La adopción de la Inteligencia Artificial (IA) se ha acelerado rápidamente en todos los sectores de la sociedad. Ha transformado innumerables aspectos de nuestra vida cotidiana, desde la atención médica hasta la logística empresarial. Es, sin duda alguna, uno de los avances tecnológicos más relevantes de la década en curso del siglo XXI.
El desarrollo de sus aplicaciones y usos pueden ser aprovechados para prácticamente cualquier ámbito. En muchos aspectos, brinda la posibilidad de abordar desafíos globales compartidos. Sin embargo, detrás de su aparente eficiencia y utilidad, se esconde un aspecto menos visible pero igualmente importante: los impactos ambientales. El costo ambiental que esta práctica conlleva es sumamente grande. impactos ambientales de las IA
¡Esto es lo que tienes que saber sobre los impactos ambientales de la IA!
¿Cómo funcionan las IA?
La IA es una rama de la informática que se centra en el diseño de sistemas informáticos inteligentes. Estos sistemas son capaces de aprender y razonar. Su objetivo es reproducir los procesos de pensamiento asociados a la mente humana, como la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Los algoritmos de IA requieren una potencia computacional extensa. Esta tecnología se ha utilizado para mejorar la productividad, la eficiencia y la seguridad en todos los aspectos de la vida moderna.De acuerdo con el portal Ecológica Life, existen varios tipos de IA:
- IA estrecha (IA débil): Sistemas de IA diseñados y entrenados para una tarea específica, como los sistemas de recomendación como los que utiliza Netflix.
- IA general (IA fuerte): Sistemas capaces de comprender, aprender y aplicar conocimientos en distintos ámbitos. Algo parecido a lo que pueden hacer los humanos.
- IA superinteligente: Una forma futura de IA que superaría la inteligencia humana. Esta IA podría sobresalir en todos los trabajos económicos y actividades humanas. Por tanto, tendría efectos transformadores en la sociedad.
Para el uso de estas herramientas a menudo se lleva a cabo en sistemas informáticos de alto rendimiento, que demandan un consumo de energía sustancial. Los centros de datos, requieren una cantidad de energía computacional para funcionar de manera efectiva.
De acuerdo con el reporte del Heraldo, estas infraestructuras necesitan un 40% más de energía para refrigerarse. Algunos estudios han afirmado que el entrenamiento de una IA durante un día contamina lo mismo que cinco coches en todo su ciclo de vida. Cualquier herramienta de IA pasa por cuatro fases:
- Producción
- Transporte del “hardware”
- Fase de operaciones
- Fin de su vida útil y generación de basura electrónica
La demanda de IA está creciendo a la velocidad de la luz. Con ChatGPT, por ejemplo, se espera que crezca un 37 % de 2023 a 2030. Según Grand View Research, empresa de inteligencia de mercado. Esa predicción es vista por algunos como una subestimación importante.
Impactos ambientales de las IA impactos ambientales de las IA
1.- Se requiere de mucha energía para su fabricación
Aunque la IA ofrece un potencial inmenso para la optimización y la automatización, su funcionamiento a menudo implica un consumo sustancial de energía.
Según datos del Portal MONGABAY, producir un chip de IA requiere entre diez y quince veces más energía que fabricar un chip estándar. Esto se debe a que el aprendizaje automático de la IA precisa de un tipo diferente de procesador informático, denominado unidad de procesamiento gráfico (GPU, por sus siglas en inglés), que utiliza modelos para realizar tareas cada vez más complejas.
2.- Se utilizan cantidades elevadas de electricidad para mantenerlas en funcionamiento
Las GPU devoran enormes cantidades de energía. Mientras que en 2020 se necesitaban unos 27 kilovatios-hora de energía para entrenar un modelo de IA, en 2022 esta cifra se elevó a un millón de kWh, un impresionante aumento de 37 mil veces. Toda esta potencia de cálculo requiere enormes cantidades de electricidad y agua para refrigeración.impactos ambientales de las IA
En los Estados Unidos, la demanda de IA en rápido crecimiento está lista para impulsar el consumo de energía de los centros de datos a aproximadamente el 6% del uso total de electricidad del país en 2026, lo que agregará más presión sobre las infraestructuras de la red y resaltará la necesidad urgente de soluciones sostenibles para respaldar el avance continuo de la IA.
Un reporte del Washington Post recientemente advirtió que la demanda de energía de la IA podría sobrecargar e incluso colapsar la red eléctrica de Estados Unidos.
3.- Genera residuos electrónicos no reciclables
Su tiempo de vida es relativamente corto y contribuye a la acumulación de residuos electrónicos y deja una huella de carbono significativa.
Según un reciente informe conjunto de varias agencias de la ONU, cada año se producen aproximadamente 50 millones de toneladas de residuos electrónicos y eléctricos, los llamados “desechos electrónicos”, que equivalen al peso de todos los aviones comerciales jamás construidos. De esto, solo se recicla correctamente el 20%.
4.- Utilizan grandes cantidades de agua impactos ambientales de las IA
Junto con esto viene un gran aumento en el uso del agua. Según un estudio reciente de la Universidad de Massachusetts Amherst, el entrenamiento de un único modelo generativo de IA puede consumir hasta 284.000 litros de agua.
Además, el entrenamiento del modelo de IA puede provocar la evaporación de una cantidad asombrosa de agua dulce en la atmósfera para disipar el calor de los centros de datos, lo que podría exacerbar la presión sobre nuestros ya limitados recursos de agua dulce.
En el artículo “Inteligencia artificial sostenible: implicaciones, desafíos y oportunidades medioambientales” se sugiere que, para el 2027, la demanda mundial de agua solo para fabricar chips y refrigerar centros de datos de IA podría igualar la mitad del consumo del Reino Unido.
Se espera que todos estos impactos ambientales de la IA aumenten considerablemente, se proyecta que la demanda mundial de energía aumentará exponencialmente hasta al menos 10 veces el nivel actual y superará el consumo anual de electricidad de un país pequeño como Bélgica para 2026.
5.- Falta de regulación en países de América latina
Los centros de datos están proliferando en todo el mundo para satisfacer la demanda, pero sobre todo en América Latina, región considerada como una ubicación estratégica por los gigantes tecnológicos.
Sin embargo, activistas y académicos exigen que los gobiernos dejen de dar el visto bueno a la aprobación de nuevos centros de datos y que se realice una evaluación completa de los impactos del ciclo de vida de la IA. Se requiere que se establezcan nuevas normativas para frenar el creciente daño social causado por la IA.
¿Hacia la IA sustentable?
La inteligencia artificial puede ser también un aliado contra el cambio climático y para lograr un planeta más sostenible. Este impacto positivo se puede implementar tanto en las fábricas como en los hogares.
Este tipo de sistemas contribuirá a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los edificios. En los que son inteligentes, la IA optimiza el uso de la energía, controlando parámetros como iluminación, clima y otros sistemas.
El impacto de la inteligencia artificial en el planeta se puede llevar a cabo mediante una serie de estrategias encaminadas a rebajar el uso de energía. La primera de ellas es mejorar la eficiencia de los modelos. Por otro lado, se puede optar por utilizar energías renovables.
Prácticas como la virtualización de servidores contribuirán a que los centros de datos sean más sostenibles. Por último, se puede actuar sobre los sistemas de refrigeración de las infraestructuras, que representa entre el 33% y el 40% del consumo energético total del lugar.
A nivel de sistema, la gestión holística de los recursos informáticos y no informáticos es esencial para construir sistemas de IA sostenibles. Su eficacia para mitigar el impacto ambiental se ha demostrado en sistemas del mundo real, como la plataforma de computación inteligente en carbono de Google.
Además, los operadores de centros de datos han aplicado diversas estrategias para alcanzar emisiones netas cero, entre ellas el desarrollo de parques solares a gran escala y la adquisición de créditos de energía renovable.
Asimismo, en reconocimiento del agua dulce como un recurso social vital, los líderes de la industria se han fijado el ambicioso objetivo de lograr un uso positivo del agua para 2030 , reponiendo más agua de la que consumen.
