OnlyFans ha emergido como una de las plataformas más controvertidas del siglo XXI, atrayendo millones de usuarios y generando ingresos multimillonarios gracias a la venta de contenido sexualmente explícito. Defensores de la plataforma argumentan que ofrece una oportunidad única para que hombres y mujeres moneticen su contenido y alcancen independencia financiera. Este discurso de “empoderamiento” ha desatado un acalorado debate sobre la comercialización del cuerpo y su impacto en la sociedad moderna.
Sin embargo, detrás de esta narrativa aparentemente progresista, se oculta una realidad sombría. Investigaciones periodísticas y legales han expuesto casos de abuso sexual en OnlyFans, revelando que la plataforma funciona como un espacio seguro para tratantes de personas y explotadores sexuales. Según una investigación de Reuters, basada en denuncias policiales y testimonios de víctimas, la plataforma ha sido utilizada para lucrar con el sufrimiento de mujeres sometidas por medio de engaños, amenazas y coerción.
OnlyFans: un refugio para explotadores sexuales
OnlyFans, con su modelo basado en la venta de contenido sexualmente explícito, se ha convertido en un refugio para tratantes y explotadores sexuales. Investigaciones y testimonios de sobrevivientes revelan que muchas mujeres han sido engañadas, drogadas, aterrorizadas, privadas de su libertad y abusadas sexualmente para producir videos explícitos que luego son comercializados en esta plataforma.
Reuters dio a conocer uno de los casos más estremecedores sacados a la luz hasta el momentos: una joven de Wisconsin, que fue explotada sexualmente por Austin Koeckeritz, quien tras su inofensiva descripción en un blog donde dijo ser «un empresario, un artista y un estudiante de psicología», ocultaba estar ganando dinero por subir el contenido explícito de la joven a OnlyFans sin su consentimiento. Según documentos judiciales, la víctima fue drogada y sometida a actos sexuales mientras era grabada. “Me quitaron todo: mi autonomía, mi seguridad y mi vida”, declaró la víctima durante el juicio.
La mujer de Wisconsin conoció a Koeckeritz en 2020, él la trató bien, la llevó a un museo y le prometió viajar por el mundo. Empezaron a vivir juntos rápidamente pues, según la víctima, creyó que estaban enamorados. “Vaya si me engañó”, dijo la jóven en una entrevista, pues al poco tiempo Koeckeritz la aisló de su familia y amigos y comenzó a violentarla, pues, según consta en las declaraciones judiciales, la pateaba, la aplastaba hasta dejarla sin aliento, además de violarla repetidamente.
Luego, en 2021, Koeckeritz la obligó a realizar actos sexuales en línea. Según las declaraciones, el victimario le dijo a la chica:
“Podríamos ganar 5 millones de dólares y luego vivir de eso”
Dichos de Koeckeritz según las declaraciones de la mujer de Wisconsin.
La mujer de Wisconsin era forzada a producir contenido para OnlyFans y otros sitios pornográficos, entre ellos Chaturbate y MyFreeCams, fundada por el mismo propietario de OnlyFans, Leonid Radvinsky, durante 60 horas semanales bajo la supervisión de Koeckeritz. No había descanso, ni siquiera cuando ella estaba enferma, ya que él se lo negaba y si ella quería terminar antes el “trabajo”, él le exigía sexo oral.
De acuerdo con los fiscales, la chica reunió 422 mil dólares, mismos que su abusador desvió a cuentas bajo su poder, de los cuales sólo le dio 2 mil dólares a ella. Además, el victimario amenazó con dispararle a la familia de la mujer si intentaban rescatarla. La mujer declaró que se sentía totalmente agotada por los abusos de Austin y las exigencias de hacer fotos para OnlyFans y transmisiones en vivo:
“Mi cuerpo estaba a punto de morir. No estaba segura de si iba a morir por el agotamiento físico y el abuso de tener sexo sin parar o si simplemente iba a terminar con todo por mi cuenta”.
Declaraciones de la mujer de Wisconsin.
Aunque la denuncia de la mujer de Wisconsin procedió, muchas otras víctimas de abuso sexual en OnlyFans aún esperan justicia debido a la falta de mecanismos eficaces para identificar y sancionar a los responsables.
Además, expertos señalan que la debilidad en los procesos de verificación de identidad de la plataforma facilita que tratantes usen perfiles falsos o controlen cuentas a nombre de sus víctimas, ocultando sus actividades ilícitas tras la fachada de legalidad que ofrece OnlyFans.
Estos casos de abuso sexual en OnlyFans solo son la punta del iceberg…
Lamentablemente, los casos de trata y explotación sexual que conocemos son los pocos que se han logrado sacar a la luz, pero muchos más permanecen en penumbras. Otro de los casos que evidencia cómo OnlyFans se utiliza para trata y explotación sexual es el de los esposos Ruiz y Santiago. Según las investigaciones, ambos dirigían una red de explotación sexual utilizando perfiles falsos en OnlyFans para lucrar con el contenido explícito que sus víctimas eran obligadas a crear.
Las víctimas, en su mayoría jóvenes en situación vulnerable, eran engañadas con promesas de empleo legítimo, solo para ser sometidas a condiciones inhumanas, incluyendo amenazas y violencia física. Aunque las autoridades lograron desmantelar esta red, gracias al testimonio de una sobreviviente, los expertos advierten que es difícil identificar a los responsables en esta plataforma debido a las medidas de seguridad que protegen la privacidad de los usuarios. Esto convierte a OnlyFans en un lugar ideal para que tratantes oculten sus actividades ilícitas:
“Este es solo uno de los casos descubiertos; muchos otros permanecen en la sombra”
Investigador del caso.
Técnicas de explotación y enriquecimiento ilícito que están siendo replicadas
Los casos de Andrew Tate y Vlad Obuzic han expuesto cómo tratantes y explotadores sexuales utilizan estrategias sofisticadas para someter a sus víctimas y obtener ganancias millonarias en plataformas como OnlyFans. Estas técnicas no solo evidencian un problema estructural en el modelo de negocio de la plataforma, sino que también están siendo replicadas por otros delincuentes alrededor del mundo, generando una preocupante red de imitadores.
Andrew Tate empleaba el método de «noviazgo falso», en el cual seducía a mujeres jóvenes y las convencía de iniciar una relación sentimental. Una vez ganada su confianza, las manipulaba emocionalmente para que produjeran contenido explícito en OnlyFans, prometiendo compartir las ganancias pero reteniendo la mayoría de los ingresos. Según las autoridades, Tate generó millones de dólares mientras sus víctimas eran controladas mediante amenazas, aislamiento y manipulación psicológica.
Por otro lado, Vlad Obuzic, quien admitió haber aprendido estas tácticas de Tate, utilizaba una estrategia más directa. Reclutaba a mujeres bajo falsas ofertas de empleo en Europa del Este, atrayéndolas con promesas de trabajo legítimo. Una vez captadas, las víctimas eran obligadas a producir contenido explícito mediante amenazas de violencia física y represalias contra sus familias. Según los informes judiciales, Obuzic gestionaba múltiples perfiles en OnlyFans, utilizando la seguridad que ofrece la plataforma para ocultar su identidad y operar con impunidad. Las investigaciones también revelaron que había estudiado cuidadosamente las técnicas de Tate para perfeccionar su propio esquema, ampliando su red de explotación y asegurando ganancias millonarias.
La declaración de Obuzic sobre haber modelado su modus operandi con base en las prácticas de Tate es una muestra alarmante de cómo estos métodos de abuso y explotación no solo prosperan, sino que también son imitados y adaptados por otros tratantes. Mientras plataformas como OnlyFans no refuercen controles estrictos para prevenir estas actividades, seguirán siendo terreno fértil para que estos esquemas de sometimiento y enriquecimiento ilícito se multipliquen.
¿Y si empezamos por cuestionar la narrativa que perpetúa el abuso sexual en OnlyFans y otros sitios?
OnlyFans, al igual que otras plataformas de pornografía presuntamente lícita, se ha convertido en un refugio para tratantes y explotadores sexuales que disfrazan su actividad bajo una fachada de consentimiento y empoderamiento. Estos delitos siguen siendo una amenaza predominante para hombres y, principalmente, mujeres que son obligadas a fingir consentimiento, perpetuando una industria multimillonaria basada en la cosificación de las personas.
Es crucial cuestionar la narrativa que normaliza el consumo de contenido sexualmente explícito como una actividad inofensiva. Numerosos estudios han demostrado los daños psicológicos, emocionales y sociales asociados a esta práctica, tanto para quienes participan como para quienes consumen. En una cultura adoctrinada para aceptar el consumo de contenido explícito, urge desmantelar los sistemas que perpetúan la explotación y demandar una regulación efectiva para prevenir que plataformas como OnlyFans sigan siendo herramientas para el abuso sexual en OnlyFans y la explotación humana.
Combatir esta problemática no solo implica proteger a las víctimas, sino también reeducar a una sociedad que debe dejar de ver la explotación como entretenimiento y rechazar cualquier forma de lucro basada en el sufrimiento humano.