Hace más de dos décadas, muchos de nosotros teníamos en nuestras manos un pequeño dispositivo digital que demandaba nuestra atención constante: el Tamagotchi. Ahora, en un giro sorprendente, la tecnología nos ofrece una oportunidad para cuidar no solo un ser digital, sino también contribuir a la supervivencia de una especie real: los ajolotes, de acuerdo con National Public Radio.
En lugar de apretar botones en una pantalla para alimentar o jugar, ahora podemos contribuir de manera significativa al bienestar de una especie vulnerable. La Universidad Nacional Autónoma de México ha dado vida a esta iniciativa, permitiéndonos adoptar un ajolote virtual, nombrarlo y recibir un certificado de adopción.
Ajolotes virtuales, más que un juego
El término «ajolote» se refiere a una especie de salamandra endémica de México, científicamente conocida como Ambystoma mexicanum. Es un anfibio que pertenece a la familia Ambystomatidae. Esos pequeños guardianes de los humedales de Xochimilco, se han convertido en los protagonistas de esta nueva era de responsabilidad ambiental virtual.
A pesar de sus sonrisas perpetuas, los ajolotes han estado en riesgo de extinción durante años. Hace más de dos décadas, había alrededor de 6 mil de estos diminutos anfibios por cada kilómetro cuadrado en el lago Xochimilco, en la Ciudad de México. Según Luis Zambrano, ecólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien participó en el censo de ajolotes, en el último recuento de 2014, solo quedaban alrededor de 36 ajolotes por kilómetro cuadrado.
De acuerdo con el ecólogo, aunque la población de la especie ha disminuido drásticamente, los ajolotes son más populares que nunca gracias a las redes sociales y al videojuego Minecraft. Su repentina fama en línea también ha tenido un impacto en el mundo real, con un aumento en la demanda de ajolotes en tiendas de mascotas.
Zambrano confía en que esta nueva popularidad global de los ajolotes pueda ayudar a salvar la especie de la extinción. Aunado a estos esfuerzos, la máxima casa de estudios relanzó a mediados de noviembre la campaña de adopción virtual de ajolotes, con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de proteger esta especie para la biodiversidad.
¡Salvemos a los ajolotes!
La diferencia fundamental de esta campaña radica en que se adopta un ajolote virtual al que su tutor puede nombrar y recibir un certificado de adopción. La campaña no solo busca recrear la experiencia nostálgica de cuidar un ser digital [como lo era en su momento el Tamagotchi], sino también inspirarnos a tomar medidas reales para la conservación de una especie en peligro de extinción.
Con el dinero recaudado a través de la campaña para que salvemos a los ajolotes no acumula puntos o niveles pero financia los esfuerzos de conservación para proporcionar alimento y un hábitat seguro para los ajolotes reales.
Según Zambrano, este tipo de campaña para salvar a la especie ha recibido muy buena respuesta de las personas. La misma campaña se lanzó el año pasado y recaudó casi 30 mil dólares, suficiente para mantener unos 40 refugios. Pero para que los ajolotes vuelvan a ser una población saludable, necesitarán 10 veces esa cantidad, según el especialista.
La mayor amenaza de los ajolotes es la urbanización
La mayor amenaza para los ajolotes proviene de los humanos. La creciente población de la Ciudad de México ha agotado el lago Xochimilco, donde vive la mayoría de los ajolotes del mundo. La urbanización también ha afectado la calidad del agua del humedal, lo que a su vez enferma a los ajolotes. Los peces como la carpa y la tilapia, que comen huevos de ajolote y compiten por sus recursos, también tienen parte de culpa.
Es por eso que los refugios acuáticos de la campaña pueden cambiar las reglas del juego para los anfibios, según Zambrano. Estos santuarios, posibles gracias a la instalación de filtros en los canales del lago Xochimilco, están libres de plagas y tienden a tener mejor calidad de agua que el resto del humedal. Los ajolotes desempeñan un papel fundamental en mejorar la calidad del agua. También han sido una especie apreciada en México desde la civilización azteca.
Los ajolotes son además una maravilla biológica, dada su capacidad para regenerar tejidos y mantenerse jóvenes. Según Zambrano, los científicos apenas han arañado la superficie para entender la importancia de los ajolotes. Lo que está a nuestro alcance, agregó, es proteger la especie.
«Sabemos qué hacer. Sabemos dónde hacerlo. Y sabemos que si lo hacemos en esos lugares, tendremos una población saludable de ajolotes», dijo Zambrano. «Pero si a la sociedad no le importa demasiado, no importa lo que sepamos. Se extinguirá.»