Uno de los enemigos invisibles del medio ambiente son los microplásticos. Éstas pequeñísimas partículas pueden causar daños inmensos a los ecosistemas y también a la salud de las personas, sin embargo, existen muy poco estudios que investiguen el daño real que están causando a la tierra. Sin embargo, existen muy pocos estudios sobre microplásticos.
De acuerdo con Alianza por la Salud Alimentaria, la contaminación generada por microplásticos puede llegar a afectar a más de 100 mil animales marinos y provoca la muerte de 1 millón de aves al año. Y en el caso de las ciudades grandes como la CDMX un habitante de la CDMX puede consumir hasta 70 mil piezas de plástico al año, acumulando miles de partículas en los pulmones.
Ante la preocupación que desatan las consecuencias de estos hechos, el portal U.S. Right to Know informó sobre dos nuevos estudios que subrayan la urgencia de investigar sobre los microplásticos, ya que los riesgos pueden ser catastróficos. ¡Entérate!
¿Qué son los microplásticos?
El término microplástico se refiere a los diminutos fragmentos de partículas de plástico, de 5 mm o menos, que persisten en el entorno natural y provienen de fuentes como neumáticos, textiles, fertilizantes recubiertos de plástico y pintura. Se pueden encontrar en alimentos, bebidas cosméticos y debido a la sobreexplotación de este material cada vez se encuentran en sitios más cotidianos. La exposición a ellos puede causar riesgos para la salud y la biodiversidad.
De acuerdo con el estudio del Prof. Richard C. Thompson publicado en la Revista Science, se han detectado microplásticos en todo el cuerpo humano, con evidencia emergente de efectos negativos a gran escala.
Los microplásticos entran en ríos y océanos sin filtrar a través de las aguas residuales. Según el Instituto Fraunhofer, cada año, tan solo en Alemania, llegan al medioambiente unas 330 000 toneladas de microplásticos, lo que equivale a 4 kg por persona al año. La evaluación global de 2020 de la UICN que estima un total combinado de entre 0,8 y 3 millones de toneladas por año.
Incluso, científicos ha encontrado microplástico en el cerebro humano que afecta en el sentido del olfato, lo que sugiere cual es la ruta potencial para que el plástico ingrese al cerebro.
Comprendiendo el impacto de los microplásticos
El profesor Richard C. Thompson, que ha dirigido el estudio «Veinte años de estudios sobre la contaminación por microplásticos: ¿qué hemos aprendido?» alude a la creciente preocupación de la comunidad científica y la importancia de las negociaciones internacionales para considerar medidas y abordar la contaminación por microplásticos.
Su objetivo es poner sobre la mesa las pruebas claras sobre la urgencia que requiere saber a qué se enfrentan para así crear posibles soluciones y minimizar los riesgos de consecuencias no deseadas.
«No se conoce la velocidad a la que los macroplásticos se fragmentan en microplásticos, ni el grado en que los microplásticos potencialmente se fragmentan en nanoplásticos, ni los plazos necesarios para que los plásticos se mineralicen. Una mayor comprensión de estas tasas significaría la transformación para la evaluación de riesgos»
Richard C. Thompson
Los investigadores, dirigidos por la Dra. Anna Kukkola, han señalado que la falta de pruebas sobre microplásticos en cosméticos y productos de cuidado personal que no requieren enjuague significa que no se investigan aspectos significativos de la contaminación por microplásticos.
Esto también significa que los impactos de las emisiones de microplásticos de estos productos se pasan por alto cuando se trata de regulaciones y legislación. De los casi 2.400 productos que el equipo revisó en 38 estudios, solo dos eran productos que no requieren aclarado. Varios jabones, exfoliantes corporales, exfoliantes faciales y pasta de dientes comprendían la mayoría de todos los productos analizados.
“Estas partículas acabarán en elcuerpo de las personas o en plantas de tratamiento de aguas residuales o vertederos, desde donde pueden llegar a los entornos acuáticos y continuar con la cadena de contaminación»
Dra. Anna Kukkola, investigadora de la Universidad de Birmingham
Además se ha dicho que los investigadores y los reguladores en éste tema ignoran en gran medida los posibles riesgos para la salud y el medio ambiente que entrañan los productos cosméticos y de cuidado personal que no se aclaran. Destacando que se necesitan acciones inmediatas para comprender mejor cómo se degrada el microplástico en general y tomar precauciones.
El futuro dependerá de la ciencia
Después de examinar más de 7.000 estudios de investigación sobre microplásticos, el Profesor Thompson y sus colegas coinciden en que aún existen lagunas críticas en el conocimiento. Alentando a los investigadores a involucrarse en problemáticas en las que puedan contribuir a comprender y mejorar el planeta.
El profesor dirige el Instituto Marino de la Universidad de Plymouth, es fundador y dirige la Unidad Internacional de Investigación sobre Basura Marina. Entre sus investigaciones está un mapeo de la distribución global de microplásticos desde el hielo marino del Ártico hasta las profundidades marinas.
Una de las propuestas que se hacen para comenzar con la comprensión de los fenómenos al rededor de los microplásticos es la velocidad a la que el plástico de gran tamaño (macroplástico) se descompone en microplásticos. Y hasta qué punto el microplástico puede fragmentarse en partículas aún más pequeñas (nanoplásticos). También se desconoce el tiempo que tarda el plástico en convertirse en sustancias minerales.
La falta de regulación
De acuerdo a sus conclusiones otro tema a abordar es la regulación y un control exhaustivos de todos los microplásticos de los productos cosméticos. Según sus resultados, los marcos regulatorios globales actuales se centran únicamente en las emisiones de microplásticos de los productos que se enjuagan.
En 2023 México el Senado de la República reformó el artículo 269 de la Ley General de Salud para prohibir en la elaboración, importación y comercialización de productos cosméticos el uso de microplásticos añadidos intencionalmente para exfoliar, pulir o limpiar. Esto se muestra como un avance que abre la puerta a nuevos estudios sobre microplásticos y la oportunidad de trasicionar hacia una industria más consciente.