La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos ha generado preocupación en el sector de la economía verde y entre los defensores del cambio climático. Durante su mandato anterior, Trump promovió políticas de desregulación en favor de la industria de los combustibles fósiles y manifestó un escepticismo abierto hacia el cambio climático.
Su regreso a la Casa Blanca representa un retroceso significativo en los compromisos adquiridos por EE.UU. hacia el desarrollo sostenible y la economía verde. Es fundamental analizar cómo este escenario afectará las políticas climáticas nacionales y los esfuerzos globales para reducir emisiones y promover un crecimiento económico sostenible.
Desmantelamiento de la regulación ambiental y climática
Trump se ha caracterizado por impulsar políticas que benefician a los combustibles fósiles, a través de la limitación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la promoción de la explotación de recursos naturales. Durante su mandato previo, la desregulación incluyó desde la reducción de estándares de emisiones hasta el debilitamiento de políticas para la preservación de tierras y recursos naturales. En un entorno donde los gobiernos deben impulsar urgentemente medidas para combatir el cambio climático, estas políticas suponen un retroceso.
Esta postura contrasta con la administración de Biden, que había adoptado medidas contundentes para restaurar las políticas ambientales. Con la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act, IRA), se habían destinado más de 369 mil millones de dólares en incentivos para energías renovables, infraestructura de vehículos eléctricos y tecnologías limpias. Con la administración Trump de regreso, es probable que este desarrollo se detenga, debilitando el compromiso de Estados Unidos con el Acuerdo de París y afectando directamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 7 de energía asequible y no contaminante y el ODS 13 de acción por el clima.
Impacto global de las políticas nacionales
El papel de Estados Unidos como líder en sostenibilidad y cambio climático es crucial para la cooperación internacional. Durante su presidencia anterior, Trump retiró a EE.UU. del Acuerdo de París, debilitando los esfuerzos colectivos para reducir las emisiones de carbono. La falta de compromiso de EE.UU. con el cambio climático representa un golpe para los esfuerzos globales, ya que muchos países dependen de la financiación y el liderazgo estadounidense para avanzar en sus propios objetivos climáticos.
El ODS 17, que promueve alianzas para lograr los objetivos, establece que la cooperación internacional es esencial para el desarrollo sostenible. En este sentido, la ausencia de un liderazgo positivo de EE.UU. debilita estos esfuerzos conjuntos. La ISO 26000, que se enfoca en la responsabilidad social y el impacto ambiental de las organizaciones, destaca la importancia de la rendición de cuentas y la transparencia en las acciones de sostenibilidad. El debilitamiento de los mecanismos de reporte ambiental y de reducción de emisiones en esta nueva administración es contrario a estos principios y reduce la credibilidad de las acciones climáticas a nivel corporativo y gubernamental.
Efectos en el sector privado y la inversión verde
Una administración Trump podría frenar el impulso de la inversión verde y la economía circular, afectando sectores que habían avanzado gracias a políticas de incentivos en sostenibilidad. Los subsidios para energías limpias promovidos por Biden han incentivado a empresas de tecnología y energías renovables a adoptar prácticas más sostenibles. Este cambio ha mostrado ser viable y rentable; el informe Diversity Matters de McKinsey sugiere que la sostenibilidad y la inclusión en las prácticas empresariales son fundamentales para el éxito financiero. Sin embargo, el retorno a políticas que favorecen a industrias de alta emisión de carbono podría frenar estas inversiones y poner en riesgo los avances logrados en sostenibilidad corporativa.
Asimismo, el abandono de políticas de sostenibilidad en Estados Unidos tiene efectos indirectos en otras economías, especialmente aquellas que exportan bienes a EE.UU. Esto podría impactar negativamente los esfuerzos de los países en desarrollo por alcanzar sus propios objetivos de sostenibilidad, debido a que muchas de sus estrategias de exportación están alineadas con prácticas sostenibles que requieren de inversión y apoyo externo.
La responsabilidad corporativa en tiempos de incertidumbre política
La ISO 26000 proporciona una guía para que las empresas adopten prácticas de responsabilidad social que incluyan el respeto por el medio ambiente y las prácticas laborales justas. En tiempos de incertidumbre política y retrocesos en la normativa ambiental, es crucial que las empresas mantengan su compromiso con estas prácticas. Un estudio de McKinsey resalta que las empresas que invierten en prácticas inclusivas y sostenibles no solo tienen mejores resultados financieros, sino que también muestran una mayor resiliencia ante crisis económicas y políticas.
El concepto de sostenibilidad corporativa, promovido por la ISO 26000 y los ODS, sugiere que las empresas tienen una responsabilidad social que va más allá de las leyes nacionales. Esto incluye la adopción de prácticas de producción responsables, la promoción de la igualdad de género y la participación activa en el desarrollo de las comunidades locales. En un contexto en el que las políticas nacionales no respaldan estas prácticas, las empresas deberán asumir un rol proactivo y autosuficiente para garantizar que sus operaciones se mantengan alineadas con los principios de sostenibilidad.
Implicaciones para la justicia climática y la equidad social
Un aspecto fundamental que se verá afectado por el retorno de Trump es el enfoque en la justicia climática. Las políticas de sostenibilidad actuales buscan no solo reducir las emisiones, sino también abordar las desigualdades que provoca el cambio climático. Las comunidades más afectadas por los efectos climáticos suelen ser las más vulnerables, y la falta de políticas efectivas para mitigar estos impactos profundiza la desigualdad. La Agenda 2030 de los ODS establece la justicia climática como un componente crítico, y el compromiso de EE.UU. con la equidad ambiental es crucial para que otros países también se alineen con estos principios.
El HeForShe Male Allyship Toolkit resalta cómo la equidad social y de género es crucial para la sostenibilidad. Un compromiso genuino con el desarrollo sostenible implica reconocer y abordar los impactos del cambio climático y las políticas ambientales en todas las comunidades, especialmente en aquellas con menos capacidad para adaptarse. La administración de Trump probablemente disminuya el apoyo federal a programas de justicia climática, exacerbando las desigualdades existentes.
La sostenibilidad bajo amenaza
La presidencia de Donald Trump representa una amenaza considerable para los esfuerzos globales de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático. Su historial de desregulación y apoyo a los combustibles fósiles sugiere que su regreso a la Casa Blanca implicará un retroceso significativo en las políticas ambientales. Este cambio no solo afectará a los Estados Unidos, sino que también tendrá un impacto global, ya que muchos países dependen de la cooperación y el liderazgo estadounidense para avanzar en sus propios compromisos de sostenibilidad.
En este contexto, el sector privado y la comunidad internacional enfrentan el desafío de mantener los esfuerzos en sostenibilidad, incluso en ausencia de apoyo gubernamental. La implementación de estándares como la ISO 26000 y el compromiso con los ODS serán fundamentales para que las empresas sigan promoviendo una economía verde y equitativa. Además, la justicia climática y la equidad social deben seguir siendo prioridades, tanto para los gobiernos como para las empresas, para garantizar un desarrollo verdaderamente sostenible y justo.