Cada año, el 19 de septiembre genera una oleada de recuerdos y emociones entre la población. Para muchos, este día está marcado por los devastadores terremotos que ocurrieron en 1985 y 2017 y que dejaron afectaciones en la Ciudad de México y diversos estados del país. Aunque han pasado años desde aquellos eventos, el impacto en la salud mental de las personas sigue siendo profundo y esto se puede ver reflejado en su desempeño laboral.
En un reporte realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de Fuente, se encontró que después de un terremoto, hasta el 63% de las personas experimentan aumento considerable de desesperanza, disminución de la motivación, menor competitividad, pérdida del apetito o de peso, fatiga, síntomas de depresión y ansiedad. No obstante, estas manifestaciones pueden prolongarse años o reaparecer en fechas cercanas al aniversario del evento.
“La experiencia de un sismo puede afectar durante muchos años a los trabajadores. Basta recordar que algunas personas vivieron estos eventos en sus lugares de trabajo, perdieron su patrimonio o incluso a un ser querido; y eso desde luego tiene un impacto a nivel emocional que se refleja en problemas como aumento de estrés, ansiedad, falta de concentración o incluso ausentismo laboral”.
Yunue Cárdenas, Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud psicosocial de las personas en las organizaciones.
Ante esto, señala que es esencial que las empresas reconozcan el impacto que los temblores pueden tener en la salud mental de sus empleados y tomen medidas para mitigar estos efectos.
En el país, los acontecimientos graves están considerados como factores de riesgos psicosocial laboral en la Norma Oficial Mexicana 035 (NOM-035), la cual establece que los eventos traumáticos graves, que se distinguen por ser una amenaza concreta a la salud física como lo pueden ser los desastres naturales, tienen el potencial de ocasionar trastornos graves de estrés postraumático para quienes lo experimentan.
Ante esto, Affor Health recomienda:
- Sensibilización y Comunicación: Fomentar un ambiente de apertura donde todos los trabajadores puedan tener acceso a información sobre los temblores y su impacto es clave para cuidar su salud mental, así como contar con protocolos de protección civil adecuados.
“Tener un protocolo de acción ante sismos y que los trabajadores conozcan cómo actuar en caso de uno en la oficina, puede disminuir el impacto psicológico posterior que tenga en él”, comenta Cárdenas.
- Apoyo psicológico: Brincar acceso a especialistas en salud mental laboral, ayuda a que los empleados puedan contar con un profesional para lidiar con problemas como estrés o ansiedad, o incluso episodios de pánico.
- Monitoreo de riesgos psicosociales: Las áreas de Prevención de Riesgos Laborales pueden trabajar de forma conjunta con los departamentos de protección civil para mapear los riesgos psicosociales ante un potencial sismo e incluso simulacro para así impulsar estrategias conjuntas en pro de la salud de los trabajadores.
- Cuidar el ambiente laboral: El apoyo y empatía entre todos los integrantes de un equipo de trabajo es indispensable para generar un ambiente laboral saludable y que promueva la productividad. Sobre todo ante el aniversario de eventos trágicos como el 19 de septiembre.
“En este 19 de septiembre es importante hacer un llamado a todas las empresas mexicanas para que tomen conciencia del impacto que los temblores pueden tener en la salud mental de sus empleados. La salud mental es una parte fundamental del bienestar de cualquier individuo e influye en la productividad y la calidad de vida”, concluye Cárdenas.