo climático por parte de los inversores y garantizar que los datos que proporcionan las empresas sean comparables y «útiles para la toma de decisiones».
El TCFD y el GHG Protocol, que han proporcionado los estándares para los informes sobre los Gases de Efecto Invernadero (GEI), servirán como principios fundamentales para futuras prácticas de informes. Mientras, actores clave, como la Junta de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés) —creada para desarrollar una línea de base global integral de normas de divulgación de sostenibilidad de alta calidad, desempeñará un papel integral en la gestión y auditoría de estas normas para armonizar aún más los resultados de los datos climáticos.
No obstante, las emisiones de alcance 3, que se encuentran en las cadenas de suministro, que comprende la red de personas y empresas que participan en la creación de un producto y su entrega al consumidor, son un tema infamemente difícil dentro de la divulgación, porque requieren la recopilación de datos precisos de los proveedores y contratistas.
Divulgación es eminente para detener daños ambientales
Aún con estos desafíos, se espera que, a medida que la divulgación de carbono se vuelve obligatoria en países como EE. UU., se aproveche el poder adquisitivo del gobierno para generar responsabilidad ambiental dentro de la cadena de suministro.
De acuerdo con Pankaj Bhatia, directora global del protocolo de GEI del Instituto de Recursos Mundiales, a pesar de que persisten brechas significativas en la divulgación del alcance 3 dentro de los cambios que plantean que la divulgación de carbono se vuelve obligatoria, «podemos esperar que la rendición de cuentas y la divulgación de las emisiones del alcance 3 se disparen en los próximos años debido a la magnitud de sus impactos».
Este es un nuevo llamado para que las empresas de todos los sectores comiencen a adoptar acciones inmediatas, porque la divulgación de carbono se vuelve obligatoria poco a poco.