Por: Juan José Alonso
Profesor del área de Entorno Político y Social de IPADE Business School
El aumento de temperatura progresivo ha provocado, entre otros daños, la pérdida de cinco toneladas de hielo entre 2002 y 2020 de los glaciares de Groenlandia a causa del calentamiento global y se estima que estas afectaciones aumentarán el nivel del mar poco más de cincuenta centímetros por dos grados de aumento de temperatura.
Cuando se calienta el ambiente y el agua de los océanos, se produce un desequilibrio debido a que el CO2 de la atmosfera se vuelve más ácido provocando el blanqueamiento y destrucción de los arrecifes, desarrollando una reacción en cadena negativa para la biodiversidad marina.
Datos de Naciones Unidas estiman que 90% de los arrecifes de coral en el mundo estarán en peligro de extinción en 2030 poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mundial.
Asegurar la salud de los océanos significará un crecimiento empresarial y económico pues en los últimos años el océano ha producido bienes y servicios por 2,5 billones de dólares cada año a nivel global y el valor de activos del océano se ha estimado en 24 billones de dólares, por eso las inversiones oceánicas sostenibles están en ascenso.
En octubre de 2018 aparece el primer programa de bonos azules con el Sychelles Sovereing Blue Bond, un bono soberano cuyo objetivo fue salvar 115 islas de las que forman uno de los pequeños estados insulares que se ven amenazados por el calentamiento global por la desaparición de los arrecifes de coral y por el aumento del nivel del mar.
En 1998 y en 2016 un blanqueamiento masivo mató a más del 90% de todos los corales de las islas Seychelles dejando un cementerio de corales. La muerte de éstos desencadenó el colapso del ecosistema marino, afectó los medios de subsistencia locales y eliminó la barrera natural contra las olas provocando erosiones costeras que podrían desaparecer las islas en las que viven 90 mil personas. El bono Azul de Sychelles combina la inversión pública y privada para movilizar recursos y transitar hacia una pesca sostenible y aumentar las áreas marinas protegidas.
Por el riesgo que implica para la economía, la aceleración de los bonos azules en América Latina y el Caribe ha entrado en la agenda del sistema financiero pues 25% de la población viven en las costas el Caribe están 23 países pequeños e insulares rodeados de costas susceptibles al cambio climático. Por ello, el BID Invest y Pacto Mundial publicaron en 2021 el reporte “Acelerando la emisión de bonos azules en América Latina y el Caribe” para mostrar a las empresas la información para que amplifiquen las oportunidades comerciales sostenibles en el mercado de los bonos azules debido al valor de la economía que depende de los océanos.
Así, en 2021 emite el BID el primer bono azul en América Latina dejando las bases para futuros bonos que financian proyectos en otras industrias como puertos resilientes y con bajas emisiones de carbono, la economía circular y el turismo sostenible. En julio 2023 en Colombia, el Banco Bolivariano y BID anunciaron la emisión de un bono azul para la conservación de océanos a través de promoción y ampliación del acceso a crédito para la producción sostenible de mariscos, la gestión de agua y de aguas residuales, la gestión de residuos sólidos y economía circular apoyando a las micro, pequeñas y medianas empresas en la cadena de suministros.
Detener el daño a la biodiversidad marítima, protegerá la salud de la economía del mar y los inversionistas están dispuestos a cuidarla y tener un buen retorno.
*En colaboración de Adriana Zapién.