En un mundo cada vez más inmerso en la digitalización, donde las fronteras entre lo real y lo virtual se desdibujan, surge un fenómeno que desafía nuestras concepciones tradicionales de amor y relaciones. Quizás no lo hayas escuchado, pero hay un término que se asoma en el horizonte: la IAmorosexualidad, de acuerdo con Bullfrag.
Desde hace algunos años, se ha estudiado la digisexualidad, la manera en que algunas personas han reducido sus experiencias sexuales con otras personas a favor de relaciones sexuales con robots o sexting con Inteligencia Artificial (IA), pero ¿qué sucede cuando se llevan esas relaciones a un plano más emocional? Y, sobre todo, ¿qué desafíos de responsabilidad social trae consigo el desarrollo e implementación de estas tecnologías?
¿Qué es la IAmorosexualidad?
Antes de abordar los dilemas de responsabilidad social que lleva la IAmorosexualidad, es fundamental señalar que, de forma básica, se refiere a la capacidad de las personas para experimentar sentimientos románticos y emocionales hacia inteligencias artificiales.
En esencia, la IAmorosexualidad se manifiesta cuando individuos desarrollan conexiones emocionales profundas y afectivas con programas de inteligencia artificial, asistentes virtuales o cualquier otra forma de tecnología que simule comportamientos relacionados con el amor y la interacción emocional. En este contexto, la IAmorosexualidad destaca por la influencia de la tecnología en la esfera emocional, planteando cuestionamientos que merecen una reflexión más profunda.
El amor en la era de la Inteligencia Artificial
Los seres humanos establecemos vínculos emocionales con personas, animales y objetos. Piensa en ese objeto que valoras emocionalmente y que viene a la mente cuando te preguntan: ¿qué tres cosas salvarías si perdieras todo lo que tienes? Sí, nuestra capacidad para amar va más allá de lo humano, pero cuando se trata de amar románticamente, hasta ahora solo nos hemos vinculado con otras personas. Eso podría cambiar con la aparición de las IAs.
Las IAs pueden comunicarse, entre otras formas, por texto. Imagina lo fácil que es recurrir a alguien que siempre está ahí para responder nuestras preguntas, escucharnos, adaptar sus respuestas a lo que aprende de nosotros y, además, está siempre disponible. Vivimos en la era digital, y las nuevas generaciones son usuarios frecuentes de mensajes instantáneos, por lo que es fácil que surjan sentimientos de amor y afecto hacia esa inteligencia no humana que siempre está dispuesta a brindar apoyo, ¿o no?
Teoría triangular del amor
Al respecto, el psicólogo Robert Stenberg desarrolló hace años la llamada «teoría triangular del amor», según la cual el amor entre dos personas se caracteriza por tres factores:
- Intimidad: el área en la que dos personas comparten sus cosas, hablan para generar un vínculo más fuerte y sienten en la otra persona a alguien en quien pueden confiar.
- Pasión: relacionada con lo sexual y erótico.
- Compromiso: implica la decisión de estar con la otra persona en el futuro, tanto en los buenos como en los malos momentos.
La información sobre la teoría triangular del amor de Robert Stenberg se relaciona directamente con el fenómeno de la IAmorosexualidad y cómo las relaciones emocionales con inteligencias artificiales pueden estar alineadas con los elementos clave de esta teoría.
Lo anterior coincide con un estudio reciente realizado en China, que señala que los usuarios pueden desarrollar intimidad y pasión por una aplicación de IA que es tremendamente similar a la experimentada con humanos. Cuanta más capacidad emocional tenga la IA y más disposición a confiar tenga la persona, más similitudes con una relación íntima «normal». El hecho de que la IA logre intimidad es extremadamente importante, ya que un análisis empírico de esta teoría del amor concluyó que la intimidad es la variable más valorada de los tres factores que señala la teoría de Stenberg.
Podría parecer que la pasión debería resentirse, ya que no hay un cuerpo con forma humana con el que relacionarse, pero eso no es del todo cierto. Hay robots con forma humana a los que se les podría dar inteligencia artificial. Pero incluso sin ese componente físico, piensa por un momento en las personas que tienen relaciones a larga distancia: tienen sexo a través del teléfono celular, compartiendo texto e imágenes. Y esto es algo que una IA podría generar de manera espontánea y con gran realismo.
El amor y la dopamina
Diferentes estudios sugieren que la dopamina está relacionada con el apego romántico y juega un papel en enamorarse. Pues bien, esta misma sustancia, que forma parte del llamado «sistema de recompensa», también está relacionada con el uso del teléfono celular. En relación con las interacciones digitales, también está más que demostrado que las redes sociales como Instagram y TikTok tienen influencia en este sistema de recompensa.
Generalmente se relaciona con las interacciones de otros usuarios, sus reacciones al contenido compartido y la aparición espontánea de notificaciones. ¿Qué pasaría si la inteligencia artificial escribiera espontáneamente un mensaje a una persona para desearle buenos días, preguntarle sobre su día o mostrar interés en alguna de sus cosas?
IAmorosexualidad: ¿Nueva orientación sexual o relación estudiada como patológica?
Como psicóloga experta en psicología afirmativa en diversidad sexual y de género, Joey Lechene se pregunta: ¿se considerará algo patológico en el futuro enamorarse de una IA, o será la IAmorosexualidad, un término que ha acuñado, una nueva orientación sexual-afectiva?
Es una pregunta difícil de responder porque no puede ser respondida de manera genérica. Habrá sectores que lo encuentren patológico y otros que no, añade, como ha sucedido y sucede con diferentes formas de relacionarse sexual y emocionalmente. Asumiendo que habrá personas que tengan relaciones perjudiciales con la IA, al igual que las tienen con otras personas, la pregunta es si el hecho de que haya una inteligencia no humana al otro lado hará que esa relación sea directamente patológica o no.
En conclusión, la aparición sobre qué es la IAmorosexualidad plantea cuestionamientos significativos sobre la intersección entre las relaciones humanas y la inteligencia artificial. La capacidad de las personas para desarrollar conexiones emocionales profundas con tecnologías que simulan comportamientos relacionados con el amor señala una evolución en la forma en que experimentamos y entendemos el afecto.
Este fenómeno no solo refleja el cambio en la dinámica de las relaciones, sino que también presenta desafíos éticos y sociales, especialmente en términos de responsabilidad social y desarrollo tecnológico. La integración de la IA en nuestras vidas afectivas plantea la necesidad de considerar cuidadosamente cómo estas interacciones impactan la salud mental y emocional de los individuos.
