El Banco Interamericano de Desarrollo realizó el conversatorio «Mujeres Líderes y Agenda de Género: Ampliando su Impacto desde las Organizaciones Multilaterales e Internacionales», para intercambiar ideas y destacar os esfuerzos de las organizaciones multilaterales e internacionales para promover el liderazgo femenino y avanzar en la igualdad de género, en el marco de las actividades de marzo como Mes internacional de la Mujer
El organismo invitó a representes del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO); de la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial; del Foro Económico Mundial; de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD); de ONU Mujeres, y del propio BID. La discusión describió el panorama actual en materia de género, enfocándose en cuatro áreas prioritarias: 1) Mujeres en posiciones de liderazgo, 2) Acceso a financiamiento y oportunidades económicas, 3) Violencia de género, y 4) Economía del cuidado.
Fernanda García, Directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), inició la conversación destacando que, en México, 46% de mujeres participan en el mercado laboral, en comparación con 77% de hombres en esta situación. La proporción de mujeres en la economía mexicana está por debajo del promedio en América Latina y esta cifra ha cambiado muy poco en los últimos 20 años pese a los esfuerzos de organismos multilaterales y del mercado.
Así mismo, abordó un estudio realizado por el IMCO y Kiik Consultores donde analizaron empresas que cotizan en las bolsas de valores de México y, si bien su plantilla laboral se compone de 43% de mujeres, conforme avanza el nivel jerárquico, este porcentaje se reduce a 4% en direcciones generales.
Posteriormente, Jody Pollock, Oficial de Operaciones del Departamento de Género e Inclusión Económica de IFC, organización miembro del Banco Mundial, abonó a la discusión con el tema “Dónde están las mujeres en el sector privado”, donde subrayó que entre más diversidad de género hay en las empresas privadas, especialmente en posiciones de liderazgo, hay mejores resultados.
La experta del IFC puntualizó que, entre los beneficios de este tipo de políticas están: mayor productividad, más creatividad, más retorno a la inversión e incluso mejores resultados de acción climática. Sin embargo, señaló que aún existen grandes retos en materia pues, en las 9 bolsas de valores de América Latina, sólo el 14% de los Consejos están ocupados por mujeres y el 4% de direcciones ejecutivas son para mujeres.
Más adelante, Julia Hakspiel, del Foro Económico Mundial, mencionó que los avances a nivel global en materia de género están estancados, en buena medida tras la pandemia por COVID-19. De mantenerse estas tendencias en educación, salarios y acceso a poder político, tomará 130 años poder subsanar las diferencias entre hombres y mujeres a nivel global.
Pese a lo anterior, la región de Latinoamérica es la que más ha avanzado en paridad de género desde 2006, principalmente en su porcentaje de participación de las mujeres en cargos políticos. Destacó la colaboración público-privada como un mecanismo efectivo para continuar avanzando en materia de paridad de género, principalmente ante los retos emergentes en las brechas de habilidades, participación y liderazgo en nuevos sectores como STEM, inteligencia artificial y energías verdes.
A continuación, Ana García, Oficial Nacional de Género de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), remarcó que aún queda un largo camino por recorrer en materia salarial y laboral. Según investigaciones de la OIT, en los últimos 27 años la brecha de género en el empleo se redujo en menos de 2 puntos porcentuales; además, el 41% de mujeres con título universitario se encuentran en desempleo mientras que, en el caso de los hombres, sólo es un 17%.
Aunado a lo anterior, las mujeres deben compaginar responsabilidades familiares con los trabajos que eligen; lo que genera que obtengan trabajos que no son tan bien remunerados y no cuentan con prestaciones y protección social. Esto hace que haya una importante desigualdad entre hombres y mujeres, ya que estas últimas suelen enfrentar dobles o triples jornadas de trabajo, remunerado y no remunerado. Para mejorar esta situación, México ratificó el Convenio 190 sobre violencia y acoso y
comenzó su implementación el año pasado; además, desde la OIT, se está promoviendo la ratificación del Convenio 156 sobre personas trabajadoras con responsabilidades familiares; ambas normas internacionales versan sobre la continuación de medidas que permitan alcanzar la igualdad de género.
En el siguiente panel, Gina Andrade Especialista de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), abordó el tema de la violencia de género y destacó acciones que el BID ha puesto en marcha para abonar en el tema. En primer lugar, refirió la necesidad de contar con evidencia de estadísticas confiables para entender y abordar la violencia de género. Como segundo punto subrayó la importancia de incluir a los hombres desde la adolescencia para la prevención de la violencia de género.
En ese tenor, destacó la necesidad de incluir a los hombres en el cuidado familiar, la salud materna e infantil; pues este tema se encuentra ausente dentro de las políticas públicas en América Latina. Reconoció esfuerzos institucionales como la existencia de líneas de emergencia en casos de violencia y anticipó que la presencia de programas educativos efectivos, podrían modificar las normas sociales y la percepción del rol de género. Recalcó que el BID cuenta con el GDLab, una iniciativa de conocimiento sobre género y diversidad que se encarga de liderar y financiar investigaciones de impacto para generar evidencias y disminuir las brechas y desigualdades entre hombres y mujeres.
Pauline Schaal, Oficial de Proyectos en la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), señaló que implementan la política exterior francesa en todas sus operaciones, siendo el empoderamiento de las mujeres un objetivo central y buscando mejorar el apoyo y aumentar el financiamiento para lograr la igualdad de género y poner fin a la violencia.
Destacó que la AFD ha adoptado una estrategia transformadora de género que se aplica de manera transversal a todas sus operaciones y mencionó el Fondo de apoyo a las organizaciones feministas como herramienta clave de este compromiso, con el que Francia movilizó 120 mil millones de Euros de 2020 a 2022 para financiar actividades de organizaciones civiles alineadas con estos objetivos. Copatrocinado por la AFD, este fondo permite financiar proyectos concretos como “Feminist Opportunities Now”, cuya vocación es reforzar organizaciones mexicanas y colombianas como actores claves para reducir las brechas de género, facilitar su acceso a financiamientos y fortalecer el trabajo de red entre las organizaciones de la sociedad civil.
En el panel sobre economía del cuidado, Lourdes Colinas, Oficial Nacional de Programas en ONU Mujeres México, destacó que el valor económico del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa 24% del PIB nacional, lo que los vuelve un tema de política pública. Puntualizó que las mujeres dedican, en promedio, tres veces más tiempo en estas tareas y, ante ese fenómeno, el Estado debe ser garante de los cuidados como derecho y todos los sectores de la sociedad deben ser corresponsables en su redistribución. De acuerdo con la OIT, invertir en los servicios de cuidado tiene un potencial de generar casi 300 millones de empleos para 2035 a nivel global.
De igual manera, es importante vincular estos temas de cuidado con otros importantes como la violencia, ya que invertir en estos sistemas integrales permite reducir la violencia contra las mujeres, les permite obtener autonomía económica y genera empleos directos e indirectos. El BID destacó que la agenda de cuidados está en el centro de su trabajo operativo y generación de conocimiento, identificado como retos principales el financiamiento y el andamiaje institucional para avanzar en la consolidación de un Sistema Integral de Cuidados.
A manera de conclusión, las panelistas coincidieron en hacer un llamado a la acción para que los gobiernos, sociedad y organismos internacionales se involucren de manera más activa y corresponsable en la agenda de género para lograr un mayor impacto y que se pueda combatir la violencia de género, abonar en la inclusión financiera de las mujeres e invertir en los servicios de cuidado, impulsando su redistribución de manera más equitativa entre hombres y mujeres.
